El invierno trae recuerdos
y zapatos con días rotos,
la nostalgia gime en el plato
de una mañana que tirita.
Un susurro de voces,
sale de entre las mesas
sin nadie que las haga caso.
La tarde lanza fuego,
a unos ojos sin llama,
perdidos en la puerta.
Las manecillas del reloj, se paran
en el instante, en que todo sucede.
Ojos que se unen
en la curva de una sonrisa.
Traje de caramelo,
con corbata de seducción
para endulzar el día,
sentidos sin cerebro
lo incierto.
La espuma de un deseo,
se ahoga en la cerveza
de un viaje sin destino.
Una voz, rompe ¿Ha terminado?
regreso,
te marchas,
en este cruce de caminos
no hay palabras.
La ciudad, se mueve deprisa,
La agenda está completa,
no hay tiempo para sueños.
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