martes, 30 de octubre de 2018

AY, VOZ SECRETA


agarrados a la tierra...
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AY, VOZ SECRETA

Ay voz secreta del amor oscuro
¡ay balido sin lanas!, ¡ay herida!,
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!,
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡Ay silencio sin fin, lirio maduro!

Huye de mi, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza
apiádate de mi, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!

de Federico García Lorca
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XXXVI

Me siento acomplejado y prisionero
bajo la dura ley de la ordenanza
que dicta y ejecuta el refranero.

Mas no soy el primero que se lanza
al tren de los refranes, y bucea
en busca de cumplir una venganza.

Muy cierto es el refrán de alguna aldea
que dice que patrón es el que manda
cuando lo hay, y no quien se marea;

pero siempre se dijo al zarabanda
que olvide los asuntos de la villa
y a sus zapatos vaya con la banda.

Hoy día no resulta que la silla,
si no la sacas al escaparate,
la vendas sin pregones, sin semilla;

pero también es cierta, y acicate,
la regla de que no sabe de plato
quien no condimentó con aguacate.

Si te dieran la escoba y el zapato,
mientras el suelo limpias de la casa
no podrías bailar con el mulato.

Igual sucedería con la brasa:
sin la disposición de buena leña
el fuego quedaría en una gasa.

El Jefe difundió la contraseña
de que su palo cada cual llevara
como los marineros en su peña,

y luego divulgaban con su vara
maquiavélicos planes de desquite
para robar clientes en algara.

Y la oferta que puso en el envite
sirvió de regodeo a la canalla
mientras el pueblo entraba en el convite

mirando por la tele la batalla
que para conquistar nuevos clientes
lanzaron por las ondas y en la valla.
Y a los obreros, piedras en los dientes.

de apuntes, 2001
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(Carta de Charles Bukowski a John Martin, publicista de Black Sparrow Press; en 1969 le hizo La Oferta: 100 dólares al mes si Bukowski dejaba su trabajo en el servicio postal de EE. UU., (desde hacía casi 15 años), y se dedicaba exclusivamente a escribir. Aceptó. Dos años después, entregó a Black Sparrow Press su primera novela: Post Office (“Cartero” en español, disponible gratis en PDF).

12 de agosto de 1986

“Hola, John:

Gracias por la carta. A veces no duele tanto recordar de dónde venimos. Y tú conoces los lugares de donde yo vengo. Incluso las personas que intentan escribir o hacer películas al respecto, no lo entienden bien. Lo llaman “De 9 a 5”. Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar.
Ya conoces mi viejo dicho: “La esclavitud nunca fue abolida, sólo se amplió para incluir todos los colores”.
Lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean para mantener trabajos que no quieren pero temen una alternativa peor. Pasa, simplemente, que las personas se vacían. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes. El color abandona sus ojos. La voz se afea. Y el cuerpo. El cabello. Las uñas. Los zapatos. Todo.
Cuando era joven no podía creer que la gente diera su vida a cambio de esas condiciones. Ahora que soy viejo sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Por sexo? ¿Por una televisión? ¿Por un automóvil a pagos fijos? ¿Por los niños? ¿Niños que harán justo las mismas cosas?
Desde siempre, cuando era bastante joven e iba de trabajo en trabajo, era suficientemente ingenuo para a veces decirle a mis compañeros: “¡Eh! El jefe podría venir en cualquier momento y echarnos, así como así, ¿no se dan cuenta?”.
Ellos lo único que hacían era mirarme. Les estaba ofreciendo algo que ellos no querían hacer entrar a su mente.
Ahora, en la industria, hay muchísimos despidos (acererías muertas, cambios técnicos y otras circunstancias en el lugar de trabajo). Los despidos son por cientos de miles y sus rostros son de sorpresa:
“Estuve aquí 35 años…”.
“No es justo…”.
“No sé qué hacer…”.
A los esclavos nunca se les paga tanto como para que se liberen, sino apenas lo necesario para que sobrevivan y regresen a trabajar. Yo podía verlo. ¿Por qué ellos no? Me di cuenta de que la banca del parque era igual de buena, que ser cantinero era igual de bueno. ¿Por qué no estar primero aquí antes de que me pusiera allá? ¿Por qué esperar?
Escribí con asco en contra de todo ello. Fue un alivio sacar de mi sistema toda esa mierda. Y ahora estoy aquí: un “escritor profesional”. Pasados los primeros 50 años, he descubierto que hay otros ascos más allá del sistema.
Recuerdo que una vez, trabajando como empacador en una compañía de artículos de iluminación, uno de mis compañeros dijo de pronto: “¡Nunca seré libre!”.
Uno de los jefes caminaba por ahí (su nombre era Morrie) y soltó una carcajada deliciosa, disfrutando el hecho de que ese sujeto estuviera atrapado de por vida.
Así que la suerte de, finalmente, haber salido de esos lugares, sin importar cuánto tiempo tomó, me ha dado una especie de felicidad, la felicidad alegre del milagro. Escribo ahora con una mente vieja y con un cuerpo viejo, mucho tiempo después del que la mayoría creería en continuar con esto, pero dado que empecé tan tarde, me debo a mí mismo ser persistente, y cuando las palabras comiencen a fallar y tenga que recibir ayuda para subir las escaleras y no pueda distinguir un azulejo de una grapa, todavía sentiré que algo dentro de mí recordará (sin importar qué tan lejos me haya ido) cómo llegué en medio del asesinato y la confusión y la pena hacia, al menos, una muerte generosa.
No haber desperdiciado por completo la vida parece ser un logro, al menos para mí.

Tu muchacho,
Hank”
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martes, 23 de octubre de 2018

HOY ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS...


El equilibrio de las cabras (por La Canal de los Guías)

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HOY ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS...

Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.

Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tanta vida y jamás!
¡Tantos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla...
Y repitiendo:
¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!
Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.

Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tanta vida y jamás! ¡Y tantos años,
y siempre, mucho tiempo, siempre, siempre!

de César Vallejo
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XXXV

Cómodamente sentado
en esta silla obligada,
disfruto de un desahogo
que poco a poco llegaba.

Tomo, clavado de un pincho
en la pared, un diario
de fecha descolorida
y letras de pintalabios.

Sin especial interés,
solo por pasar el rato,
echo un ojo a los papeles.
(El otro, lo había cerrado).

Cuando ya mi mal se iba
calmando, con gran esmero,
elegí una hoja clara,
y la partí por el centro.

Luego frunzo los fragmentos
estiro bien el despojo
y, con gran delicadeza,
me levanto y limpio el ojo.

de apuntes, 2001
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A MI HIJO DE 13 AÑOS, DE PARTE DE TU MADRE:
un contrato de iPhone, con amor

Querido Gregory:

¡Feliz Navidad! Ya eres el orgulloso propietario de un iPhone. ¡Impresionante! Eres un chico de 13 años bueno y responsable y te mereces este regalo. Pero aceptarlo significa aceptar una serie de normas y obligaciones. Por favor, lee con detalle el siguiente contrato. Espero que comprendas que es mi deber educarte para que seas un joven sano y maduro, capaz de funcionar en el mundo y de coexistir con la tecnología, no de vivir controlado por ella. El incumplimiento de esta lista significará que dejarás de ser dueño del iPhone.
Te quiero con locura y estoy deseando compartir varios millones de mensajes de texto contigo en el futuro.
El teléfono es mío. Yo lo he comprado. Yo lo he pagado. Te lo estoy prestando. ¿A que soy estupenda?
Siempre sabré la contraseña.
Si suena el teléfono, contéstalo. Es un teléfono. Di hola, sé educado. No ignores nunca una llamada si la pantalla dice "Mamá" o "Papá". Nunca.
Entrega el teléfono a tu padre o tu madre sin falta a las 19.30 en días de colegio y a las 21 en fin de semana. Permanecerá apagado durante la noche y lo volveremos a encender a las 7.30 de la mañana. Si es un momento en el que no llamarías a nadie al teléfono fijo -que pueden descolgar los padres-, no llames ni envíes un mensaje. Haz caso a tu instinto y respeta a otras familias como nos gusta que nos respeten a nosotros.
El teléfono no va al colegio contigo. Habla en persona con la gente a la que envías mensajes. Aprender a hacerlo te vendrá bien en la vida. Lo de las medias jornadas, las excursiones y las actividades extraescolares tendremos que estudiarlo especialmente.
Si se cae al váter, se cae al suelo y se destroza o desaparece, tú serás responsable de lo que cueste arreglarlo o sustituirlo. Corta el césped de algún jardín, cuida niños, ahorra dinero de cumpleaños. Algo pasará, así que debes estar preparado.
No emplees esta tecnología para mentir, burlarte de otro ser humano ni engañarle. No participes en conversaciones que hieran a otros. Sé un buen amigo antes que nada, o si no, mantente al margen de las disputas.
No digas nada, ni por mensaje, ni por correo electrónico, ni por teléfono, que no dirías en persona.
No digas nada, ni por mensaje, ni por correo electrónico, ni por teléfono, que no dirías en voz alta con sus padres presentes. Censúrate.
Nada de porno. Busca en internet información que no te importe compartir conmigo. Si tienes alguna pregunta sobre algo, házsela a una persona; preferiblemente a tu padre o a mí.
Apágalo, siléncialo o guárdalo en público. Sobre todo en un restaurante, en el cine o mientras estés hablando con otra persona. No eres un maleducado; no permitas que el iPhone te cambie.
No envíes ni recibas fotos de tus partes íntimas ni de las de otra persona. No te rías. Algún día tendrás la tentación de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es peligroso y podría arruinar tu vida de adolescente, universitario o adulto. Es una mala idea, siempre. El ciberespacio es vasto y más poderoso que tú. Y es difícil conseguir que desaparezca algo de semejante magnitud, incluida una mala reputación.
No hagas millones de fotos y vídeos. No es necesario documentarlo todo. Vive tus experiencias. Quedarán almacenadas en tu memoria para toda la eternidad.
Deja el teléfono en casa a veces y quédate tranquilo con la decisión. No está vivo ni es una prolongación tuya. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer el miedo a perderte algo.
Descárgate música que sea nueva, o clásica, o distinta a la de los millones de chicos como tú que escuchan exactamente las mismas cosas. Tu generación tiene la mayor facilidad de acceso a la música que ha existido jamás. Aprovecha ese don. Amplía tus horizontes.
Juega a un juego de palabras o de preguntas de vez en cuando.
Mantén los ojos abiertos. Mira el mundo a tu alrededor. Asómate a una ventana. Escucha a los pájaros. Sal a pasear. Habla con un desconocido. Pregúntate cosas sin necesidad de buscarlas en Google.
Meterás la pata. Te confiscaré el teléfono. Nos sentaremos a hablar sobre ello. Volveremos a empezar. Tú y yo estamos aprendiendo sin cesar. Estoy de tu parte. Estamos juntos en esto.
Espero que te parezcan bien estas condiciones. La mayoría de las enseñanzas que enumero aquí no sirven solo para el iPhone, sino para la vida. Estás creciendo en un mundo rápido y cambiante. Es emocionante y seductor. Procura no complicarte las cosas siempre que puedas. Confía en tu inteligencia y en tu enorme corazón por encima de cualquier máquina. Te quiero. Espero que disfrutes de tu increíble iPhone.
Besitos

Mamá

Janell Burley Hofmann
11/12/2013
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martes, 16 de octubre de 2018

¡SI ME LLAMARAS, SÍ;


flores de otoño en un árbol de altura: 1700 mts.

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¡SI ME LLAMARAS, SÍ;

¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!

Lo dejaría todo,
todo lo tiraría;
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.

Tú que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.

Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí; si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.

Nunca desde los labios que te beso,

Nunca desde la voz que dice:
"No te vayas."

de Pedro Salinas
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XXXIV

Estuvimos alternando
en los bares con la peña,
cerveza, tinto, refrescos,
callos a la madrileña,
cortezas, frituras, vino,
una ensalada risueña
de cebolla con tomate
de cosecha lugareña.
Probamos el rico mosto
que sacó la linda dueña,
y acabamos bien cargados,
como cuba caribeña.
Inquieto pasé la noche,
pero fue peor la leña
de urgencias, más apropiada
de una cena navideña.
¡Ay! si no me funcionara
el canal de la cureña.
Un sofocón de dolores
en la tripa pedigüeña
promete consuelo grato
como viva contraseña.
Rotas quedan las mañanas
en la pradera trigueña:
camino con el temor,
por el campo y por la aceña.
Recelo de tropezar.
Hasta de soltar enseña
miedo pánico he tomado,
por si, con fuerza de greña,
un arroyo mal oliente
por el ojo se despeña.

de apuntes 2001
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MI NUEVO AMOR


Tengo un amor nuevo y con él aprendí muchas cosas. Por ejemplo, los límites. Tantos años de ir a lo del psicoanalista para escucharlo repetir siempre: “Pero usted se tira a la pileta sin agua”. A mí esa frase me producía consternación, porque una pileta sin agua es de lo más triste que hay. O si no, me decía: “Hágase valer, usted tiene una imagen muy deteriorada de sí misma, usted es inteligente, es creativa”. Eso a mí me daba como un destello de valor por un momento y después me sonaba a consuelo, como cuando alguien presenta a otra persona a un tipo o una tipa impresentables y para arreglarlo dicen: “es historiador” o “viajó a Tánger”, y como yo creo que lo que siento es verdadero amor, no necesito ni ser linda ni ser creativa ni viajar a Tánger: él me quiere por lo que soy. Y no le importa si soy un poco vieja, porque es como que no registrara esas cosas: para mi asombro me quiere sin condiciones. Con él aprendí la expresión de la mirada, que vale por mil palabras: no me asusta si en sus ojos veo una pizca de odio; sé que no es hacia mí como yo suponía antes, o tal vez el análisis anterior haya hecho efecto a posteriori; de pronto uno puede tener una pizca de odio en los ojos por cosas que recuerda, motivos privados. Yo sé con él cuándo debo acercarme porque no es violento para el rechazo y así —y a eso siempre lo consideré una prueba de convivencia que alabaría el analista— podemos estar cada uno en su habitación, pensando en nuestras respectivas cosas sin necesidad de perturbar preguntando “¿qué estás haciendo?” para joderse las paciencias mutuamente. Con él me ha surgido una femineidad insospechada, porque ante su sencillez —es de hábitos regulares y desea cosas simples— he depuesto toda rivalidad o competencia. Compartimos esa cualidad neutra que posee el tiempo después de cierta edad, en que no hay días terribles ni fiestas luminosas, porque los días se enlazan en el comer, dormir, trabajar y ver un poco de televisión.

Eso sí, él televisión no mira. A la noche, para separar un día de otro, nos frotamos la frente. Los únicos problemas vendrían a ser la dieta y una sola costumbre que no me gusta, porque es muy delicado en general: sólo come carne picada y se rasca las pulgas delante de la gente.

de Hebe Uhart (Moreno, Argentina; 2 de diciembre de 1936-Buenos Aires, Argentina; 11 de octubre de 2018)
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martes, 9 de octubre de 2018

LOS DÍAS DE UN VENCIDO


La Najarra: El collado de los guías

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APÓCRIFO MACHADIANO

Estos días azules y este sol de la infancia
vienen de un sueño mago que me lleva a Sevilla.
En el patio empedrado cantaba sola el agua.
En la plaza cercana, un son de golondrinas.

Por las calles en sombra, una sombra cansada,
camino del casino de tertulias cansinas.
Las niñas que bordaban su inicial en las sábanas.
El eco del pregón de las mercadurías.

Mi padre entre papeles, de la noche hasta el alba.
Mi madre, en su silencio, absorta en la cocina.
Mis hermanos jugaban con el mundo en el atlas.
Yo miraba las horas pasar hacia otra orilla.

La penumbra fingida refrescaba la casa.
Era todo real y a la vez fantasía.
Niñez mía en el sueño de la ciudad más clara.
Qué rápido va el tiempo y qué lenta la vida.

de Felipe Benítez Reyes
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XXXIII

Tropezando. Desastrado.
Vacilante caminaba.
Con retrato corcovado
los zapatos arrastraba.

Una botella llevaba
con licor.
Y su aliento destilaba
mal olor.

de apuntes, 2001
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LOS DÍAS DE UN VENCIDO

Es curioso cómo cada día soy más consciente de la insignificancia de mi muerte si la comparo con lo que compendia en mí la muerte de los que quiero y no considero aún en tal proceso [¿en tal abismo?]. Y es que la muerte empieza a ser insignificante cuando toma el camino natural de lo ya vivido [precisamente porque se ha vivido].
En otro plano superior, también resulta mi muerte insignificante, pues en ningún caso supondrá la desaparición del ser lanzado en las generaciones.
Desde ese punto tengo claro [y ya demostrado] que no soy importante ni en el estar.
También es cierto que no hay experiencia de la muerte, es imposible, sino de la vida con su roce de muerte y su cúmulo de consecuencias traídas con o sin sorpresa… El sentimiento de falta es vida, la tristeza es vida, la añoranza y el recuerdo son vida…, y hasta el hecho de morir es vida hasta el justo último instante.
Y, sin embargo, la muerte nos conforma como seres en camino [es absolutamente vivaz], pues nos lleva hacia sí inexorablemente, lo que la convierte en una plataforma envidiable desde la que buscar expresión, desde la que preguntar y preguntarse, desde la que tomar valores o desdeñarlos.
Tomando a la muerte como punto de partida [y no de final] todo se configura posible, hasta cambiar los parámetros del mundo humano dándolos un giro [que se figura imposible] de 180 o de 360 grados. ¿Qué importa el uno o la nada si partes de la muerte? ¿Qué dificultad podemos poner a cualquier pretensión de ser o hacer si partimos de la muerte? ¿Importa el dinero, el poder, la posesión de objetos y campos infinitos si partimos de la muerte? ¿Qué libertad no es susceptible de existir si partimos de la muerte?

de Luis Felipe Comendador
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martes, 2 de octubre de 2018

¿Que quién es Luis Felipe Comendador...?


Foto: Pedro.

En La Najarra
"La canal de los guías"
buitres volando...
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Un poeta en Getafe

VER, OÍR Y CALLAR

Acaso es que eras sordo
y nunca oíste
los gritos de dolor de la mujer
que llora, cada día, al otro lado
de esa pared, delgada, transparente,
que separa tu hogar
del que es su infierno.

Tal vez es que eras ciego y nunca viste
las huellas de los golpes en su cara.

Tampoco ayer sentiste
su mano en tu antebrazo,
leve gesto que fue señal de alarma,
ni el miedo que,
a su paso,
inundó la escalera,
no sale una palabra de tu boca
que le sirva de ayuda. Aunque ya es tarde:
el cadáver ha sido levantado.

de Matías Muñoz Borja
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XXXII

Las luces me ciegan. Entorno los ojos.
Las letras me miran con matices rojos.

Línea es esa raya que se desternilla
tirándome letras desde la cuartilla.

Quisiera evadirme de las realidades:
calladas acechan a mis despertares.

Arrullan los ruidos mi dulce letargo,
y apagan el eco de sabor amargo.

En la negra noche de mis ojos, busca
sutil complacencia una idea brusca:

nada hay en el mundo que sea deudor
del grato abandono en este sopor.

de apuntes, 2001
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A la inmensa mayoría

"Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajo a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno". Blas de Otero.
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APOYO LUIS FELIPE COMENDADOR

29 de septiembre a las 10:58 •

Iniciamos una campaña para SALVAR LA IMPRENTA.
Ante todo queremos dejar bien claro la negativa total de Luis Felipe Comendador a esta iniciativa por entender que es algo personal y que sólo él debe solucionarla.
Nosotros no estamos de acuerdo, además de venir provocada por una situación absolutamente injusta, tenemos que tener en cuenta que hablamos de la persona más generosa y solidaria que conocemos, alguien que ha donado sus colecciones personales y todo su tiempo para las diversas causas solidarias, tuvieran o no que ver con SBQ. Además estamos hablando de un local que utiliza casi de manera exclusiva para las actividades de SBQ.
Vamos a hacerlo, vamos a ayudar entre todos.
Aquellos que entendáis que esto es para solucionar una situación injusta y ayudar a alguien que siempre está dispuesto a ayudar al resto sin preguntas, a alguien que nos ha enseñado lo que es el Humanismo Pequeñito pueden hacerlo ahora.
Con el dinero que se vaya aportando se podrá liquidar la deuda y si no se llegara a tanto, sí nos podrá dar la posibilidad de renegociar el resto para que el negocio pueda hacerle frente.
Lo que vamos a hacer es una especie de micromecenazgo. ¿Cuánto? Lo que podáis y queráis.
Buscaremos la manera de recompensar a todos los mecenas para que Luis Felipe no se sienta tan mal por recibir está ayuda. No debemos olvidar que no es necesario que nos lo devuelva, ya nos lo ha devuelto con creces antes de todo esto.

El número de cuenta:
IBAN ES12 2100 4146 3922 0001 8967 (La Caixa) (Titular: Luis Felipe Comendador).
Salvo que se desee hacer anónimamente, es importante que pongáis vuestro nombre completo y en el concepto “SALVAR LA IMPRENTA”. Esto no es más que para no complicar aún más las cosas a efectos fiscales.

Además de esta campaña de ayuda haremos todas las gestiones posibles para revertir esta situación que, repetimos, parte de algo injusto donde las leyes, en ocasiones, sirven para hundir a las pequeñas empresas que dan la cara frente a las grandes que desaparecen.

ESTA ES LA ENTRADA QUE NOS HA HECHO REACCIONAR:

Sé desde hace muchos años que ser el protagonista de tu vida es lo importante, que el triunfo y el fracaso son anécdotas en esta extraña historia de la culpa. Ayer se concretó en un documento de la agencia tributaria mi fracaso personal como pequeño empresario y no sé por dónde discurrirán las cosas en los próximos meses. Unos grandes impagos (para mí muy grandes, que quizás para otros sean pequeños) de clientes que fueron importantes en su día (Ploder, Horpresa, Gecobesa…) abrieron una brecha irreparable con la administración, que dejó pasar años sumando intereses, recargos, multas, durísimos embargos de crédito y otras gabelas, hasta el punto de multiplicar por tres o cuatro una deuda que en realidad no era mía, sino de quienes me dejaron al pairo con cierres, huidas y concursos de acreedores. Hoy me comunican que mi imprenta sale a subasta por la insultante cifra de 35.054,07 euros, mientras se le otorga un valor real de 308.681,00 €, y lo hará el día 28 de noviembre de 2018 previa publicación en no sé qué boletín. Yo no puedo hacer nada para solventarlo, pues no dispongo de esa cantidad ni del crédito necesario para cubrirla, por lo que me dejaré hacer hasta donde ellos quieran o hasta donde mi cuerpo y mi cabeza aguanten. Sé que soy mal gestor y esto que os relato lo avala, pero soy mal gestor por el incumplimiento de otros, por el amparo que la ley les dio y les da a quienes me dejaron con esta deuda. Quiero explicaros, por poner solo un ejemplo, que Ploder fue una empresa que subcontrató la administración para la construcción de los tramos de autovía Salamanca-Béjar, una empresa que no me pagó ni un euro de los múltiples trabajos que realicé para ella antes de su cierre fantástico justo el día después de entregar las obras al Estado, una deuda de la que la administración nunca quiso saber nada, y así seguiría con el resto, pero no tengo ya ganas de explicar cosas que no me van a solucionar el día de mañana. Que esto llegue a término por parte de la agencia tributaria va a dejarme en la calle y muy tocado para poder continuar con mi proyecto de vida, aunque soy un empecinado y voy a pelear por mí.
Os lo cuento para que suméis este dato en mi beneficio si es que alguno de estos días os fallo, pues, aunque no quiera, este asunto me dispersa.

Gracias siempre por estar ahí.

Un fuerte abrazo.

Luis Felipe Comendador
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¿Que quién es Luis Felipe Comendador?

-Es el ser humano más honesto, más humilde y más generoso de quien tengo constancia.
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