domingo, 31 de agosto de 2008

Coitus

Capricho volcánico. Cabo de Gata. Foto: pbernal 2005

Él husmeaba el lóbulo de tu oreja derecha.
Una cumbre nevada se aplastaba en su pecho.
Tu mirada serena ignoraba su techo.
Ardían los maderos de su barca deshecha.

El mundo se alejaba. Huía por la brecha
ahondada en el abismo del borde de tu lecho,
y en la senda del bosque, tortuoso, derecho,
un comando acosaba encendiendo tu mecha.

Buceaba en tu nombre. De tu boca deshecha
la palabra nacía exigiendo el derecho
de sentir en tus dedos el sentir de su pecho,
roturado en su espalda con diamantes de flecha.

Poco a poco, cedían tus defensas. La brecha
en el muro se abría. Su comando al acecho
(cinco bravos jinetes) conquistaba el barbecho,
y su aliento calmaba tus heridas de flecha.

El mundo no existía. Ni hora, ni dios, ni fecha.
Amasijo. Sudores. Dolor, acoso, acecho…
Conquista del espasmo que ardía en el barbecho.
Conquista del espasmo nacido de la brecha.

Desvelo y agonía. Furor. Barbecho. Flecha.
Las cumbres en sus manos. Tus manos en su techo.
Naufragio de tu barca. Su barco ya deshecho,
(y un mar de sinfonías que, tibio, los acecha…)

Supo de tu demanda. Con tu barca deshecha
y al borde del desastre tu cálido derecho,
combatías con rabia, te atabas a su pecho
sobornando la fuerza de su techo en tu brecha.

Manantial. Terremoto. Volcán. Poema: endecha.
Plenitud. Abandono. La brecha con el techo.
Inertes en la llama. Cenizas en el lecho…
Y un lirio desahuciado sobre una flor deshecha.


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sábado, 30 de agosto de 2008

Dos sonetos

El dedo, Cabo de Gata. Foto pbernal 2005

El índice


El índice de precios que nace del consumo,
no dice lo que piensa; no puede alzar el velo
de la mujer discreta, que mira con recelo
la cesta de la carne, de la fruta, del zumo.

El índice de precios (con esto lo resumo)
envidia, (si pudiera) la tentación, el vuelo
del índice que puede palpar del monte el pelo,
y sentir la delicia de la humedad… del zumo.

El índice de precios, a la mujer hermosa,
le tasa los perfumes; le mide la entretela;
le pesa la cocina y le vende un cumplido;

pero a Venus naciendo no regala una rosa.
Ni acaricia la espuma que la cubre y la vela.
Ni la mima y la besa. Ni le quita el vestido…


El goce más divino


Con el pulgar, solícito, paciente,
ayudado del índice puntero,
manipula con maña, con esmero,
absorto, distendido, complaciente.

¿Cómo saber la duda de su mente,
de presa tan esquiva prisionero?
Su oficio lo tenía tan entero
que, a veces, parecía estar ausente.

Toda su voluntad en el empeño
era derroche de ilusión: hazaña
digna de su gestión, de su destino.

En él ponía, preso del ensueño,
la pasión más sincera y más extraña,
para mover al goce más divino…


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viernes, 29 de agosto de 2008

Ven

Planta: torvisco. Foto pbernal, 2008

Ven, que quiero mirarte a la luz de la luna.
Ven. Están impacientes las estrellas del cielo.
Desean que les pongas un nombre a cada una,
distinto cada noche. Sin temor. Sin recelo.

De la mano venida al umbral de la noche,
abandona tu suerte entre el cielo y la alfombra.
Deja que te dibuje desnuda, sin reproche
del tiempo detenido cuando trace tu sombra.

Sucumbe a la indolencia. La noche está dormida.
Descubre la frescura del horizonte rosa.
Podrás ponerle nombre al amor y a la vida,
y a las alas de seda de cualquier mariposa.

Mis ojos quieren verte bañada en las estrellas
que rompen en la roca desde la mar bravía;
ofréceles tu mano bajo sus luces bellas…
Y deja que mi barca repose en tu bahía.


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jueves, 28 de agosto de 2008

Extraño en la ciudad

Foto PROXI 2008


La ciudad, en la tarde, rendida de sosiego,
de par en par dispone al viento sus ventanas.
Acomoda su suerte a la sombra del río,
y absorbe las delicias de la brisa serrana.

Terrazas y avenidas, debajo de la luna,
(una luna redonda, como una Hostia Sagrada),
se llena de vecinos ansiosos de aire fresco,
que en el agua se miran y en la hierba descansan.

Automóviles gruñen sobre asfalto y cemento:
provocan a la luna y laceran la pausa,
veloces arrasando con ráfagas de ruido
la flema de la noche de la ciudad callada.

Mirando el agua irse bajo la piedra muda;
ausente a las caricias de la corriente clara,
con el rumor de voces, qué lejos y qué cerca
tu mirada, tu aroma, tu risa; tu palabra…


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miércoles, 27 de agosto de 2008

El sueño


La sábana revuelta. La luna, negligente.
Sueños de madrugada nacen en un rincón.
La sombra de la noche arropa con sus alas
el tenue desafío de la respiración.

Un sueño temerario, más vivo (o más doliente)
eleva su sigilo trepado en algodón
y otea el horizonte vestido de pijama,
la mano en la visera y el ojo de ladrón.

Planeo de visillos encubre tus encantos.
(La luna marchitaba toda la habitación,
y un rayo misterioso, reflejo de un reflejo,
trazaba su camino hasta tu corazón).

El sueño, vigilante, inmóvil, apacible,
se sume en la congoja de una sutil pasión;
y busca, se desliza sobre un brocal en sombra
de fondo inescrutable, de fuego, de carbón.

El ruido de la noche oculta tu silencio.
(La luna sonreía por su provocación:
caricias dibujaba la plata de su rayo;
pintaba fantasías de gozo y desazón).

Pendiente del misterio, alerta a sus mentiras,
enhiesto su deseo a punto de explosión,
el sueño se remonta sobre la luz de plata,
ingrávido, paciente; y busca la ocasión.

Mas tú, bañada en luna, en sombras jaspeada,
vivías otro mundo sin consideración
al sueño, trastornado por un sueño prohibido,
que soñaba contigo… En tu mismo colchón.

Y, al alba, cuando vino el sol a tu ventana,
y el canto de la alondra de ti se distanció,
desanimado, triste, como la bruma tibia,
el sueño temerario en luz se disolvió.


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martes, 26 de agosto de 2008

Prisionera del beso




Surca la luna llena su vacío
vestido de tiniebla. Resplandece
la verde madreselva plateada
de túnica fantasma. Y en la esquina

donde se junta la ilusión del alba
con el aroma del jazmín y el celo
de los rosales, canta desolado,
(a la luna de plata de la noche,

-y a la calle, teñida de farola-),
un mirlo, que pasea su secreto,
de una rama sutil hasta otra rama…

La seda de mis dedos se resiste
al olvido en la noche, prisionera
del beso que ha cerrado tu ventana…


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aire












Te busco ansiosa en el Google,

oigo el roce de tus palabras

dulce algodón en mis oídos.

Leo tu último e-mail,

te recuerdo…

aún sigo volando por las nubes.

No quiero este suelo seguro

que guarda lágrimas,

quiero seguir jugando

con este fantástico ovillo

que enrolla mis sentidos,

y ríe con mis notas.

Como Teseo, venzo al minotauro

de un almanaque descontento,

con puñal imprudente,

mato todos mis miedos.

La puerta está ya cerca

respiro.


lunes, 25 de agosto de 2008

Todo llega

Cumbre de Almanzor. Foto PROXI 2008


Todo llega, muchacha. Todo pasa.
Todo pasa, muchacho. Todo llega.
Y esa emoción de tantas madrugadas,
soñadas con temores del invierno,
al fin, en el otoño, se han cumplido
con el milagro de la primavera.
Primavera de música, colores,
tal como la inventabais cada tarde,
evocación de tiempos de futuro,
mientras se consumían las estrellas
en la lenta caída del paseo.
Toda la vida es vuestra. Os pertenece
por encima del sol, de las montañas,
y el mar ya no podrá imponer sus leyes
a vuestra voluntad de ser felices.
Cogidos de la mano, compañera,
apoyada en su piel de poesía,
pasaréis las tormentas y los ríos,
adiós diréis a las dificultades
y al calor agobiante de la vida.
Porque juntos formáis una persona,
y ya nada podrá contra vosotros.


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domingo, 24 de agosto de 2008

EL CHIRIVEJE




Pimpollo, rey de tu madre,
miagirrinina de la groria mesma
que cayó de los cielos desprendía
del botón reluciente d'una estrella:
no me jagas pucherinos
cuando yo te jaga fiestas;
ponme los ojillos tunos,
relámbiate con la lengua,
jamel angó, muchachote,
que voy a dalte la teta.

Miala, túmbate a la larga,
chachino, chuperretea
jasta qu'el cholro del pezón rebose
los bujerinos de tus tragaeras.

Asín, con genio, mu juerte,
manque t'aplastes las narices mientras
y endispués, de muchacho, te se note
que las tiés porrillúas y retuertas,
qu'a esos que tienen la narís picúa,
sus madres ajuyéronle las tetas.

Lucero, pan y condio,
espiguina de carne de mis eras,
suerbe p'adrento remetiendo juncia,
larga chupones atizando yesca
pa que aluego, cuando mozo,
naide te moje la oreja.

Rempuja tú con genio, chiriveje,
chupa jondo y bochinchea,
chiquinino de tu casa,
muñequino jormao de miel y cera
que derritió'l aliento de tu padre,
que yo cuajé con sangre de mis venas,
que Dios jizo al igual que semos dambos
pa que tós devinaran tu nacencía:
remete'l jociquino bien p'adrento,
rempuja con toa tu juerza,
que asín el chipitón saldrá seguio
con dos gorpes tan solo qu'arremetas.

Descudia tú, preciosino,
no te acagaces y aprieta,
manque se ringuen tus narices guapas
y te se pongan retuertas,
que por estas señales se conocen
los muchachos castúos de tu tierra,
los hijos de las madres que son madres
tan äina que Dios las jace jembras;
porque aquí, pa nusotros, tós sabemos,
com'una cosa mu cierta,
qu'a esos que tienen la narís picúa,
sus madres ajuyéronle las tetas.


Luís Chamizo



Puntillita de blonda…




No te veo, muchacho enamorado,
en la espesura de tus girasoles,
oculto por la trama del olivo,
tu sombra presentida en el ocaso
sobre surcos de tierra y algodones.
No te imagino, desde mi butaca
a contraluz de un sol de medianoche,
cargado de ponzoñas, de venenos,
midiendo la sonrisa de un insecto
saltamontes en tierra de secano.
Apenas te distingo en la distancia,
entre los azahares del naranjo
y el verde de patata y zanahoria,
calibrando contrastes y texturas,
crecimiento, subida; sublevado
en el trajín de lunas olorosas.
No quiero contemplarte seducido
en este trance luminoso y dulce,
los lazos deslizando por la espalda,
puntillita de blonda por tus dedos,
el tacto de la seda; la nostalgia
dolorosa de un sueño que renace;
esos preciosos ojos que se apagan
en un suspiro largo, sofocado
por el fuego que calma y apresura
la sed de tantas noches misteriosas…

como luna que mira tu ventana.

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viernes, 22 de agosto de 2008

Celos

Cabra dócil en Gredos. Foto CHEMA 2008


Que no me digas no. Rizando el rizo
no es que no digas no: no dices nada
desde tu sombra, desde tu mirada,
silueta de cristal, pelo cobrizo.

¡Ay! quien te tomará. ¡Ay!, quien te hizo
tan tuya, tan ufana, tan bandera
siempre de figurín de primavera…
¿cómo no sucumbir en el hechizo?

No dices no, ni nada; (ten la tea
y enciende tu camello desolado;
—con ese cenicero ten cuidado—).

No dices nada, pero sin premura
paseas tu mirada limpia y pura…,
y ocultas otra vida, Melibea.


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jueves, 21 de agosto de 2008

Lo escuché por la radio en la mañana (Versión)

Pradera de poseidonia. Foto pbernal 2007
El sol pintaba rosas
de primavera por su encrucijada.
Un hálito de vida, de horizonte,
con trazo sinuoso, recortaba,
- rompiendo azul de cielo desleído
en pálidos retoques de alborada -,
balcones, chimeneas,
aleros, y tejados, y terrazas…
La radio lo decía
y tú lo confirmabas.
Autobuses urbanos puso luces
a sombras derrotadas.
El tren de cercanías
en la estación obreros derramaba.
Miraban con despego.
Como si no supieran nada.
Hacían su camino
por galerías, sendas, antesalas;
subían escaleras
y a las calles bajaban
como río que cruza y se reparte
entre fronda y guirnaldas.
Y todos insistían.
Como si no supieran nada.
Lo decía el relente.
La acera lo contaba
con palabras nerviosas y tranquilas
vertidas en cascada
a todos los rincones
de la ciudad que despertaba.
Los ojos de la noche,
cansados, se cerraban
al paso de tu paso.
Y todo lo gritaba
aunque nadie supiese
que tú también estás enamorada.


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miércoles, 20 de agosto de 2008

Laura no está

No me dijiste, Laura, (mechas entreveradas
de rubio en el castaño de tu pelo)
que tu risa sonaba cual arroyo
de fuente cantarina con brillos de lucero.

Tampoco me dijiste que una perla
perdida de tu boca
—rosa, clavel, prometedora, loca—,
por la tersa lisura
de tu mejilla cándida y bermeja,
se te subió a la oreja.

Ni me hablaste del novio
de mirada de mar y de nostalgia,
—ese que te despierta con sonrojo
en cualquier madrugada
venido de algún sueño tembloroso
a posarse en tu almohada
y a mirarse en el verde de tus ojos—.

Olvidaste decirme, niña Laura,
muchacha alcalaína,
—por la cruel premura de la hora
que todos los secretos atesora—,
de los mayos y abriles que te adornan,
con cuántos cuenta tu figura alpina.

Dime, Laura, porqué: porqué será
que no me lo dijiste
—mira cómo me pongo mustio, triste—.
¡Anda!, y háblame ya de tu secreto,
de tus anhelos, de tus emociones.
De tu “Laura no está…”,
esa canción que cantan las canciones.

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martes, 19 de agosto de 2008

Ante la inmensidad...

Amanecer en Gredos: Mar de niebla. Foto CHEMA. Agosto 2008


Ante la inmensidad del mar, llorabas.
El mar te provocaba. Sinfonías
te besaban los pies. Tú te apartabas
en el juego de siempre. Y te reías.

En la arena, palabras y mensajes
de allende el mar el mar depositaba.
Sueños, ternura… Restos de abordajes…
Risas y músicas amontonaba.

— ¡Hola!, —dijiste al mar. Lo saludabas
igual que se saluda a un compañero.
— ¡Hola!, —le repetías—, ¡marinero!
Con qué placer al mar lo celebrabas.

Reías y llorabas de alegría
al saber que de ti el mar se acordaba.
Y al ¡hola, mar, amigo!, contestaba
con olas de amistad y bizarría.


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lunes, 18 de agosto de 2008

Canción de ciego

Puesta de sol en Toledo. Agosto de 2008. Foto pbernal.

(...)

Que nos libre el Dios del cielo,
tener y ser envidiado.
Que una casa y una hacienda,
y una familia es sagrado.
Y ninguno poderoso
tiene derecho a tomarlo.

El ciego hizo una pausa. El plato recibía monedas. El niño derramaba lágrimas de violín entre la gente...

Pasó cerca de un cortijo,
como a contarlo voy yo.
Vivía con su mujer
un honrado labrador.
Un muchacho y una moza
tenían entre los dos…

El niño, sus ojos cerrados, hace gemir a las cuerdas. La ternura impregna el aire de sentimiento.

Era la moza muy linda,
más que la luz que da el sol.
Una mañana de mayo
el Señorito la vio.
Y requirió sus favores
de grado o imposición.

Una moza echó monedas que acompañaron con su música a los acordes lastimeros.

Pobre muchacha bonita
como los rayos del sol.
En su tiempo le nacía
hermosísimo varón.
Y lo tomó el Señorito.
Y para él se lo quedó.

El viejo seducía a la gente, y aún algunos chistaban silencio.

Hízose grande el muchacho,
y el Señorito murió.
Y él seguía trabajando
en las tierras del Señor.
Pero no tenía nada.
Su padre lo abandonó…

(...)


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viernes, 15 de agosto de 2008

La verdad

Amanecer en Gredos. Foto CHEMA 2008


Nada es verdad, ¿verdad?, nada mentira.
Tal vez sea la verdad
tan solo una mentira… de mentira.

Duele la luz del día. Y el horizonte incierto.
Y la pena celada en el sendero…

La luz, como una piedra, levanta los sucesos
enhebrando eslabones hasta el final del tiempo.

Una mano en mi mano. Tu sonrisa de estrella.
Ese rayo de luna que nos ha traspasado.
La magia del momento cuando se acaba el día.
El brillo de tu boca.
La seducción discreta de tu mirada clara…

— ¿Es esto amor, Amor, o estoy soñando?


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miércoles, 13 de agosto de 2008

MI GRITO ABORTADO

Negro desconcierto que me nace
desde el ostracismo inveterado
de encarceladas horas,
y revienta en mi garganta
el grito por parir que me atenaza.
Monte de silencio…impenetrable selva petulante
que burla ese afán, desmenuzado,
de hallar el tiempo, de hallar tal vez la forma,
de descubrir esa palabra exacta,
aquel sonido que, por fin me indique,
que ALGUIEN escucha.
Sola…. en soledad… ya descarnada.
Gemir que brota de mi entraña obscura,
zumbar de monstruos que sólo me torturan
invadiendo mi todo y mis rincones.
Cuando ya no puedo entender…
cuando es inútil
resistirse al dolor acelerado
y ni siquiera
brotan semillas de piedad, de dudas…
porque el TODO, es la nada entre mis manos
y ante mis ojos, la luz ya se refracta.
Me refugio en el vacío; contengo mi alarido…
y voy cayendo al fin sin resistencia.
Sé que es el final. Que nada existe,
que todos han huido. Cataclismo, batalla..
huracanes de furia devastando
los valores, el amor, la simpatía…
aquella mano que firme se tendía,
la mirada sincera, la palabra…
¡Que si mi grito por parir, al fin aborto,
es porque a nadie le interesa lo que callo…!


YOLI ROTENBERG
Bohodón.es

martes, 12 de agosto de 2008

Mama

Génesis. Vista desde Gredos. Foto Chema 2008


Cuando mi mimas,
cuando relatas
cuentos y risas,
cantos y hazañas,
son tus ternuras
y tus palabras
dulces de leche
que no empalagan.
Tu voz hermosa
leyendas narra,
blanda de lumbre,
pura de lana,
viva de historias,
rica de sagas,
dulce de sueños
de buenas hadas,
como tus brazos
cuando me abrazan.
En tu consuelo
seco mis lágrimas,
perlas de fuego
sobre tu cara,
si en las tinieblas
vienen nostalgias
y las alejas
con tus palabras,

(nana, nanita,
ea mi nana…).

Tú me sustentas
y salvaguardas,
y me susurras
de madrugada
para que sueñe
con tu mirada.
Eres el día
de mi mañana
cuando despuntan
sus alas blancas
y de mi lecho
tú me levantas.
Eres la calle
y eres la casa,
con sus paredes,
con sus ventanas;
y es tu regazo,
mami adorada,
techo y abrigo,
nido y bufanda,
dulce cobijo
con que me amparas
de los calores
y las heladas.
Nunca me dejes,
mami del alma.

(Ea, ea, ea, ea…,
nanita nana).


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sábado, 9 de agosto de 2008

Había una vez…

Cría de cabra hispana, en Gredos. Foto CHEMA 2008


Lo mejor de uno; y de dos…,
y de ciento
es la parte de niña, de niño
que llevamos dentro.
Por eso yo quiero contaros,
a todos los niños…, un cuento.
Había una vez…
(Esto sí que es viejo.)
Había una vez una niña, un niño
arrebujaditos por sus padres nuevos,
recién estrenados en ser padres
de niños primeros.
(Cuando nacen las niñas y niños,
siempre son primogénitos,
y los padres de niños y niñas
que antes nacieron
-y que tienen hermanos, hermanas mayores-,
igualmente son padres primeros.)
Cualquier niño o niña son, para sus padres,
siempre un privilegio.

Había una vez…


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de Cartas...

miércoles, 6 de agosto de 2008

La espera

Amanecer en Gredos. Foto PROXI 2008


Agosto se relaja. Alumbra el astro rey
entre las verdes hojas de arrayanes.
Mece los pensamientos angustiosos
una tranquila brisa,
como por mitigar nervios y prisa.

Se adentra el día en cupos de paciencia.
Vienen y van sonrisas y pesares.
Desfilan por la puerta derrotada
congojas, esperanzas, agonías;
desesperanza, alerta…,
en un cortejo de ilusión incierta.

Llena la tarde el vano del reproche
sembrado de ternuras presentidas.
Viene la noche. Llega con la sombra,
y acucia la premura
de prodigar caricias contenidas.

Arrecia la tiniebla vestida de neón.
Avivan la nostalgia de la espera
remolinos de hielo, como agujas
clavando el corazón.

Y en un momento, saltos, alborozo;
mudos gritos de risa, de emociones,
y, ¡qué alegría al escuchar tu llanto!


pbernal

de "cartas..."

sábado, 2 de agosto de 2008

Pasos

Pasos que no se ven. Pasos de sombra
perdidos en el eco y en el aura.
Quietud serena. Pasos transparentes
en la noche guardada.
Pasos que no se ven, y se diluyen
en la profundidad de la mañana,
entre cubos, y batas, y fregonas;
y carritos de carga.
Pasos cargados con las baratijas
- compresas, píldoras, jeringas, gasas… -,
flores y ministerio
de ninfa y elegancia.
Pasos que no se ven en el bullicio
de la tarde robada
por visitas ruidosas,
erráticas, descoloridas, lánguidas.
Pasos que no se ven. Larga la hora
bajo revuelta y leve sábana.
Insomnio, agotamiento, fantasía
en imposibles quicios de nirvana.
Pasos que no se ven. Pasos furtivos
en el atajo grave de la guardia,
donde palpita el tedio y el espectro
de pisadas vacías; embozadas.

pbernal
de "cartas..."

viernes, 1 de agosto de 2008

Estrella de la noche


Estrella de la noche.
Minúscula partícula nimbada.
Irisada de cielo,
pareces esmeralda.
Desciende de tu puesto de vigía.
Abandona la grada
en el cenit del mundo que te mira.
indiferente desde su ignorancia.
Y ven que te acurruque
de mi mano en la palma.
pbernal
de "cartas..."