martes, 29 de abril de 2014

DESDE LA PENUMBRA





EL MUNDO QUE YO NO VIVA

El mundo que yo no viva
lo pensé como cosa extraña,
como arca de maravilla.
Ay de mi vida

Allí ¿sonará la lluvia
junto al fuego las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?
Y tú ¿la gentil sonrisa?

¿Brillará en el papel que siembro
la negra flor de la tinta?
Ay de mi vida

¿Será posible que vengan
los amigos y que "era" digan
"un hombre, y te quiso mucho"
y "mucho" llorando digas?

Es el mundo que no conozco,
Atlántida sumergida.
Ay de mi vida.

Allí las palmeras echan
esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen.
Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños,
de púrpura el mar se agría,
Ay de mi vida.

Más limpio que agua de oro
es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas
ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto
al que el nombre del fruto diga.
Ay de mi vida.

Ese mundo no es el mío:
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora
- ay - de mi vida.




© Agustín García Calvo


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DESDE LA PENUMBRA

22


Ayer, cuando mi boca,
como valle dispuesto a ser vencido,
a tu labio se abrió, y derrochamos
toda la sed inmensa de la noche,
sellamos alianza.

Mañana, en el recuerdo del olvido
de mi ayer, de tu ayer,
sin haber aventado las cenizas
de nuestra combustión,
tendremos la palabra.

Roto el reloj de arena en el ahora,
una vez más la seda se resiente,
y en el sendero entre tu yo y el mío,
precario como el hielo que se funde,
se funde, diluido en la enramada

de tu cuerpo mi cuerpo.


©pbaediciones


martes, 22 de abril de 2014

DESDE LA PENUMBRA



...te vas, pero te quedas para siempre
en cada filigrana de tus libros...

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SÁBADO:

El animal que llora,
ése estuvo en tu alma antes de ser amarillo;
el animal que lame las heridas blancas,
ése está ciego en la misericordia;
el que duerme en la luz y es miserable,
ése agoniza en el relámpago.

La mujer cuyo corazón es azul y te alimenta sin descanso,
ésa es tu madre dentro de la ira;
la mujer que no olvida y está desnuda en el silencio,
ésa fue música en tus ojos.

Vértigo en la quietud: en los espejos entran sustancias
corporales y arden palomas. Tú dibujas juicios y tempestades
y lamentos.

Así es la luz de la vejez, así
la aparición de las heridas blancas.


© Antonio Gamoneda

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DESDE LA PENUMBRA

21


Mensaje corto, breve.
Mensaje lento, largo.
Mensaje por encargo.
Mensaje de relieve.

Mensaje porque llueve.
Mensaje sin recargo.
Mensaje de letargo.
Mensaje de la nieve.

Mensaje que te mando.
Mensaje que te llega.
Mensaje que te alumbra

y se oscurece cuando
tu réplica se niega
a entrar en mi penumbra.


©pbaediciones


martes, 15 de abril de 2014

DESDE LA PENUMBRA




ENTRO, SEÑOR, EN TUS IGLESIAS

Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,
si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?
Te lo pregunto por si no sabías
que ya a muy pocos tu Pasión redime.

Respóndeme, Señor, si te deprime
decirme lo que a nadie le dirías:
si entre las sombras de esas naves frías
tu corazón anonadado gime.

Confiésalo, Señor. Solo tus fieles
hoy soy esos anónimos tropeles
que en todo ven una lección de arte.

Miran acá, miran allá, asombrados,
ángeles, puertas, cúpulas, dorados...
Y no te encuentran por ninguna parte.


(De Roma, peligro para caminantes)

© Rafael Alberti

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DESDE LA PENUMBRA

20


Sutiles vaguedades al abrigo
de la playa vacía,
como veleros en la madrugada,
evocan maniobra de cruzada.

El mar besa la duna.

Una senda de fuego por el páramo tibio,
para explorar el eco de las vacilaciones,
edifica tu dedo corazón

y, enredado en la fronda,
sucumbe a la pasión sellada de silencio.


©pbaediciones


martes, 8 de abril de 2014

DESDE LA PENUMBRA



SERÁS LUZ
sobre los escombros
de lo que un día fue brasa
y cuerpo amado.
El hilo pulcro del ajuar,
la hogaza sobre la mesa,
las voces por los cerros,
la escarcha primera
que anuncie el frío.
Y antes del derrumbe,
la flor en la espadaña.

De La pureza de la tierra

© Felipe Sérvulo

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DESDE LA PENUMBRA

19


Cariño
profesa.
Le besa
lampiño.

El niño
expresa
princesa
con guiño.

Le mima
y estima
su mama.

Juguete.
Chupete.
Y acama.



©pbaediciones


martes, 1 de abril de 2014

DESDE LA PENUMBRA




NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.


©Mario Benedetti
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DESDE LA PENUMBRA

18


Vino de madrugada,
su lamento sentido y apremiante;
sudores en la almohada;
el alma vacilante,
y en la penumbra un cuerpo palpitante.

Sus manos se cernían
en puños defensivos contra el viento.
Sus pulmones gemían.
Acurrucó su acento
y en mi pecho calmó su desaliento.

©pbaediciones