martes, 28 de enero de 2014

DESDE LA PENUMBRA


Juan Gelman

ROPERO

Esa ropita tuya que
tiene tu olor y apareció entre mis ropas
silencioso el total tal vez amándose
temblando lejos de los dos
lejos como los dos
al fondo del cajón.

©Juan Gelman

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DESDE LA PENUMBRA

9


Mañana está tan lejos…
(Aletean visillos
por el suspiro quedo de tu ausencia,)
la jornada tan dura…,
(y velo tu desvelo en esta luz confusa.)

Después de todo, mereció la pena
soñar un paraíso
minutos antes de morir el día,
y en el sueño vivirlo como si fuera cierto.
(El paraíso es cierto si se vive,
aunque dure un instante…)

Abandona tu ser en el olvido
de las redes del sueño.
Mira qué lejos queda la alborada.

©pbaediciones


martes, 21 de enero de 2014

DESDE LA PENUMBRA


GORRIÓN

No olvido. No se aleja
este granuja astuto
de nuestra vida. Siempre
de prestado, sin rumbo,
como cualquiera, aquí anda,
se lava aquí, tozudo,
entre nuestros zapatos.
¿Qué busca en nuestro oscuro
vivir? ¿Qué amor encuentra
en nuestro pan tan duro?
Ya dio al aire a los muertos
este gorrión, que pudo
volar, pero aquí sigue,
aquí abajo, seguro,
metiendo en su pechuga
todo el polvo del mundo.

©Claudio Rodríguez


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DESDE LA PENUMBRA

8


Ha girado tu cuerpo hacia el océano
fundido en la penumbra.

En el silencio oscuro
noto cómo rastrea temerarios
perfiles imprecisos.

Bajo el azar revuelto de la ropa,
advierto que dibuja,
con pinceladas mudas de la noche,
siluetas escabrosas
en el escorzo de mis horizontes.

Hay un cálido tacto de lenguaje doliente
explorando profundos territorios,
como cuando la sed quema los labios
en busca del oasis,
y la mano bucea bañada en humedades…

¿Tal vez mañana, amor?,
¿tal vez mañana?


©pbaediciones


martes, 14 de enero de 2014

DESDE LA PENUMBRA



"Que cuando me parezca que he caído,
porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.
Que si alguien me golpea muy fuerte
sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo
de la fuente serena."

©Antonio Colinas
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DESDE LA PENUMBRA

7

Luce tu disposición con la noche compromiso,
aunque germina la duda de conocer el hechizo
que cerrará tus pestañas en la linde de un suspiro
de cansancio, de nostalgia, o de fervores precisos,
porque cesas tu jornada con el ánimo caído.
Ese desfallecimiento es territorio marchito
por el que voy a mirarte con el respeto debido:
nada te demandaré. Discretamente te brindo
mi buenas noches, mi beso de devoción, no de olvido,
para que sea tu sueño sereno, claro, tranquilo,
antes de darte la espalda sin enfado, sin un guiño
de culpa, de desengaño, ni de reproche. Reprimo
alterar tus intenciones… Pero me tocas, me giro,
roza tu luz en mis ojos, pones en un beso tibio
el fuego de tu candela, y en la noche nos fundimos.

©pbaediciones

martes, 7 de enero de 2014

DESDE LA PENUMBRA



CANCIÓN DEL CORSARIO

En su fondo mi alma lleva un tierno secreto
solitario y perdido, que yace reposado;
mas a veces, mi pecho al tuyo respondiendo,
como antes vibra y tiembla de amor, desesperado.
Ardiendo en lenta llama, eterna pero oculta,
hay en su centro a modo de fúnebre velón,
pero su luz parece no haber brillado nunca:
ni alumbra ni combate mi negra situación.
¡No me olvides!... Si un día pasaras por mi tumba,
tu pensamiento un punto reclina en mí, perdido...
La pena que mi pecho no arrostrara, la única,
es pensar que en el tuyo pudiera hallar olvido.
Escucha, locas, tímidas, mis últimas palabras
-la virtud a los muertos no niega ese favor-;
dame... cuanto pedí. Dedícame una lágrima,
¡la sola recompensa en pago de tu amor!...


©Lord Byron
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DESDE LA PENUMBRA

6


Huimos de las luces por la esquina
de la desierta calle, mientras dudan
los ímpetus del día. La mirada,
por el azar de un vuelo, se refugia
en el comedimiento de tus labios,
brillantes en la sombra. Se columpia
el péndulo de un dedo desvelado,
y en la cadera la tensión inunda
un algo nuevo de sedal y calma.
Entre palabras y silencios luchan
erráticos los cuerpos inocentes
sustrayéndose al eco de la luna,
que busca destruir en cada roce
de mi mano y tu mano la penumbra.


©pbaediciones