sábado, 26 de diciembre de 2009

DIARIO DE PERÚ
Luís Felipe Comendador
“diario de un savonarola.blogspot”
EL SORNABIQUE

Perú [40] Los viajes del viaje (VIII)

VIAJE A LA DEFINICIÓN DE LA POBREZA
Paseando por Chan-chan, y embebido de la hermosa cultura Chimú, escuché a un guía explicar a un grupo de niños que los chimúes eran una comunidad rica porque supieron dominar el agua de los ríos para obtener recursos de ese dominio… entonces me planteé de pronto que es imprescindible ‘definir’ un problema para poder atacarlo… paseando por lo que fueron pozos, salas de audiencias, depósitos, viviendas... empecé a darle vueltas a una definición de la pobreza que fuese capaz de focalizar una serie de aspectos sobre los que poder elaborar actuaciones reales… pensé entonces en que la pobreza podría definirse como una condición ‘superable’ del hombre en la que coexisten la ‘privación’ y una ‘ruptura con el ritmo de la sociedad en la que habita’, circunstancias que propician un ‘sufrimiento’ que debe resultar inaceptable para el colectivo.
A partir de este punto, mientras paseaba el lago de nenúfares y patos con verdadero asombro de mis ojos, entendí que lo primero que debemos hacer es buscar las raíces del problema, dónde, cuándo y por qué comienza un hombre a ser pobre… cuál es la etapa más vulnerable del hombre para entrar en el duro mundo de la pobreza… y enseguida determiné [salvando procesos más complicados y situaciones específicas] que la pobreza se patentiza y se adquiere fundamentalmente en la infancia, precisamente porque la infancia viene acompañada de ‘falta de autonomía’ debida al largo proceso de desarrollo de la especie humana… atacar este estadio vital resulta importantísimo, pues con ello resolveremos graves problemas de supervivencia [el niño es un individuo que apenas puede luchar por su supervivencia] que anudarán un crecimiento sano y un desarrollo armónico [circunstancias que ya predisponen por sí mismas a un futuro mejor en el que esos niños puedan desarrollar con facilidad sus potenciales]… pensándolos en clave de futuro [a los niños], podremos ver con claridad que si actuamos sobre una generación con alimentación, salud y formación en la que primen los valores sobre los absurdos contenidos, conseguiremos un impacto muy positivo que a medio plazo fortalecerá de forma impresionante a la comunidad y a todo su tejido social y económico, con lo que nuestra inversión en la infancia quizás sea la mejor forma de lograr un beneficio permanente que propicie un crecimiento social de forma geométrica, lo que aportará la tan deseada ‘sostenibilidad’.
Y aquí me detuve, pues pasó ante mis ojos, muy despacito, un ‘viringo’ [que es el perro peruano sin pelo]… y lo mismo fue un signo, un aviso para que me detuviese en ese justo momento de mi pensamiento, como si ese perro me estuviese diciendo que ya había llegado al final, que no debía seguir, que me quedase en esa verdad y la llevase a términos efectivos desde mis posibilidades… así que el resto del día me dejé llevar tan solo por la mirada en aquel inmenso ejemplo de vida destruida y recuperada solo como Arte e Historia nebulosa y sesgada.
Hasta que llegó la noche no volví a pensar en el hecho de la pobreza y en cómo tramitar su erradicación… entonces, con la noche encima, tomé mi portátil y me puse a picar en mi diario informático todo lo pensado para no olvidarlo… de él dejo estos puntos rápidos de acción sobre la pobreza [entiendo que hay que desarrollarlos, pero en principio me sirve el dejarlos apuntados aquí:
• Resulta imposible obtener las necesidades básicas [hay que trabajar en enseñarles cómo obtener recursos alimentarios y cómo tramitar los asuntos del acceso al agua clorada].
• Pérdida absoluta de identidad [trabajar con la infancia en asentar su identidad].
• No gozan de los Derechos Humanos [trabajar por el desarrollo integral de los niños].
• Incapacidad para acceder al empleo o a los medios de producción por cuenta propia [enseñar técnicas de autoempleo y capacidades para llevarlo a cabo].

No dormí bien esa noche.
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Cuento de Navidad: Los Magos de Oriente

Tengo 9 años. He salido a la calle, hay mucha gente que va y viene a sus asuntos, y los coches obligan a tener cuidado cuando cambiamos de acera. Saludo a niños y niñas del barrio, de la escuela, del parque; miro -y me miran- otros niños y niñas que conozco de vista, y a otros que no sé quienes son… Este barrio es nuevo. Eso significa que antes no estaba. Imagino aquí un campo de trigo, o huertas donde ahora están las casas, el centro comercial, el parque, como cuando nos perdemos entre los árboles del bosque, en la sierra, y no vemos ni nos cruzamos con nadie. Supongo que antes, cuando mamá y papá tenían mi edad, había menos coches, menos casas, menos gente, y si ellos pensaban lo mismo que yo, al mirar alrededor llegarían a la misma conclusión: que antes, cuando sus padres, -mis abuelos-, eran como yo, habría menos coches, menos casas aún, menos gente y más campo con huertos, sembrados, y árboles. Camino por la acera. Mi mamá me dice, de vez en cuando, que venga, que no me quede atrás; yo corro hasta ellos, pero sigo pensando en la falta de acera, de casas, de coches, y me veo rodeado de campo. Hace mucho tiempo, los pueblos serían de pocas casas, apenas habría gente, y no habría necesidad de desplazarse en coche. Tampoco habría carreteras tan anchas y rectas, todo lo más caminos de tierra para los burros de carga y los carros que traían la comida a la tienda del pueblo. Imagino que el mundo debió ser así durante muchos años antes de llegar a lo que ahora es, y la vida sería más sencilla, más tranquila, menos peligrosa. Dicen que hace 2010 años nació un niño en un establo. Me han contado que en esa época no existía el turismo, los hoteles se llamaban posadas, y, como no había mucha gente, apenas tenían habitaciones. Cuando llegaban viajeros de paso, como en algunas películas del oeste que he visto, si no tenían dinero, o no había habitación libre, se acomodaban sobre la paja en las cuadras de los caballos para resguardarse del relente de la noche. Eso les pasó a los padres del niño que nació en la cuadra hace 2010 años. Ese nacimiento coincidió con unos magos de oriente que, en esa época, estudiaban los fenómenos del espacio que ocupa el cielo: seguían a una estrella errante, y llegaron al pueblo siguiendo la ruta que marcaba. Los magos visitaron el pesebre donde se reponía la madre y el niño del trance de nacer; era tan pequeño el pueblo que, aparte de la taberna, no había otra cosa que visitar digna de mención. Debió ser por los efluvios del lugar, por lo que uno de ellos sacó de sus alforjas una barrita de incienso, que es un perfume capaz de eliminar el mal olor más persistente. Como las velas antitabaco. Unas monedas de oro dejó otro de los magos, seguramente para leche y pañales; y, cuando se marchaban, dicen que dejaron un tarro de mirra, a saber con qué propósito. Ese momento de la entrega del oro, el incienso y la mirra, quedó en la memoria de la gente, y cada año lo celebraba el pueblo, y los niños encontraban algún presente en esas fechas en las ventanas o en los portales de sus casas. Aquél hecho misterioso se extendió a otros pueblos, y, con el tiempo, a todo el mundo: los magos, en su caminar científico sobre sus experimentos y comprobaciones, siempre dejaban en las casas de los niños golosinas, juguetes. Como el mundo sobre la tierra se hizo más y más grande, y los magos son los mismos, yo creo que han debido de delegar en otras personas para cumplir con la costumbre de cuando visitaron al recién nacido hace 2010 años. Por eso los magos llegan a todas partes en tan poco tiempo, llevando a cada niño su regalo. Yo sé que hay quien no cree en los magos de oriente, y sin embargo cree en el aire, que no se ve. Yo creo que los magos existen, que son verdaderos. Creo que existe todo lo que yo quiero que exista, porque muchas veces las cosas no son como las vemos, sino como las sentimos.
Olvidaba decir que mi nombre es Álvaro.

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Feliz Navidad 2009

Que no despierten los ladrones de sueños
que rondan el alma.
Que no guardemos por más tiempo
las palabras de amor anhelamos decir.
Que no nos quedemos en tierra
porque el barco pueda naufragar.
Que los tragos amargos de la vida
no se lleven todas las ilusiones.
Que tengamos tiempo para mirar las estrellas
y para escuchar a las personas que nos aman.

Blas Mendiola

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