martes, 24 de junio de 2014

DESDE LA PENUMBRA




CAJÓN OSCURO PARA JUGUETES ROTOS

Musa y mujer que al ojo en sombra ofrece
agua y sed llena y en la herida es duda:
rota tu imagen, tu presencia ayuda
inequívoca al ocio. Y no parece

amor -qué nombre bajo el que no crece
jamás la suerte- y con su juego escuda
ora el labio, ora el pie: ahora la aguda
senda de un trazo que no pierde trece.

Esta es la siempre habitación del juego:
mujer o rosa que entre el hoy y el luego,
ordenas los segmentos de una huída.

Rama de olvido, condición confusa,
alma sin dueño, si mujer no musa,
si musa no mujer: si boca, vida.


©Jesús Urceloy / abril de 2008

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DESDE LA PENUMBRA

31


La luna se retira del estero.

Castillos de papel las olas han trizado,
como la luz el brillo de los astros.

El canto de la alondra compite con el mirlo
mientras el sol germina el horizonte,
y ves cómo perfila fruncidos y espejuelos
en el reverberar de tu ventana.

Yo ya no estoy. Me fui con la penumbra.


©pbaediciones

martes, 17 de junio de 2014

DESDE LA PENUMBRA




EL QUE BUSCA SIN PRISA EL "sub hoc tumulo...*"

Soy el sordo de la esquina,
el que busca sin prisa
el “sub hoc tumulo…” que le resuma y reste,
el delator sin lengua,
el sastre de palabras mal cosidas,
el tartamudo…
soy el marqués sin frac ni sobretodo,
la nube que no acierta a llover cuando es preciso,
el patán indolente con zapatos,
el gorrión dañino [no soy el siervo
de Dios, que Dios me libre]…
soy el tesoro
que quise juntar un día y se quedó en decir,
soy cuanto quise ser [pero aún no todo],
soy boca arriba a veces,
soy la imposible hazaña que imaginé de chico,
soy el que inclina y alza, el que pretende y vota
[pero siempre a bríos],
soy el que entiende mal lo que le dicen
y el que se dejó la cabeza en el sombrero,
soy el bufón de Aquino
[que nos cantó el fulero
Gaspar Melchor de Jovellanos],
soy capítulo aparte en otras vidas,
soy el que se levanta de la cama
siendo plebeyo hasta que llega al baño,
soy a veces huraño
y otras puro veneno,
soy un álgebra viva si me miras
y el óxido sonido de grilletes
si me oyes,
soy la parca más fiera por las noches…
y hasta soy al que más quiere mi coche…
Si me buscas fatal,
me veras neto en mi tristeza fuerte.
Si me quieres romántico, mastico.
Si me infieres misterio, busca el pico
que duele en mi antebrazo.
Si me extrañas parlero,
busca el tapón de cera en tus oídos.
Si me quieres directo, aquí me tienes.
Si me supones frigio [como el gorro],
soy montera.
Si quieres que te arrastre,
tan solo déjate arrastrar y espera…
Soy el que quiso la elocuencia
y se encontró en ingenio silenciado,
soy el tonto de misa en el estrado,
soy incluso la pera si me pongo,
soy el jefe del todo que es la nada,
soy algún día la espada
[nunca el sable],
puedo ser –si me quieres– adorable,
soy galeote penando en un poema,
soy amigo de algunos [o eso creo],
soy feliz diez minutos en mi jaula,
soy agnóstico hebreo,
soy pularda poco hecha en el plato y con su salsa,
soy el que apaga todo por las noches,
soy el ministro único en mi casa,
soy quien come deprisa y luego arrasa
con esos panetones de frutas escarchadas y de pasas…
Si me buscas guerreando, estoy de baja
con este cabestrillo en la cabeza
que me sujeta entero,
de una pieza,
hasta que acabe todo el bombardeo.
Mi lema hasta mañana
es no dejarme afectar por la mierda de los hombres…
que no me borre esta sonrisa un nombre
o una cifra o un mal augurio absurdo,
que no pierda lo neto en ese burdo
trajín de los desmanes
que se traen entre piernas los notarios,
los bobos funcionarios,
los gregarios que asumen sumisión…
ni los hurones
de despacho oficial y oposiciones…
ese mundo de números cagones
que se empeñan en darme puerta y aire
me tocan, como digo, los cojones.


Poema inédito de
©Luís Felipe Comendador
*sub hoc tumulo: “bajo esta losa”, más o menos
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DESDE LA PENUMBRA

30


A plena luz del día nada es claro.
Engañan los sentidos. La certeza
se oculta bajo el sol.

Es todo tan diáfano, tan verdadero es…

Esa puerta cerrada
desvaneciendo el trance de un susurro…

¿Cómo vas a dudar?

Eso que ves sucede; es evidente, -dices-,
y te confunde cuando más allá de la puerta,
a plena luz del día, averiguas
lo que nunca quisieras encontrar.

Pero duda. Reniega de tus ojos.
Eso que ven, no-es-lo-que-parece.

Créeme cuando afirmo
que solo en la penumbra existe la verdad.


©pbaediciones

martes, 10 de junio de 2014

DESDE LA PENUMBRA




EL POEMA DEL ÁRBOL

voy a escribir un poema que hable de un árbol de un
objeto de un amigo

para eso es necesario pedirle ayuda a alguien alguien
cercano alguien a quien decirle ¿podrías ayudarme a
escribir este poema?

convoco entonces al tronco del árbol a la transparencia
del objeto y a los cabellos blancos de mi amigo y les
pregunto si pueden ayudarme a escribir este poema
el tronco del árbol mueve sus estrías hasta una altura
inalcanzable provoca un pequeño viento hace que las
aves eleven su anchura que caigan al suelo pequeños
frutos

el objeto acerca un rayo de luz que lo atraviesa y funde con
un brillo circular y desnudo

mi amigo abre sus manos me muestra un libro que habla
de sátrapas y venenos

hay algo de prisa de mandato de lejanía en estas muestras
de cariño

mi amigo se sienta a la sombra del árbol una sombra
que se extiende hasta la ciudad que atraviesa la ciudad que
llega justo hasta la altura de mis manos

entonces abre su cartera y me ofrece un poco de agua
no sé la respuesta aún no he logrado aprender el
lenguaje de los árboles de los objetos útiles de los
amigos

y tengo que escribir el poema

tengo que escribir el poema porque se está haciendo
tarde porque hay grupos de hombres en el bosque
porque cerca de la orilla del río están oyéndose
disparos

tengo que escribir el poema porque hay niñas que
rompen con ira las muñecas de paja y les sacan los
ojos con la punta de un cuchillo y abandonan los
pedazos a la boca de los hormigueros

el poema donde un amigo bajo un árbol descansa y
bebe

el poema donde un árbol da sombra y agua a un
amigo

el poema donde un cristal moja los labios de un
amigo y riega un árbol

donde no caben árboles ni cuencos sino hombres o
mujeres que se acercan turnándose en los gritos y en los
disparos

donde sólo cabe una niña que esconde aquellos ojos
un poema donde nadie podrá ser convocado
donde nadie podrá ayudarme

(De “Hazversidades Poéticas”, 2012)

respuesta

tengo que responder con un poema
a un amigo que tengo tengo que responder porque
nada es tan desolador como esperar
debajo de un árbol a un amigo
que pide ayuda para calmar su sed
y nadie llega y hasta las ramas más altas
del árbol ignoran la transparencia de su pena
cimbreándose al viento como si
se desentendieran de su huésped junto al tronco
que escucha sobrecogido a las niñas
rompemuñecas
y al ruido de disparos
y sufre la insensibilidad del amigo
y de la niña
y de los que disparan
y del árbol escarmentado de la sociedad
y añora los ojos de la niña en su poema
y no quiero que su pensamiento vague por
donde nadie podrá ayudarle


© Jesús Urceloy
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DESDE LA PENUMBRA

29


Salir de las estrellas dejando atrás la sombra.

Errar pasos perdidos perdido el horizonte.

Sentir nada en la nada de la nada absoluta.

Perder la cortesía de las necesidades.

Ignorar las funciones marcadas por las horas.

Demoler el castillo aventando los naipes.

Reconstruir infancias con miembros aviejados.

Sufrir la desmemoria de tu ausencia.


©pbaediciones

martes, 3 de junio de 2014

DESDE LA PENUMBRA



Quédate en las islas,
tú, la niebla desnuda
que trajo el espejismo hasta mis ojos,
que quiero volver
a ser el lienzo en blanco,
el que aguarda a su amante entre los acebos,
el que no fue torturado aún
y no conoce sino el dolor de verse abatido
una tarde de otoño.

Hace demasiados años
que espero a que mi cuerpo me sorprenda
con su peso,
con emoción, entre los arabescos de plata
o entre las voces de los supervivientes.

Quédate en las islas
y deja el brocado de ortigas para otro,
que no quiero el resplandor,
pues siempre trae la furia si refulge,
que busco ser besado en el cuello
por la boca más dulce
sin que nadie lo sepa
y no quiero ser despedido
si decido marchar.

Quisiera, antes de que desaparezcas,
que tan solo me dejes las respuestas
que preciso y que busco:
¿Qué gozo le dará el oro a los muertos?
¿Divagar es de estúpidos?
¿Debe implicarse el poeta
o solo ser la voz de cada máscara?
¿Es un tullido el triste?



© Luis Felipe Comendador, agosto de 2009
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DESDE LA PENUMBRA

28


Espío en el escorzo borrosa geografía
velada en la negrura. Un pálpito rebelde
quebranta con silencios el leve desconsuelo
de la noche. Las horas se desperezan lánguidas
en la penumbra. Nacen ecos en el ambiente
apenas habitado bajo el refugio blanco
de vulnerable lienzo. El pálido sosiego
gana la encrucijada, y ensaya la vigilia,
con vaporoso tacto, un trazo con el dedo,
preludio del estío. La brisa, mansamente,
temblores estimula de lumbres olvidadas,
y el mirlo recupera memoria verdecida
de brazos enlazados en cuerpos inmortales.


©pbaediciones