martes, 28 de octubre de 2014

DESDE LA PENUMBRA


SOBRE LA FALSA FACILIDAD DEL VERSO LIBRE

Aclaremos primero, antes de entrar en la materia oscura, que el verso libre es campo abierto para quienes no saben nada de poesía, porque no tuvieron voluntad ni reaños para formarse, y la intentan; para poetas malos que quieren epatar ante las chicas con gestos grandilocuentes y no aprendieron nada en el colegio [ni siquiera dónde se ubican las tildes diacríticas] –para ellos es una solución estupenda el verso libre, pues si atacan estructuras cerradas, suelen equivocarse en la medida, no controlan el ritmo y arman con rimas fáciles monstruos farragosos e hilarantes que los dejan en el más puro ridículo y nos llevan a la vergüenza ajena–, para poetas jóvenes con prisa y sin valores de vida aún marcados y para mercaderes del slogan y el hip-hop.
Cuando se huye de las estrofas medidas y de las formas rimadas, y se hace con criterio, conociéndolas y habiéndose entrenado en ellas, y se decide crear en verso libre, uno se da cuenta enseguida de que es la más dificultosa de las formas poéticas, pues exige que el poema se sostenga con afinación, ritmo interno y esas pausas blancas de respiración que le otorgan al poema su exacta cabalgadura... el poema entonces toma musicalidad [es fundamental, pues, tener instinto en la entonación y ser poseedor del ritmo, circunstancias que suelen tomar algo de facilidad cuando uno ha caminado mucho tiempo por las estrofas de metro fijo y los tipos clásicos de versificación, hace que el verso libre termine siendo poesía].
Mientras que en las estrofas clásicas existen ciertas afinidades temáticas que se adaptan mejor a uno u otro tipo de contenidos [las décimas van de lujo con la poesía lírica, los versos de pie quebrado enganchan sin problemas con la muerte, los tercetos caen estupendos en las elegías o en los poemas con enseñanza...], en el verso libre es el poeta el que debe adaptar la extensión de los versos, las respiraciones, los acentos, el ritmo y las rupturas poemáticas al tema sobre el que está creando, de tal forma que el poema responda en su cadencia musical a la sensación que quiere dejarse en el receptor, circunstancia que deja un campo infinito de trabajo que no presentan nunca las estrofas clásicas por ser cerradas y muy concretas en su estructura... así, un buen poeta en verso libre –quien lo conoce y lo usa contando con todos sus valores y potencias– es un poeta magnífico, y quien no lo conoce y lo practica sin rubor, termina siendo una pifia que, además, demuestra en su descaro sus carencias sin siquiera saberlo, mientras alza la cabeza con orgullo narciso [algo así como cuando de críos hablábamos inglés en ‘guachi-guachi’ para hacernos los importantes].
Por otra parte, el poder del buen verso libre radica, desde mi punto de vista, en sacar a la poesía de su carácter ritual [conformado por la reiteración de sonidos, algo que pertenece a las formas más primarias del pensamiento humano] y llevarla a una altura intelectual acorde con los nuevos caminos tomados por el hombre que siente, piensa y habla en parámetros de evolución hacia mejor y más complejo o mejor y más simple [ambas soluciones sirven al avance humanista]. Al huir de la rima y el metro, se elimina del poema previsión y facilidad, consiguiendo con ello predisposición del receptor a la atención y a concentrarse en aras de obtener cierta altura reflexiva.
Así las cosas, el verso libre se conforma como el de mayor dificulta de ejecución, a la vez que termina siendo la mejor herramienta de desenmascaramiento de los falsos poetas.
Yo le pido a un poeta que sepa escribir en estrofas clásicas y lo haya hecho [aunque haya sido solo como entrenamiento y formación], bordando temas y formas, ciñéndose con éxito a cada norma impuesta por conocerlas y practicarlas... y que luego me demuestre su pericia en el dificilísimo arte del ritmo interno... y de ahí al respeto van solo unos milímetros... me tiene ganado.
Visto el asunto, podría decir que el 99% de los poemas que leo y están realizados en pretendido verso libre me suenan igual que cuando escucho cantar a Leonardo Dantes ‘El Baile del pañuelo’.
Es triste, pero es cierto.

¿Entendéis ahora por qué no quiero escribir sobre estas cosas?... acabaría con un montón de gente cabreada conmigo... y no es que me importe demasiado, pero ya ando mayor para malos rollos.

© Luis Felipe Comendador
---

DESDE LA PENUMBRA

39


Amor, estoy aquí.
Cerca.
Velando
la fiebre que te abrasa.

Enjugo
esa gota menuda que palpita
y asedia con sus dardos tu naufragio.

En lo bueno y lo malo.

Mañana seré yo… Hoy acompaño
la singladura
de tu velero
zarandeado
por este negro mar tempestuoso.

Hay un recodo allí, donde la sombra
es apenas penumbra. Llegaremos.

El tiempo volverá a ser con nosotros.




©pbaediciones

martes, 21 de octubre de 2014

DESDE LA PENUMBRA


DE LA POESÍA



La poesía consiste en construir lugares que de otra forma serían inexpresables... si nombro ‘pluma’ a mi pluma, la estoy enunciando en su calidad de objeto físico, y ese nombrar no es poesía, es mera comunicación con quien me escucha... si la pongo en relación con otras cosas nombradas [como papel, tinta, mano...], estoy aumentando la dosis de comunicación con el que está enfrente y me estoy haciendo entender hasta llegar a expresar usos y funciones [la pluma con tinta escribe en el papel y va de mi mano... la pluma sin tinta, aunque vaya de mi mano, no escribe en el papel], y ese relacionar lo nombrado no es poesía... puedo incluso hasta jugar con las palabras que representan esos objetos para, sin llevarlas a efectos físicos, buscarles las distintas posibilidades reales [con la pluma y la mano me puedo rascar la cabeza... con la tinta puedo manchar mi mano y cambiar su color... con mi mano puedo arrugar el papel y lanzarlo...], y ese trabajo mental sobre la posibilidad tampoco es poesía.
¿En qué consiste entonces la poesía que pueda hacerse con la pluma, la mano, el papel y la tinta?... pues sencillamente en llevar esos términos con representación real a planos en los que comiencen a descontextualizarse para configurar un universo distinto de pura construcción mental, un universo que precisa de belleza, autenticidad, ingenio y crecimiento libre en la cabeza de quien lo recibe [o sus contrarios si son buscados por el poeta]. Pero no debemos equivocarnos y pensar que la poesía debe ser un camino hacia la fantasía y que debe estar ajena a nuestra experiencia cotidiana [eso sería un error de bulto], sino que la poesía es pura atrevimiento en la construcción de una nueva realidad [algunos filósofos la llaman ‘realidad última’], cambiando los valores de lo nombrado y cambiando sus relaciones... y siempre buscando una comprensión última, siempre moviéndonos en un camino de conocimiento... así, conseguiremos ir creando un mundo distinto dentro del mundo... para que lo imaginemos mejor, es como si el mundo real fuese nuestro cuerpo físico y la poesía comenzase justo en la sombra que proyecta, que según le incida la luz, puede ser penumbra y sombra nítida a la vez o puede multiplicarse según el número y la posición de los focos... y aunque tú midas un metro con setenta centímetros, tu sombra puede medir diez metros o unos escasos 30 centímetros... y puede aparecer y desaparecer, girar a tu alrededor, quedarse a tu espalda o buscarte siempre el frente... puede adaptarse al terreno, ser suelo y pared, rocas informes e incluso estar sobre otro hombre o poseer poco a poco a una mujer... mirar tu sombra, seguirla, jugar con ella... puede perfectamente hacerte entender lo que es la poesía... así, la poesía siempre está más allá de la realidad que le da luz, componiendo y descomponiendo un nuevo universo que, cómo no, también es real [la realidad última]... y junto a ello está el lenguaje [y también el idioma, que es el encargado de la plasticidad] como única herramienta de ‘posibilidad’... con él nos hacemos humanos en su más hermosa dimensión, con él ordenamos el mundo, lo creamos y lo recreamos; desde él nos salimos de la dimensión física y llegamos a la dimensión poética, nadamos en su polisemia y nos ahogamos a veces en ella, con él nos equivocamos y acertamos, con él construimos y deconstruimos, con él encontramos claridad y también todo se hace turbio y confuso... así las cosas, debemos tener claro que la poesía no aclara conceptos, sino que abre caminos y alumbra nuevas dimensiones sobre las que trabajar para lograr una experiencia estética individual que puede ser llevada al otro [en el que probablemente será radicalmente distinta a la obtenida por quien poetizó]... la poesía no debe nunca demostrar, sino que debe quedarse en el ‘mostrar’ mediante la herramienta de la posibilidad [el lenguaje] los caminos de la imposibilidad.
Hacer un poema es una de las labores más altas y serias que puede plantearse el ser humano... e intentar un poema (?) sin saber qué es la poesía, lo que contiene, a lo que lleva, en qué consiste... es una de las formas más preclaras de no estar hecho como hombre.

domingo, enero 03, 2010
POÉTICA

© Luis Felipe Comendador
---

DESDE LA PENUMBRA

38


Penetras el silencio. Desciendes a su lado.
Besos adolescentes sus labios aventuran.
El éxtasis convoca la danza de la lumbre,
y el roce de los dedos enciende la penumbra.

Su boca resucita senderos olvidados,
arranca rebeldía bajo la luz oscura,
en un feroz ataque los ritos deshereda
y rompe con estruendo tabúes y ataduras.

El sol, desprevenido, descubre la contienda
cuando rendidas quedan las armas de la lucha,
y en el marchito campo las víctimas quebradas
un armisticio firman que no romperán nunca.



©pbaediciones

---

Notas de indignación

- 13 de Agosto de 2014. El técnico de Comfica llega decidido al armario de la esquina que da servicio al barrio. Abre la puerta gris. Comprueba la regleta de conexiones, y ve que todo está en orden. Luego da un paso atrás, se pone en cuclillas, retira la carcomida tapa de hierro de la arqueta, y escudriña las canalizaciones que se pierden en tubos hacia diferentes direcciones. Identifica la que le interesa, se incorpora, sigue la línea imaginaria que conduce el cableado, cruza la calzada y se dirige por la acera hasta el primer registro. Lo abre con el alicate, y encuentra un par de cables pelados sueltos, otros que continúan, y un par de marfil que no debía estar. Con la trampilla del registro abierta, vuelve al armario de la esquina, e introduce una guía en la canalización, que queda atascada a cuatro metros del registro. Saca la guía, y la intenta pasar desde el registro, pero apenas entra un par de metros. Calcula el punto en donde se atasca, y observa que hay una huella de cemento como de un irregular metro cuadrado.

- Agosto de 2013. Esa huella cumple un año. En agosto de 2013, en ese punto, se originó la rotura de la acometida de agua a la vivienda correspondiente. Los inquilinos estaban de vacaciones, y fueron los vecinos residentes quieres alertaron al Canal de Isabel II: la calle estaba inundada. Vino un equipo de Cobra a altas horas de la noche, cortaron el agua, y aislaron la avería. Al día siguiente trajeron maquinaria y abrieron un boquete que abarcaba la acera y la calzada. En la maniobra de limpieza del hueco, la maquinaria enganchó el cableado y dejó a media manzana sin línea telefónica. Los vecinos avisaron a los servicios de mantenimiento de las diferentes compañías, y vino un técnico de Comfica a repararlo. “Esto está muy mal, hay que hacer obra,” dijo: “voy a enlazarlo para que tengan servicio, pero antes de que lo cierren tenemos que rehacer las acometidas…”
Esa noche, el equipo de Cobra, que trabaja para el Canal, cerró el boquete con cemento, y, cuando por la mañana se presentaron los técnicos de Comfica, solo pudieron constatar la chapuza, comentando que daría problemas.

- 12 de agosto de 2014. Un equipo de Celer, instaladores de fibra óptica a “tanto por contrato”, se dispone a introducir cable para cumplimentar uno. Pierden la mañana en el intento. Avanzada la tarde, los vecinos detectan el fallo de Internet, y avisan al 1002. No hay línea de voz. Pero los de la fibra han conseguido pasarla…

- 13 de Agosto de 2014, llega el técnico de Comfica, decidido, al armario de la esquina que da servicio al barrio...: “Esto va para largo”, dice a los afectados: “Puede que con jabón y agua lograran hacer pasar la guía… y al pasar la fibra se llevaron por delante los empalmes. Ya veremos cuando se seque el jabón… O que, ante la imposibilidad de hacerlo, tiraran de un cable, al que habían enganchado la fibra… y luego les fue imposible rehacer la instalación, porque enrollaron dentro los cables... Sólo consiguieron introducir un par de marfil…”

- 4 de octubre de 2014. Mediodía. Un equipo subsidiario del Canal rompe la acera, descubre la canalización, y se retira. Otro equipo subsidiario de Telefónica sanea la canalización con dos tubos de pvc, de 60 m/m de diámetro y casi dos metros de longitud. Vuelve el primer equipo, y cierra con cemento la brecha de la acera. Todo en menos de hora y media. Comentarios vecinales hablan de un ultimátum de la OCU…

- 4 de octubre de 2014. 16:30 horas; llama a la puerta un técnico de Comfica. Viene a verificar la continuidad de la línea telefónica desde la conexión interior: enchufa un aparato en ella, y va abriendo los registros en sentido descendente, acercando un detector al cable. El artilugio emite un sonido agudo. Mientras, otro técnico de Comfica ha pasado un cable de 6 pares desde el armario de la esquina hasta el primer registro. El primer técnico llega hasta el segundo registro, y el aparato emite un borboteo débil: detecta falta de continuidad. ¡Sorpresa! Han pasado 54 días desde la denuncia, y la avería de la acera no afecta directamente a esta línea telefónica. Al técnico de Comfica que acudió el día 13 de agosto se le pasó hacer comprobaciones básicas, dando por sentado que la rotura bajo la acera afectaba a todos los vecinos…

- 4 de octubre de 2014, 18 horas. El técnico de Comfisa piensa en voz alta: “los de Celer, al introducir la fibra óptica, movieron todo el cableado arrastrándolo por la canalización. En el primer registro, un empalme que no debía estar, correspondiente a esta línea, quedó oculto en la tubería, en el tramo siguiente. Roto. Hemos intentado reemplazar el hilo, pero no hemos podido ni introducir la guía. No podemos hacer nada. Comunicamos al jefe que deben intentarlo con el “carro”, que lo introduce mecánicamente. Me dicen que les diga que ya avisarán...”

- 21 de octubre de 2014. Hoy, cuando escribo esto para publicarlo, se cumplen 70 días del inicio de la avería, y aún no lo han reparado.

Me ha costado mucho ser objetivo, y casi lo consigo: Las empresas grandes se amparan en las pequeñas para diluir responsabilidades; las empresas pequeñas, presionadas a la baja, contratan a personal sin la adecuada formación, y les paga mal. Las prioridades de los jefes están en lo fácil, en lo económico, y en evitar las penalizaciones ocultando los casos problemáticos a las empresas matrices…

Estos son los hechos, tuyas las conclusiones.