EL RAP DE LA LISTA

Nunca te equivoques, mira bien la lista,
esto-es-un-rap-y-salta-a-la-vista.
No te equivoques, salta a la vista,
este es el rap: el rap de la LISTA.
Este rap, por si no lo sabes,
es el de la LISTA de teléfonos del AVE.
Hace referencia sólo a los nombres,
que algunas veces se ocultan y esconden…

ALCAIDE RUS se llama
seguido por un tal EUGENIO ALJAMA;
le sigue JOSÉ-CARLOS AMORÓS,
y ya van más de dos.
ARRANZ ARGÜELLES viene de la cama
seguido por ATIENZA, el de la RAMA;
y luego BARCELONA y el RINCÓN,
delante de BERNAL, (ese soy yo).
FERREIRA y BURGOS, BLANCO sobre BLANCO,
y allende la frontera
CAETANO ROMERA
delante de OSKAR KANO,
ese que a todos trata como a hermanos.
CAPEL y CARPINTERO
delante van de OLLERO,
mientras CASTRO con CRESPO y con REMELLA,
DEL MORAL y BUSTILLO,
le dan a la botella
cuando comen pimientos del piquillo.
Lo mismo que DURAN: DURAN ALONSO;
lo mismo que DURAN, el chiquitillo.

No lo pienses más, salta a la vista:
este rap es el rap de la LISTA.

ALFONSO DOMÍNGUEZ ALONSO, de la mano
de un señor que se llama SEVILLANO
delante van de ESCARDA y ESCOBAR,
que a su vez preceden a ESTEBAN VELASCO,
lo mismo que a FUENTES e igual que a GALÁN.
Les siguen los GARCÍA que cinco son:
de la ROSA, del RÍO, OCHOA-MATEY
y FÉLIX, el soñador,
y MANOLO SÁNCHEZ, grandote y vividor.
Corriendo va PARRADO en camiseta;
detrás GÓMEZ GARCÍA, al lado GÓMEZ ZALVE,
y luego FONTANEDA comiendo sus galletas.
LOZANO va en el coche con CARRERO;
GALACHE con PATÓN, en esta lista,
delante van de HEBRERO.
En este rap me pone en un brete
un tal IDÍGORAS, IGNACIO, NAVARRETE.
Dos JIMÉNEZ, el CANO y el CIRUELOS
delante van de LAMBAS, el niño YUGUERO.
Y PACHECO sigue con su eterno enfado
ante LÓPEZ MARTÍN, el LUNA y el LAVADO.
En esta LISTA MATILDE y LUMBRERAS
preceden a JULIO y MARTÍNEZ ROLDÁN
a los que les siguen MELERO, QUINTERO
y mi primo secreto MORENO BERNAL.
MORENO LORITE; JESÚS MANZANARO,
con MANCHO y MANOLO CANCHADO
preceden en la LISTA y en el papel
a MUÑOZ GARCÍA y a EDUARDO MUNTANÉ.
A NAVARRO y a BENITO les sigue BAILÓN,
y detrás PABLO GIL y PASTOR SIMÓN.
GOMEZ, GUMIEL, RUANO y SIMÓN,
los cuatro señores, PÉREZ son;
y POLAINA, RAMÍREZ y REGUERA
preceden a RIVERA.

En el rap de la LISTA del AVE y la jarana
son cuatro los RODRÍGUEZ que le siguen a LARA:
dos son MARTÍNEZ; uno es MORENO;
y a un tal IGNACIO le sigue un ROMERO.
Después viene MIRÓN, el yerbabuena,
seguido de CATENA;
y a la zaga van DAZA y SALAZAR
seguidos de SAN JUAN.
Al pobre de BRETAÑO le pintan una novia
seguido de SEGOVIA,
mientras PEDRO SERRANO
una vuelta se daba en Puertollano…
SUÁREZ precedía
a JOSÉ-MARI TAGUA y a TEBA DÍAZ,
mientras que va VIGARA
seguido de PAVÓN y de VERGARA.
Y con VIVAS ya casi termino,
porque ya sólo me queda de la LISTA: VIZCAÍNO.

Este es el rap de la LISTA del AVE,
son todos los que están, aunque más caben.
Nunca te equivoques, mira bien la LISTA,
que faltan nombres salta a la vista.
Quiero que sonrías y que te divierta
este rap, que pretende abrir la puerta
de la sonrisa y del desenfado
en estas Navidades y en el próximo año.
No pierdas el ritmo y canta este rap,
es casi seguro que te gustará…
Nunca lo olvides, mira bien la LISTA,
este rap, salta a la vista,
es el rap, por si no lo sabes,
de los nombres de la lista de teléfonos del AVE.


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A FRANCISCO ESCOBAR HERVÁS

Te vemos cabizbajo
sentado ante la mesa del brasero
con la calculadora
sacándole las cuentas al puchero.
La cesta de la compra
se agita en la ventana desde enero
y corre, presurosa,
mermando las reservas del cajero.
Las noches de sereno,
el llanto-ruiseñor de madrugada,
biberones, pañales,
la falda-pantalón, la guateada…
Nunca será aburrida
tu casa: debe ser un palmeral
de juegos y carreras,
de manos y miradas de cristal…
Los dedos de una mano
ni sobran ni te faltan, compañero,
para contarlos todos
del último retoño hasta el primero.
(Paciente y divertida
coger tu dedo quiere la pequeña,
te clava sus pupilas,
ardientes ascuas de encendida leña).
Nos tienes preocupados.
Sonámbulo te vemos cada vez
que vuelves de Sevilla
volando con el AVE de las tres.
Tenemos que hacer algo,
ayer mismo Miguel me lo decía:
a Paco lo cogemos
y le pagamos la vasectomía.


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¡Enhorabuena!

Nada más que felicitaros por el maravilloso resultado del Premio para Alumnos y ex-alumnos del Centro de Poesía José Hierro, donde Helena Rodríguez ha sido ganadora y donde como finalistas han quedado, Pedro Bernal, Carmelo González, Marisol Huerta y María Jesús Silva. Es para mi un orgullo inmenso que todos seáis alumnos de mi clase -premiados y no premiados- y quiero haceros constar desde aquí mi alegría y mis felicitaciones.

Nada más. ¡Enhorabuena!
URCELOY

FELICIDADES

Felicidades a los compañeros de la clase de Creación Poética que han ganado, premio y menciones. Helena ,Pedro, Carmelo, MªSol y MªJesús. Un abrazo a todos. LA CLASE.

EL CHATO GODOY

Resplandecen tu risa y tu mirada
que te llenan la cara
de optimismo cordial, desenfadado
y es tu entrega total, no reservada
para las cosas buenas o las malas:
eres muy radical y apasionado.

Tu voz delata orgullo por tus venas
cuando estalla y resuena
en medio de la lid y el desafío
y es inflexible, férrea la cadena,
dorada o de latón, no de condena,
que te ata a tu trabajo en el estío.

Llevaste toneladas en vagones,
viajeras y viajeros a montones,
en el Talgo y el Ter fuiste puntero
y suman en tu andar varios millones
-kilómetros de vía y estaciones-,
por toda España y por el extranjero.

Oculto en el respaldo de tu silla
ordenas las cuartillas,
los folios y los partes de incidencias,
mientras tu mente activa
repasa los secretos de la criba,
de la recolección y de la siembra.


Amigo y compañero en la enseñanza,
presto siempre a la chanza
que lima y atempera la aspereza,
eres depositario de palabras
que sabes, atesoras y que callas
en tu dedicación y en tu experiencia.

En nombre de la gente que te quiere
permíteme, si puedes,
perder con estos versos sólo un rato:
queremos que los años no te pesen.
Que como siempre sigas en tus trece…
Y que respondas si te llaman CHATO.

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El señor BERRIOS

Por el pasillo angosto, a la derecha
de la sala de los informadores,
se encuentra la guarida contrahecha
de Berrios, el de los ordenadores.

Debajo de diskettes y carpetas
medita su razón más enigmática:
poner a los papeles etiquetas
y resolver problemas de informática.

Dispara con sus dedos la saeta
que incrusta de inmediato en la pantalla,
y elabora la pócima secreta
contra el virus, que borra con metralla…

Esperamos que cumpla la promesa
de la fabricación de un buen programa
para llevar el tren desde la mesa
del salón, del estar; desde la cama…

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El señor ÁNGEL LÓPEZ FERNÁNDEZ-PACHECO

Ángel bajó al andén a mediodía
para cambiar de vía
esa máquina mocha, sucia y fiera
pegada a la topera,
liberada del Talgo, que salía
camino de Entrevías.
No es que faltara nadie que quisiera
cambiarla a la primera,
sino que López siempre prefería,
-cuando le apetecía-
cambiar alguna Rama postinera
de la segunda vía a la tercera…
Y es que Fernández siempre padecía,
según todos decían,
de mono, de morriña o lo que fuera,
por la cabina entera
de la Rama, la Máquina y la vía;
de los viajes, de su fantasía.
No es que le guste ser el candelero
que siempre va el primero.
Tampoco es que le canse estar en casa:
-tendría poca guasa-.
Vestirse con corbata y con chaleco:
¡Eso quiere Pacheco!


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haiku

Veo los pájaros
juntos se alejan rápido
llega la lluvia.

El señor JOSÉ IGNACIO EIRIZ VILPIDO

José: me reprochabas,
entre bromas y risas y lamentos
de voz, cada mañana,
por no estar en el rap aquel del cuento.
Ignacio: te creías
que del rap te me habías descolgado.
Dolido te veía
y un poco serio y triste y amargado.
Subido a tu atalaya
desde donde se pierde y gana vista,
tal vez se te olvidara
facilitar tu número a la lista
y, desasosegado,
Eiriz Vilpido, no reconocías
estar equivocado
y las culpas a mí me dirigías.
Admítelo, Vilpido:
en la lista quisiste mantenerte
oculto y escondido,
celoso de tu fama y de tu suerte.
Tu hablar desenfadado
de Nacho-Iñaqui-Vilpi; tu dilema
en Reyes me ha brindado
compensarte con este mal poema.
Sensible a tus deseos
por la inmortalidad que da lo escrito,
¡sea!, dalo por hecho
y acéptame la silva que te brindo.

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COMANDANTE DURAN

El paso firme, decidido el gesto
y la mano tendida al compañero,
encaras el problema frente a frente:
balaustrada, bastón, agarradero.

La copa de la vía en tu camino
apuraste de un sorbo una mañana
y al otro día, desde la barrera,
quedaste convertido en balaustrada.

Narraciones, intrigas, historietas
descubrías colgado en tu balcón
y al aire las lanzabas, a los vientos,
así te convertías en bastón.

Una tarde templada,
entre los fríos días de febrero,
prendido en el perfume de una flor,
te convertiste en noble agarradero.

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EPITAFIO


Yo tenía veinte años
y la RENFE solo seis
cuando ingresé de Aspirante
el año cuarenta y seis

Las líneas ferroviarias
de diversas Compañías
se juntaron solidarias
con igual filosofía

Se formó una gran empresa
con el mismo ancho de vía,
con una sola cabeza
para dichas compañías.

Estar en RENFE era honroso
y con ella solidario,
orgulloso me sentía
del quehacer ferroviario.

La tracción era el vapor,
era el carbón la energía
y el mejor ordenador,
la gente de más valía.

Sinfonía de colores
creaba con ilusión,
y en poetas y pintores
la fuente de inspiración.

La música en los alcores
del silbato del vapor
y el ruido de los factores
manejando el compostor.

Son estampas entrañables
que ya nadie puede ver
hermosas e inolvidables
perdidas en el ayer.

La vida en RENFE fue dura,
nadie previó su futuro,
prácticamente ni un duro
invirtió la dictadura.

Le nació la competencia
por los cielos y la tierra,
pesó como una sentencia
el plan de la carretera.

Los cargos de los factores,
de los Jefes de Estación,
mandos medios e Inspectores,
quedan en devaluación.

Ya no existen Guardafrenos,
Jefes de tren, ni Lampistas,
ni Encendedor, Fogoneros,
ni Torneros, ni Chapistas.

Los obreros se reducen
y decrecen los Factores:
los altos cargos relucen:
hay casi más Directores.

De esta plantilla gentil
de gran profesionalidad,
que excedía los cien mil,
no queda ni la mitad.

Pensé que la democracia
construiría mejor,
pero han hecho una desgracia:
ha sido un cambio a peor.

No se convoca a Concurso
para elegir al mejor:
el procedimiento al uso
es el dedo elegidor.

El mérito es la lealtad
al jefecillo mandante,
que es el cultivo ideal
de pelotas y reptantes.

Han amputado sus vías
en un acto ignominioso
y ha tocado a Andalucía
el corte más numeroso.

Y la Vía de la Plata
que forjaron los romanos,
la democracia la cierra
sin un temblor en las manos.

Ignorando que fue historia
en las rutas del transporte,
se aísla con vanagloria
la zona sur de la norte.

Los bienes acumulados
con honesto testimonio,
se han diluído en el viento
vendiendo su patrimonio.

La RENFE de la unidad
que la posguerra parió,
rota para siempre está:
¡no la conoce ni Dios!

Primero fueron las Zonas,
luego las Delegaciones,
y llegaron las Gerencias
llenas de contrataciones.

Como nada funcionaba
alguien se inventó las UNE
que tal como se esperaba
es lo que mejor desune.

En parcelas ha quedado
la gestión. Con avidez
la razón del ente público
sirve al de simple interés.

Te dejo, RENFE querida,
a bárbaros entregada
en once trozos partida
y medio privatizada.


Clemente de la Calle de la Calle
Sevilla, 26 de febrero de 1.991
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EL SEÑOR BERNARDINO

Nervioso te adivino
ante la mesa, atado.
Buscas en el teclado
la suerte de Aladino.

Hojas, papel, ricino,
carpetas y tabaco
amenazan atraco
a tu mesa de pino

Pareces atrapado
en el retel tramado
que marca tu camino.

Soldados, generales…
A todos das avales
amigo Bernardino.


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CRISTINA PERI ROSSI

(En estos momentos dialoga con los internautas en El Pais hasta las 7 de la tarde)

PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA

Me llaman de una editorial

y me piden que escriba

cinco folios sobre la necesidad de la lectura

No pagan muy bien

¿quién podría pagar bien por un tema así?

pero de todos modos

necesito el dinero

así que enciendo el ordenador y me pongo a pensar.

sobre la necesidad de la lectura

pero no se me ocurre nada

es algo que seguramente sabía cuando era joven

y leía sin parar

leía en la Biblioteca Nacional

y en las bibliotecas públicas

leía en las cafeterías

y en la consulta del dentista

leía en el autobús y en el metro

siempre andaba mirando libros

y me pasaba las tardes en las librerías de usados

hasta quedarme sin un duro en el bolsillo

tenía que volver a pie a casa

por haberme comprado un Saroyan o una Virginia Woolf

Entonces los libros parecían la cosa más importante de la vida

fundamental

y no tenía zapatos nuevos

pero no me faltaba un Faulkner o un Onetti

una Katherine Mansfield o una Juana de Ibarbourou

ahora la gente joven está en las discotecas

no en las bibliotecas

yo me hice una buena colección de libros

ocupaban toda la casa

había libros en todas partes

menos en el retrete

que es el lugar donde están los libros

de la gente que no lee

a veces tenía que seguirle durante mucho tiempo

las huellas a un libro que había salido en México

o en París

una larga pesquisa hasta conseguirlo

No todos valían la pena

es verdad

pero pocas veces me equivoqué

tuve mis Pavese mis Salinger mis Sartre mis Heidegger

mis Saroyan mis Michaux mis Camus mis Baudelaire

mis Neruda mis Vallejo mis Huidobro

para no hablar de los Cortázar o de los Borges

siempre andaba con papelitos en los bolsillos

con los libros que quería leer y no encontraba

por allí andaban los Pedro Salinas y los Ambrose Bierce

la infame turba de Dante

pero ahora no sabía decir para qué maldita cosa

servía haber leído todo eso

más que para saber que la vida es triste

cosa que hubiera podido saber sin necesidad de leerlos

Cuando habían pasado cinco horas yo todavía no había escrito

una sola línea

así que me puse a escribir este poema

Llamé a los de la editorial

y les dije creo que para lo único que sirve

la lectura

es para escribir poemas

no puedo decirles más que eso

entonces me dijeron que un poema no servía,

que necesitaban otra cosa.

MEMORIAS DE ÁFRICA

I

En el andén resuena y en la Rama,
igual que el trueno suena en la tormenta,
la voz entrecortada, sin afrenta,
por la radio, del Técnico que llama.

"— En la tercera pones el Triana;
encabeza la cuarta para el treinta;
y a los cuarenta y cinco o los cincuenta
bájate al Cerro la de la mañana…."

Y cuando su atención no lo requiere,
cuando cesan la prisa y la reyerta,
le invade una sutil melancolía.

— ¿Qué te pasa, muchacho?; ¿quién te quiere?
¿Qué problema te acosa y desconcierta?
¿Por dónde van tus penas hoy, García?

II

Se había levantado el otro día
desde la colchoneta de la cama
con sueño, con legañas; con pijama,
y al baño se metió Félix García.

Andaba pensativo; enmudecía.
Se rascaba los pelos de… la espalda.
Recordaba la corta minifalda
de la moza que loco lo traía.

En su sed de aventuras, olvidaba
la red que le sumía en el dilema
del sexo y del amor. Quería estar

en África. Se fue sin su guayaba.
Buscaba la raíz de ese problema
que tanto le impedía descansar.

III

En vuelo regular se desplazaron,
con Félix, unos cuantos de los suyos,
y entre risas nerviosas y murmullos
junto a Jhoanesburgo aterrizaron.

Al duro Calahari descartaron.
Buscaban la jarana y el barullo
del bicho, de la selva, del capullo…,
y por el Trasvaal se encaminaron.

Félix tomaba notas, impaciente.
Con signos y por señas se entendía
con el Zulú, el Swazi y el North Soto.

Les preguntaba cosas a la gente:
del campo, de la selva tan bravía…
Todo lo registraba muy devoto.

IV

Botswana. Su frontera franquearon.
Dejaron Gaborone y al cebú.
Saludos dedicaron en Bantú
a un blanco capataz que se cruzaron…

En un hermoso barrio Bosquimano
bailaron al compás de los tambores.
(Rugen en la espesura los albores
del sol austral y del león hermano.)

Y Félix se encaraba, frente a frente,
con suma diligencia y cortesía,
ante la noche negra y deslumbrada

de aquella Bosquimana complaciente,
(ni siquiera sostén los sostenía,
y firmemente al aire los llevaba…).

V

En Zambia lluvia, lagos, selva y agua…
El Mweru y el Bangwelu. El gran Zambeze.
Nubes de espuma nacen, suben. Crece
el cauce de la fosa del Luangwa.

Por los montes Muchinga regresaron.
Bajaron por la falla hasta Lusaka.
Visitaron las tribus Bemba y Nyanka,
y un día, con los Tonga se quedaron.

Félix no se perdía ni un momento
para tomar un cálido contacto
con la Nyanja, la Bemba y la Zulú.

Pero fue con la Tonga, muy contento,
con la que descubrió, con mucho tacto,
el misterio del blanco y la Bantú.

VI

Me dicen que volvió feliz García
y en el mesón de siempre se juntaba
con gente que en el AVE trabajaba,
en cena de hermandad y compañía.

Y Félix, a los postres sonreía.
Desde una silla, en bable, recitaba:
del África la historia rescataba
y el nudo del problema resolvía:

"— Decíase de Adán, que descansaba,
y de sus inquietudes se aliviaba,
cogido a los rincones de una cueva

sin luces, sin final, con humedades
-y con olor a pis y a humanidades-,
en sitio propiedad de una tal Eva.”


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FÉLIX

(Caminas por la trocha y el sendero
que lleva desde el pueblo a la montaña,
llenándote del aire mañanero,
ardiente y fresco, de la nieve blanca.
El paso alegre de tu andar ligero
va marcando la estela de tu planta
entre los árboles, sobre el albero,
dejando los problemas a tu espalda…
Bordeas esos riscos con esmero,
y van, camino haciendo, tus pisadas:
horizontes descubres en tu ascenso,
y con el viento se te ensancha el alma.
Descubres en tu ruta nuevos retos:
el arroyo; la duna; la quebrada…;
la encina que corona aquel otero;
el bosque de los pinos y las hayas…
Discurren por el valle, y en secreto,
negras, calladas y profundas aguas
que en la sierra perturban el silencio,
puras y cristalinas, cuando saltan.
Te saludan las aves desde el cielo,
y te espían los corzos; y se espantan
y corren a contárselo al rebeco,
retozando contentos con el alba.
El camino se torna más estrecho,
pero vas consiguiendo en la alborada
la identificación con el helecho
y la paz que te brinda la montaña.
Impregnado de amor, henchido el pecho
te sumerges entre las hierbas altas…,
y una voz te susurra desde el techo):

— ¡Despierta, Félix! ¿Dónde va la Rama?


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EL DÉCIMO DE NOVILLO

¿Adónde vas, Miguel, tan apurado,
paseando, vestido de bonito,
por los fríos andenes, casi helado?

Intuyo que has calmado tu apetito:
que acabas de comer en el Asturias
las fabes con morcón y cafelito.

Quema tu boca la tranquila furias
y al curro resignado te diriges
con humo de placer y de lujurias.

Con la Rama voy yo. Tú el TALGO eliges.
Cruzaremos la sierra en un suspiro
y hasta más ver. Adiós. (Tú me corriges:)

me pides que te traiga sin respiro,
corriendo hasta Triana como galgo,
un décimo del número en retiro,

y a la vuelta nos vemos. (Se lo traigo
para tentar la suerte de Novillo,
por si de su canción me toca algo,

aunque sólo nos dé para un anillo.)
El 22 es dentro de unos días.
Prepara diligente tu bolsillo.

Luego recordaremos estas vías
con la nostalgia propia del ayer
reverenciándolo con fruslerías.

Mas no te me acongojes si el crupier
del de San Ildefonso, por edad,
no acierta nuestro número premier:

pues tengo la perceptibilidad
de que más venturoso es quien acepta
la vida que le trae la Navidad:
amor y paz y, a veces, una cesta.


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LA PASARELA

Divina ceremonia
es la de despedir al pasajero:
sonrisa y parsimonia
del último vagón hasta el primero.

Me dices, Vizcaíno,
mirando de reojo a la Pantoja,
que adelante el destino,
que acorte los minutos y las horas.

Comprendo, compañero,
tu prisa por llegar, mirar y ver
la cara del viajero
que pasa, desde el borde del andén:

El corro de mirones
que cerca y apabulla a la famosa;
codazos y empujones
por verla, por tocarle…, cualquier cosa.

Las niñas y los niños
con cara suspicaz y de sorpresa
llevados de la mano
con la solicitud de la Gerencia.

Ese señor tan serio
con traje de solapas y txapela;
la chica del sombrero
vestida de satén y con chinelas…

Escultural y hermosa
la de la minifalda y el carrito,
(sus senos dos pelotas
que saltan al compás de sus pasitos.)

El "yuppi"; la extranjera;
el viejo; la maleta, y el paleto…
Curiosa pasarela,
ésta que se ha inventado don Alberto.


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LA CANCIÓN DE PEPE

Ana se llama la niña
y Pepe se llama él.
Viven juntos un romance
hecho de luna y de miel.

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Con su carrito cargado
vende risas en los trenes,
bebidas y bocadillos,
chuches, almendras y nueces.

Ella lo espera sentada
cuando vuelve del viaje.
Con sus besos y caricias
sus alegrías comparten.

Una semilla en su seno
nace de luz y añoranza;
viva promesa de cielo
que los llena de esperanza.

La vida ya no es un juego
que los lleve y que los traiga;
El fruto de aquellos besos
los unirá en la batalla.

Viven unidos, felices,
una vida complicada;
con sus besos y caricias
tienen la dicha soñada.


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CARAS

A la llegada a destino
esperan los guardias.

Con su mirada felina
ocultan garras.

Escrutan los recovecos
como estatuas.

Tantean los panderetes,
ventanas, tablas,

buscando con los nudillos
alguna cámara.

Al final, con cara dura,
falsa palabra,

preguntarán sin apuro
cuanto o nada.


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SÁNCHEZ-DRAGO

Ayer llevé a Don Fernando.
Iba a Soria pura y fría.
Un sol hermoso lucía.
El cielo azul. Yo guiando.

A Soria el tren caminando
avanzaba por la vía.
Don Fernando transcribía
fichas que iba descartando.

Y en la estación de destino,
-Soria fría, Soria pura-,
barre la escoba, zaino

en su recuento de altura,
un hermoso pergamino
de toros y sepultura…


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RED BULL

Pétalos descoloridos

en el frasco de los sueños,

guardan cenizas de encuentros

en hojas de calendario.

Vacío de palabras, y

aglomeración de prisas

por el pavimento lleno

en acera a la deriva.

Tecleo SOS con aviso,

espero tu información

en la bandeja de entrada.

Con gasolina redbull

enciendo apagadas hélices,

dispuesta a volar.

cuándo tú lo quieras.

LOS QUITES DE ORTEGA CANO

El de los palos quiebra en el envite
y tropieza, desbarra y se cabrea…
Embiste el toro desde la capea,
y Ortega Cano, pronto, sale al quite.

Delante de Belmonte y de Belchite
capotes da Rocío a la platea,
-bravo toro que canta y que jalea-,
y Ortega, enamorado, sale al quite.

Treinta y uno de agosto. Vuela el AVE
camino de Madrid desde Sevilla.
Pedro Bernal lo lleva de la mano.

Entra en Atocha mágico, suave
y resbala al bajar la escalerilla…
Y al quite lo sujeta Ortega Cano.


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LA rutina

Las cosas se suceden en la vida
e ignoras por qué causa
a la gente, ese día,
dejas en la estacada.

No fueron avatares del destino,
tampoco el frío ni el agua,
que fue el reloj de números y pitos
quien hizo que saliera de la cama.

Una nueva jornada se despierta
y antes de que la sombra se alejara
un duende se propuso corregir
el hilo del programa.

Hay una sola vía, pocos trenes
que paran y no paran
cuando vienen y van y se dirigen
hacia distinta plaza.

El trabajo empezó. Llovía mucho.
La tierra está empapada.
Agua rebosa el mozo de amarillo
y la paquetería descargada.

Siguen su ritmo, cumplen el horario
los trenes de la pérfida mañana
y la gorra rezuma goterones
que brillan en la grasa.

Se acerca el mediodía. El agua cede.
Un rayito de azul se desparrama
y el duende que se cruza:
con un billete hace una jugada.

El umbral de la tarde. Ferrobuses
cruzan en la parada.
Viajeros bajan, suben y lo pierden
en medio de la nada.

Hay días que no estás para las duras
y ves que se desgajan
los planes que tan bien habías tejido
con tela y hojarasca.


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MANUEL ESPINOSA, EL LOLO (cantaor)

Yo soy como un niño grande
lleno de fe y de respeto
por la caza, por el cante,
por el vino y…, por un beso.

Me gusta subir al monte
por sentir el aire fresco;
y al rincón donde se esconden
la guitarra y el flamenco.

Son mis manos y mi cante
poesía y sentimiento
que derramo con el arte
que llevo metío dentro.

Son mis ojos chispeantes
las aguas de un mar sereno
que reflejan al instante
alegría o desconsuelo.

En el campo, de temores
el labrador está lleno;
y debajo de la tierra,
en la mina, los mineros.

Los sudores a raudales
que me traspasan el cuerpo,
son las penas y los males
que castigan a mi pueblo.

Desgarradora y radiante
es mi voz, que canta al pueblo,
cuando digo sus pesares
con todo mi sentimiento.

Soy cantor de soleares,
de alegrías, de flamenco,
de seguidilla y verdiales…,
y del fandango soy preso.


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PACO

Amigo en la distancia, compañero,
en las duras labores de los días,
fuiste, tal vez, aquello que querías
aunque no culminaras tu sendero.

Era tu gesto grave, muy severo,
distante, reservado parecías.
Algunas paradojas escondías,
pues te desenvolvías con esmero.

Erudito, formal, emprendedor
de firme y cimentada trayectoria,
tenías un futuro seductor.

Un golpe seco te tomó: la noria
del tren te lleva en brazos del honor.
Cuánto saber perdemos con tu gloria.


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Antonio, Rafael

Con el sabor amargo, desagradable y dulce,
de quien trabaja un día tras otro, como ayer,
con los sentidos puestos en el oscuro túnel,
os veo, compañeros, Antonio, Rafael.

Que fuera Nochebuena ningún sentido tiene
para quien nunca tuvo la fiesta de guardar:
ni santos, ni bautizos, ni bodas, ni festejos
de familiar sentido; como la Navidad.

A la cadena atados, rodando por las horas,
historias de la vida, del mundo, del amor,
habréis soñado juntos dentro de la cabina,
del pueblo, de la novia, del hijo, del mayor…

Congojas, alegrías, venturas y pesares,
marcaron el destino, la estela sobre el mar,
y en esa noche triste, tras el último susto,
en el Salto del Fraile llegasteis al final.

Unidos en la noche más larga de la vida,
la túnica sagrada del ángel vestiréis
al lado del Nacido, tierno, amoroso, justo…;
tal vez nuestro camino con mimo velaréis.


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EL SEÑOR "RABANITO"

Cara descarnada, fino su bigote,
un par de copas de más,
el hombre que dicen El Rabanito
se presentó a trabajar.

Desde ese momento,
empezó a meterse con el personal.

— "Yo no soy del bueblo,
ni de la ciudá;
soy autoridá. Que nadie me dosa.
Darme los papeles que voy a firmar."

Siempre con la corza, -una o dos copitas-,
vivía en un mundo irreal,
y en ese viaje no se figuraba
la patada que le iban a dar.

Enfermo, dolido, se vio relevado
sin entender la verdad:
cuando más gritaba,
le desocuparon de su autoridad:

en una parada, en medio del campo,
lejos de cualquier ciudad,
lo echaron del tren, y se vio tirado,
sin mando, sin sombra, sin techo. Sin bar…


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EL SEÑOR TEODORO

Todas sus cosas al aire…
Quiso dejar en la tierra
ese recuerdo imposible
de ocultar en sementera
en actitud nada digna:
papeles llenos de letras
entre sus manos, oculto
por zarzales y traviesas.
Pero no fue voluntario
al escondite, su guerra
era llegar a la choza,
abrir y cerrar la puerta
y salir…, pero no pudo
aguantar tanta certeza,
y tuvo que desviarse
al campo. Junto a la cerca
vivió nervios, ganas, risas,
desazones y revueltas…
Mira que lo ha dicho veces:
nunca más en la bodega,
-el alivio que sentía
era placer de bandera-,
todas sus cosas al aire
por un café de taberna.


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EL MAÑO

Habla el maño. Bajo el cielo
obreros, una cuadrilla
retranquea la madera
de la caja de la vía.
Habla el maño de los cambios,
del espadín…, de la china;
y del calor que le abrasa;
y del canario que pía…
Habla el Maño. Los expresos
en su carrera porfían,
y pasan, pasan…, y habla
bajo el sol, en la cabina.
Habla el Maño. Hay un deje
dulce en su voz. Debería
guardar palabras amables
para sus próximas citas…
Habla el Maño. Como el agua
de una fuente cantarina.
Ya no sé cómo rogarle
que apague su sinfonía.


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EL SEÑOR LUIS

Declama versos sin cuento
en cuanto se sube al tren,
con una canción chipén
en su pecho corpulento.
Luce mostachos al viento,
canosos de tanta vía,
y de tanta poesía:
es, interpretar, su sueño
de castizo madrileño.
Pero se cruzó el tranvía…

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EL SEÑOR PEDRO

Hoy no es un día gris
-Don Pedro Peralta guía-;
las nubes tan deseadas
en los cristales salpican.
El azul se ha revestido
de telarañas calinas,
y una ventisca serrana
las zarandea y vacía.
El día se despertó
limpio de tramas lucidas,
—algún copo de algodón
eran leves adivinas
del agua-, negras lo son
ahora: y él lo decía:
—hoy lloverá, lo aseguro
por éstas—, y se dolía,
delante de su pupitre
de conducción, de la herida
restañada, rancia y seca
que en una pierna tenía,
una herida que sufrió
en San Fermín, -y le pica-,
en una noche de luna
llena, de tienta y sequía,
(según las lenguas, los topes
de una mañana perdida,
saltando de una ventana,
huyendo de cierta ninfa…),
pero no es el día gris
porque Peralta guía.


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EL SEÑOR TINíN

Es un cachondo mental.
Su vida tiene
esa poquita de sal
con la que viene.

Es persona muy cabal:
como una avispa
pone su toque cordial
con mucha chispa:

Punto de humor y salero,
de alegre chanza,
su palabra es un sombrero
lleno de danza.

Ignorarlo es imposible:
con seriedad
te conduce imprevisible
a su verdad.

Él no lo quiere aceptar,
pero no ignora
que es un cachondo mental
hora tras hora.

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EL SEÑOR AGUILERA

Aguilera,
maquinista de primera,
con urgencia mañanera
se despertó antesdeayer:
rebuscaba
entre sábanas y almohada
a su esposa enamorada:
la buscaba por doquier.
Y en la noche
de Granada, en el invierno,
a su sueño madrileño
le contesta con tesón
su costilla,
que en la distancia tenía
igualita pesadilla
de amores y de pasión…
Unos días,
unas horas, un momento
para ese feliz reencuentro
de Antonio y su compañera,
y después
satisfacción, alegría,
deseos que se cumplían…
Es el sueño de Aguilera.

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EL SEÑOR JOSÉ

Hoy es el día nueve del noveno,
finales de un verano bochornoso
de un año triste, seco, caluroso.
Hay una nube gris de tierra y cieno.

Por las estepas áridas y grises
de la extremosa tierra castellana,
-una vega verdea muy lejana-,
surcamos valles. Buscan las perdices.

Las horas languidecen en el día,
cada minuto pesa como el plomo,
traqueteamos por la dura vía,

y a los mandos del tren, con un asomo
de singularidad y de alegría,
JOSÉ MORENO, sabio. Con aplomo.

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EL SEÑOR ALEGRE

(Sin decir nada)



Se fue sin un adiós.
Tal vez de madrugada…
Quizá sin enterarse
como a veces nos pasa.
Se fue sin despedirse.
Se fue sin decir nada…
Algunos lo lloramos
-la gente de su casa…-
Muchos otros sentimos
su marcha inesperada.
Nos deja en el olvido.
Cuántas horas pasadas…
Alguien recordará
sus historias, sus chanzas…
Ninguno lo esperábamos.
Se fue. Sin decir nada.

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EL SEÑOR VÍCTOR

Forman pareja genial
Víctor Martín y Canfranc.

Riendo van en la marcha,
a la par que el tren serpea,
por los llanos de Castilla,
o entre Murcia y Cartagena.

Marcha le dan al trabajo
con sus chanzas y sus puyas.
Cantan sones; nunca callan;
son continuas sus trifulcas.

Cualquier granito de arena
donde tropiecen los dos,
alegra su recorrido
con una buena razón.

Con tormenta o con calor,
si llueve como si escarcha,
nunca se van a callar.
A los dos les va la marcha.

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