DIARIO DE PERÚ
Luís Felipe Comendador
“diario de un savonarola. blogspot”
EL SORNABIQUE
Perú [31.1] Los viajes dentro del viaje (IV)
EL VIAJE PLÁSTICO
El mágico contraste de Chucuito bajo ese gris constante del nuboso limeño, la melba en las Ballestas con sus aves del guano y los lobos marinos en un descanso etéreo, las cuevas en las rocas rifando al mar sus olas, los cormoranes quietos, las barcas en Paracas queriendo ser un pecio, Esther con su sonrisa de ángel inexperto, el polvo, las pirañas disecadas del puerto, la arena gris y siena, la caña en los linderos, noviembre, el colectivo, la niña, el pisco, el sismo persistiendo, la capilla chiquita de San Lucas Tadeo, las mujeres soldado, el serenazgo presto, los coches, los “sanduices”, la Inca Kola, las manos del juguero… el alma impenetrable de un mochica en su templo, la Huaca de la Luna sugiriendo un infierno, Yolanda en su casita de Moche y azul cielo, el trasiego del agua, lo español en lo ajeno, el oro, las lloronas, la mujer del espejo, el inca de canela, la casa de Vallejo, la danza marinera que engarza un par de cuerpos, el capitel de Chincha [de caña, pero entero], el tipo de la barca, Huanchaco de totora, los taxis, las caseras, las frutas, el desierto… ¿qué puedo yo decir del desierto?... la hermosa humanidad de la mujer Lorena, los ojos tristes siempre, las toronjas, el cielo, Medusa en el Pacífico, yo y Sonia Luz corriendo, los Andes berlineses haciendo muro y cieno de un pueblo hecho de barro, la palta y el cebiche, el ají en el aliento, el olor a mercado, Carlitos dirimiendo si cantar por peruanas o por sones del centro, el tipo de Arequipa, un Marriot en el cielo de lo que aún no existe, las bocas y su aliento, el miedo en las esquinas, el ciego que no es ciego, los libros del mercado [amontonados, viejos…], la luz a media tarde, la casa del pasaje y el camino intrincado hasta el departamento, las noches en el bus, Chan-chan y el barro viejo, las musas innombrables en La Alameda quieta, el perro, la ocarina sonando, las casitas del cerro… y colores hirientes, y colores deshechos, y colores sin nada [como volcanes secos], y colores que hablan, y colores discretos, y colores de bocas que gritan como ardiendo, y colores de plantas junto a los pozos ciegos, y colores terribles que vienen de los cerros, y colores de aguadas donde todo es aún seco, y colores sin brillo, y colores con miedo…
¿Qué puedo yo decir?... lo he visto y vuelvo hecho de esas especias últimas que hacen al hombre eterno… lo he visto y eso es todo… ¿qué puedo ya decir?
Perú [32] Los viajes dentro del viaje (V)
EL VIAJE FANTÁSTICO [o el viaje fanático]
Las blancas muertecitas, las vírgenes con pelo natural que lloran por las noches, los fantasmas familiares que se aparecen y mueven las cortinas, los espectros de recios españoles en el Real Felipe, los muertos recientes que pasan a despedirse… hay iglesias allá por donde tuerzas la mirada y quien pasa junto a ellas se santigua con verdadera devoción… hasta capillitas especializadas en poner música de José Luis Perales o de Julio Iglesias… el peruano es católico hasta la mismita pasión y se deshace en esos entrañables “Dios le bendiga”… todo en nombre de Dios y todo gracias a Dios… y una mezcla con algo ancestral y más antiguo que hace del catolicismo algo chamánico… ahí entendí enseguida el empeño de la curia romana por no perder el predio católico de España, su lucha encarnizada por temas sobre los que apenas ha dicho nada en otros países europeos [el preservativo, el divorcio, el aborto, el derecho a elegir tu propia muerte… las voces de España llegan a Latinoamérica claras, en el mismo idioma]… España es la vía natural de la religión a Latinoamérica y eso lo saben muy bien en Roma… y el mundo latino dedica fabulosas sumas de dinero al trazo religioso [paradójicamente, los más pobres son los que más dinero gastan en consumo religioso]… quizás sea una mezcla de creencias ancestrales con una auténtica fascinación por el lujo inexpresable de los templos [siempre se ha jugado desde la iglesia con la fascinación y el miedo].
Entrar a cualquier iglesia –he entrado en pocas, pues me pongo muy nervioso ante ciertas actitudes– supone encontrarse con gente en acto de confesión [algo que aquí se perdió ya hace demasiados años, algo que me recuerda a la España de los años 50/60], con fieles en actitud de oración… confieso que me he preguntado muchas veces en Perú por qué sucede esto, por qué un pueblo necesitado de valores revolucionarios se calma y se diluye en el hecho religioso y confía en exactas peticiones que luego agradece con plaquitas y dádivas a sus santos preferidos o a sus vírgenes… ver en vivo esa parcela de la religión, de la que he hablado en esta bitácora en múltiples ocasiones, me ha dejado a veces perplejo y a veces realmente preocupado… un hombre sojuzgado por una idea hasta la fe ciega es un hombre domesticado, y más cuando esa idea no responde a parámetros científicos, tangibles, reales… y quizás esto tenga mucho que ver con los retrasos sociales de toda Latinoamérica… pero es el predio del catolicismo, el edén de una espiritualidad capaz de controlar a enormes masas humanas con los fines que se deseen.
Siempre desde el respeto, pues he conocido a muchos amigos nuevos con creencias firmes, creo que mientras Latinoamérica no se libere del yugo religioso [sobre todo de su dimensión social y de su influencia política] y lo lleve a sus vidas únicamente como una opción absolutamente personal y sincera, no se producirá el paso necesario hacia una sociedad moderna, más libre y más justa.
Y lo que más me subleva es que en el Perú, también, los mejores terrenos, las obras de arte más señeras, los edificios más lujosos, las joyas más valiosas pertenecen a la Iglesia Católica… y más me mosqueo cuando me entero de que el Opus Dei domina allí templos y universidades a las que asisten los hijos de los más poderosos, esos chicos que en un futuro cercano serán quienes tengan en sus manos el poder económico y político de un país que necesita justicia social en vez de oraciones y prédicas, de un país que precisa igualdad entre sus ciudadanos antes que vía crucis y penitencias, de un país que demanda con urgencia que sus niños no trabajen explotados y tengan derecho a una sanidad decente antes incluso de que tomen la manida comunión o sean bautizados.
No niego que hay órdenes misioneras y sacerdotes de calle que están haciendo un trabajo encomiable, magnífico… pero el fondo de todo siempre es perverso, porque se compran fieles a la par que Cielo, se cambia alimento y salud por ideología religiosa… y eso nunca lo reconocen.
La mayor conquista española en Latinoamérica, la que perdura como gabela diaria, es la conquista espiritual, que costó tantos muertos como la del oro y la tierra. Como español, pido perdón por ello.
jueves, 17 de diciembre de 2009
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