martes, 26 de diciembre de 2017

Villancico de 2017


Foto de Paki
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¿El proceso de escribir es difícil?
Es como llamar difícil al modo
extremadamente prolijo y natural
con que es hecha una flor.

De Verónica Aranda

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“Bueno, como cada 365 días, más o menos, ahí va para ustedes mi Villancico anual. Si el año pasado fue un madrigal, este año le toca un sonetillo. ¡Felicidad para todos!

Villancico de 2017
(Sonetillo –con estrambote jocoso- del portalillo de Belén.)

San José, que ya ni peca,
anda mosca tras el truco,
pues le canta que algún cuco
le quita y cata su ceca.

María, pura manteca,
de tanto pico caduco
o le manda a Pernambuco
o se hace en seco la sueca.

Y el Niño, de un acurruco,
ni quita ni pone mueca
ni se descalza un patuco.

Hay, con su lira de teca,
sobre el portal de bejuco
un ángel de filmoteca.

¡Y Herodes ríe, qué rey,
con la mula y con el buey!


De Jesús Urceloy / diciembre, 2017”
(Copiado de fb)
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29.- VARIACIONES SOBRE EL OCASO


Sombras avanzan en el infinito
perfil de nieve sucia y de cizaña.
(Roca prendida por la telaraña.)
Sin aspaviento; sin clamor. Sin grito,
el sol es atrapado en el garlito:
se deshilan sus rayos con tal arte
que la negrura al resplandor lo parte,
y aniquila la luz en el gambito.

El crepúsculo acosa en el finito
lugar donde se oculta la cabaña.
Se dilata la turbia telaraña
sin aspaviento, sin clamor, sin grito,
y al sol abraza dentro del garlito.
Deshilacha las granas con tal treta,
que la tiniebla al resplandor lo reta,
mientras la luz se aleja de su hito.

El ocaso recorta en el finito
perfil de cielo y nieve la cabaña
y la roca, bastiones de la hazaña
en los días de glorias y de mito;
el sol es atrapado en el garlito;
descompone los brillos con tal prisa
que se le desmadeja en la cornisa
el aura, la razón y el monolito…

Cerca el ocaso al sol en lo finito
igual que ayer y hoy, e igual mañana,
cómo con cada día la temprana
luz refulgente brilla despacito;
avivo el paso mientras lo medito,
y en el balcón del tiempo recostado,
noto que mis batallas de soldado
a la sombra de soles han prescrito.


De “variaciones sobre el ocaso” 2005
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#1

A lo lejos, los nativos, que parecían dormir la siesta, miraban sin embargo cómo aquel astrofísico dibujaba, lentamente y tras sus gruesas lentes, en la pizarra, el intestino de un tornado que había arrasado su pequeño, su querido poblado, como si ese gesto pudiera dar una explicación lógica a la desaparición de sus casas, de su arte…

Mientras el científico se afanaba en brindarles un lógico consuelo, ellos ya habían trenzado nuevas hamacas, en las que dormir su habitual siesta, con el intestino macerando la rica comida preparada gracias a la caza que los había alejado del poblado cuando el tornado hacía de las suyas.

Los niños nativos dibujaban en el suelo, sin necesidad de pizarra, las mujeres cantaban levantando de adobe sus nuevas casas. Nada parecía poder alterar esas preciosas sonrisas, quizás en su lengua el único tiempo del verbo posible fuera el presente.

De Ouka Leele, (Palabras prestadas)

martes, 19 de diciembre de 2017

ANOCHECIENDO


cielo impreciso
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Escribir: “…es una salvación porque salva el día que se vive que nunca se entiende a menos que se escriba.”

De Verónica Aranda
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ANOCHECIENDO

No sé qué hacer con esta sombra
que me lleva hasta ti.
Tú, haciéndote ceniza
en tu tumba de esquina soleada
esperando que vuelva convertido.
No sé si llego adelantado o tarde.
¿A qué hora habíamos quedado?
No sé qué hacer con esta sombra
que me pide dormir, dormir, dormir…
Échate a un lado madre,
que voy muerto de sueños.


De Manolo Romero
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NIÑA, VIEJA…, Y HOGAR
(para Luisa, in memoriam)

Paloma mañanera. Crepúsculo de sueño.
Pequeña niña vieja. Ante tu tocador,
el vuelo de una sombra en tránsito cobarde,
desvela tu nirvana; rompe tu comprensión.

Promesas infantiles transitan por tu cuerpo.
Flotan en el vacío de tu día sin fin.
Y tú, que las observas risueña, con encanto,
evocas los recuerdos de un tiempo juvenil.

Las cuencas de tus ojos, resecas por el llanto,
enfocan el espejo temerosas de ver
los pálidos cabellos, la piel desencajada,
la fuerza desvaída; reflejos de tu ayer.

Tu mano desdentada; tu boca de sarmiento;
el blanco de tu pelo; el poso de tu piel,
fueron en otro tiempo caricias prodigiosas:
música; tacto; beso: delicias para él…

Paloma de la tarde; te miran con reserva
ojos adolescentes, lejos de imaginar
que tienen frente a ellos la estampa de su vida,
esa historia que todos queremos ignorar.

Paloma de la noche; letargo de la espera;
otoño; primavera eterna, tan fugaz…;
deja que me resguarde en tus pliegues de cera,
niña; mujer; viajera; vieja; madre…, y hogar.


De “Variaciones sobre el ocaso”
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Instrucciones para escribir un cuento (2)

Para escribir un cuento deben darse dos condiciones indispensables sin las cuales le será muy difícil afrontar la tarea con dignidad: debe usted saber escribir y debe usted saber borrar.
Una vez se haya convencido de que posee ambas cualidades en una medida razonable, lo demás será coser y cantar.
Bastará con elegir un tema o asunto, derivado de la observación, la experiencia o la fantasía, abstraerlo en cualquiera de los casos, ensimismarlo y trasponerlo a un espacio —temporal, geográfico, histórico, usted dirá— donde pueda desenvolverse con soltura, usted como narrador y el asunto o tema. Hasta aquí ha comenzado, sutil e imparable, la arquitectura del cuento.
Idee personajes, al menos uno y en número suficiente para que el cuento adquiera consistencia. Algunos planos y otros complejos, con o sin nombre, rubios, altivos o inexpertos; con una cicatriz, un pasado turbulento, o un carácter sobresaliente sobre los demás, por dramático o por acostumbrado. Usted los querrá a todos. No se asuste si alguno se presenta de forma inesperada por el margen de algún folio, y le violenta a cambiar el rumbo de su historia o si debe purgar a su favorito. No se asuste, si en el hueco que usted reservaba para una batalla se encuentra un idilio, si el cuchillo que portaba su temible protagonista arranca una carcajada a los niños. Se ha convertido usted en un escritor brújula, por mucho que se empeñe en seguir un mapa. Es el cuento, y no usted, quién se ha hecho con el ritmo, el acento, la voz y el equilibrio. Debe ser así y reverlarse es inútil. No es caos si aparece el final antes que el título o si la madre nace después del hijo. Reitero: no es caos.
Recuerde que, desde el momento en que usted decidió escribirlo, el cuento ha ido adquiriendo su propia existencia, y cometerá sus propios errores y tendrá sus propios triunfos, al margen de usted. Sí, al margen de usted. Así, un cuento no tendrá porqué parecerse a otro cuento, ni la realidad con la ficción, ni el escritor con la persona.
Puede ser que, a medida que vaya escribiendo, tenga que desechar ideas o personajes ya escritos, como ya anticipamos. De hecho, será altamente recomendable. También deberá deshacerse de párrafos o medias historias cuando crea que el texto está terminado. Le dolerá, una, dos o cien veces, cada vez, pero nadie le dijo que escribir un cuento fuera una tarea amable y sólo amable. Se sufre. ¡Vaya si se sufre! Al fin y al cabo, ha sido su elección.
Hasta aquí, dispone de las instrucciones básicas para acometer la tarea. Como ve, escribir un cuento no parece presentar mucha dificultad.

Conchi González Catalán
del Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado
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martes, 12 de diciembre de 2017

EL TETRAGRÁMATON


Tetragrámaton, suerte y poder (esoterismo)
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Escribir “…Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse.”

Verónica Aranda
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15 AÑOS


Las nubes grises
eran la antelación del deseo.
Salíamos a la calle,
anticipando la humedad,
en espera de la primera gota.
Ya en el aguacero, el primer beso.
Buscábamos entonces la protección
de la uralita cómplice
de la vieja fábrica,
que nos resguardaba
del espionaje de madres y vecinos.
Un resquicio efímero de libertad,
una breve oportunidad
que nos permitía experimentar
el incendio de la carne.


De Dudu Fernández (palabras prestadas)
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NO SÉ QUÉ TIENEN TUS OJOS


No sé qué tienen tus ojos…
No puedo con esos ojos
que tan dentro se me vienen;
no sé tus ojos qué tienen.


De “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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El proceso creativo

TODO ES EL TETRAGRÁMATON... QUE ES NADA.


A veces pienso que resulta más importante y decisivo, en el proceso creativo, familiarizarse con los propios procesos irracionales y ser consciente de las emociones sentidas que actuar con cierto nivel intelectual en base de razón… pues tendemos a considerar como extraño, despreciándolo, lo que es más inherente a nosotros, que son las respuestas no programadas por la racionalidad… yo soy más efectivo si me dejo llevar por mi instinto y no me detengo en el análisis de cada una de mis decisiones para explorar sus consecuencias… y de ahí llegan las sorpresas, que a veces son fruto de la escritura automática y a veces son delicias venidas de la enumeración caótica… en ese campo están la deconstrucción o la descontextualización como la escherichia coli del universo creativo.
Del dejarse llevar surgen las ideas más locas y absurdas, pero a veces también las más certeras y originales.

De Luis Felipe Comendador

martes, 5 de diciembre de 2017

ORACIÓN DE UN DESOCUPADO


esperando una mano...
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Escribir es una maldición que salva.
(Verónica Aranda)

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ORACIÓN DE UN DESOCUPADO


Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello

De Juan Gelman

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RONDANDO LA ESTANTERÍA


Rondando la estantería
de ropa de temporada
mira tú
una bata floreada
te guiña con chulería
anda ya
parece una tontería
que prenda tan descarada
mira tú
presuma condecorada
con aire de picardía
anda ya

De “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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Clara Obligado Escritura Creativa
Trabajo de taller

Instrucciones para escribir un cuento

Coloque un papel en blanco sobre la mesa. Venza el natural pudor a mancillarlo con tinta. Agarre pluma o bolígrafo como la tradición exige; huya de máquina o engendros electrónicos que aniquilan el necesario tránsito entre el cerebro y los dedos. Elija la mano pertinente en virtud de su natural inclinación: zurda o diestra. Si es usted ambidextro, elija la mano en función de la temática: izquierda si es poética, diestra si el texto nos va a llevar por terrenos escabrosos.
Invoque a las musas planetarias. En caso de ausencia evidente, confórmese con seguir el vuelo de las moscas comunes y reflexione sobre la extraña similitud de nuestros genomas.
Fije la mirada de forma alternativa en el techo y en el suelo; con suaves movimientos circulares, friccione sus sienes a la espera de que las neuronas despierten. Levántese, tome un vaso de la alacena contigua. Escancie vino de forma generosa y beba un primer sorbo. Deguste de modo placentero. Tome la pluma y busque una palabra de comienzo. Desdeñe las palabras que suenen a manidas. Elija alguna sorprendente que atraiga a otras de su estirpe. Júntelas mientras toma otro sorbo de vino; deguste la frase que haya escrito, recréese en ella y observe si deja en el retrogusto, aromas de vainilla y tanino.
Voltee la hoja y déjela reposar; ingiera frutos secos. Relea la frase; si esta permanece en la retina, fíjela al papel, manténgala abrigada y comience a escribir una nueva, a ser posible que hilvane con la primera. Siga el procedimiento: vuelva a servirse vino; deguste la palabra y asegúrese de que no engaña al retrogusto. Si se siente exhausto, descanse. No someta al cerebro a una fatiga innecesaria. ¿Tiene dos frases conexas? ¡enhorabuena. ¡Tiene un micro! ¿Le sabe a poco? Aplique, de nuevo las instrucciones: vino, palabra luminosa y comience a escribir una novela.

de José Luis Lejárraga
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martes, 28 de noviembre de 2017

sembrar palabras


Travesía
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sembrar palabras
esperar que germinen
o se malogren

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VENDIMIADOR


El poeta también va a la vendimia,
recoge frutos,
selecciona, respira hondo y
corta
el racimo
secamente,
ejecutando el drama,
lo deposita, con cuidado enfermizo
entre el resto de lo ya cortado.
Después, poco a poco,
con la paciencia necesaria,
en solitario,
irá pisando versos
y transformando su cosecha.

Nada es del poeta,
salvo la transformación.

De Agustín García Calvo
(A la vendimia en Portugal)
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MORFEO


Morfeo gobernaba
el abisal sendero de su sueño.
Luces de desamparo
los cristales movían con el velo.
La sábana de holanda
pintaba nubes en su ser incierto.

Un cambio de postura.
Una mejilla se posó en un pecho.
Un seno resbaló.
Desde la liviandad de su sustento,
acarició la mano
como trémula seda de deseo…
Telarañas de noche
tejieron algo serio…,
y un suspiro apagado
alteró los confines de su cuerpo.

Pero, Morfeo, firme,
gobernaba la senda de su sueño.


De “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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Ejercicio del taller

“Hacemos nuestra labor de periodistas

Investigamos noticias publicadas a propósito de la muchacha violada por la "manada/ piara" de cabestros encelados. Con todas las noticias recibidas, hacemos nuestra labor de periodistas, redactando con la máxima objetividad y en tercera persona toda la información recopilada. Ejemplos de recursos disponibles: La opinión de Almudena Grandes, la actuación de la familia de uno de los sujetos, la reacción del juez de aceptar a trámite el odioso informe del investigador" privado, la información que se recoge en redes sociales, etc. ...”

La manada

“La humanidad es la especie más estúpida: es la única donde los machos matan a sus hembras”, dijo Françoise Heritier, etnóloga francesa fallecida el pasado 15 de noviembre. “La violencia de género no responde a ninguna ferocidad natural, -añadió- sino más bien a un exceso de cultura, de cultura patriarcal. Seguimos moviéndonos con patrones de conducta y pensamiento forjados en el Paleolítico Superior.” Por su parte, la periodista Rosa María Artal expone que “todo lo hicimos solas en 1986: se logra retirar de la jurisprudencia -nunca estuvo en el Código Penal- que la no resistencia de la víctima a la violación sea un eximente para el agresor. Algo de lo que no quiere enterarse mucha gente. El juicio en Pamplona a 5 sujetos, -continúa- apodados a sí mismos “La manada”, acusados de la violación grupal a una chica de 18 años durante los Sanfermines de 2015, parece la continuación de una larga historia. Con algunos agravantes. Ahora el caso se retransmite en directo por todas las pantallas y, convertido en circo, se abre a la opinión de los espectadores. En culpabilizar a la víctima no hay diferencia, es un clásico.” Francino, conductor de La Ventana, en La Ser, se pregunta -y duda-: "¿Qué se intentaría demostrar exactamente con ese seguimiento de la chica a posteriori? ¿Por qué interesa tanto cómo es su vida, su día a día? ¿Acaso existe algún patrón de conducta para las mujeres violadas que sirva como certificado de la agresión?". "Lo que queda meridiana y lamentablemente claro" es que "dudar de la palabra de una mujer que dice haber sido agredida sigue funcionando; o por lo menos sigue formando parte del paisaje". Y sentencia: "Constatar una vez más que ese cliché de la mujer mentirosa y taimada sigue vigente, me provoca una rabia y un asco tremendos". Almudena Grandes, en su columna, manifiesta que “La violación es un delito. Violar a una prostituta, a una mujer promiscua, a una noctámbula, a una alcohólica, a una drogadicta, a una mendiga, no es ni más ni menos grave que violar a una virgen adolescente de misa diaria o a la propia esposa dentro del matrimonio, porque todas las violaciones son uno y el mismo delito.” El periodista Javier Pérez de Albéniz, por su parte, escribe: «La agredida tuvo que demostrar no solo que había sido forzada por cinco bestias, sino que no había dado pie a la violación, que había puesto resistencia, que era la víctima» Pilar Aguilar, Analista de ficción audiovisual, en un extenso artículo en su blog, explica que: “Follar con alguien que no te desea (pagando o sin pagar) tiene que ver, no con el placer sexual, sino con mecanismos sádicos, con ansias de prepotencia y de sometimiento, con egocentrismo desbocado, con complejos que el sujeto racionalmente rechaza y que por ello deriva por otros cauces… Esas pandillas, para sentirse sólidas y seguras, para crear complicidad entre sus miembros, tienen que demostrar su desprecio a las mujeres. Cuanto más desprecio demuestran, más hombres son.” Y remata con una sentencia de Josep Vicent Marqués: “La paradoja de la heterosexualidad del varón está en que no le gustan las mujeres como personas”.

A.H.

martes, 21 de noviembre de 2017

labios de fuego


paisaje matinal

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labios de fuego
en el sueño caliente
sobre tu boca

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BESARTE NO ES AMOR...

Besarte no es amor, es irte oliendo
igual que huele el macho a su collera;
es saberte paloma mensajera
al gavilán las alas abatiendo.
Besarte no es amor, es ir pidiendo
besana donde hundir mi sementera;
es ser igual que el toro en la pradera
huyendo de la hembra y embistiendo.
Igual que el ciervo oculta el baluarte
donde el celo resiste y le reclama,
así mi boca llega hasta tu boca.
Porque besarte entonces, no es besarte.
Es dejar en los labios la proclama
donde la sangre asusta de tan loca.

De Ángel García López
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DESCONSUELO


Llueve. Por la ventana,
bajo el sol, se derrumba
el armazón del cielo.

Llora la noche.
Junto al lecho,
acosa el desconsuelo.

Lágrimas desdibujan
dibujos verticales
en el cristal del sueño…


De “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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muchas manadas
de desprecio y abuso
campan impunes

martes, 14 de noviembre de 2017

EL DÍA QUE ME DESPERTÉ Y ERA MISS UNIVERSO


el musgo y la roca

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las opiniones
las noticias pantalla
frotar de manos

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“EL DÍA QUE ME DESPERTÉ Y ERA MISS UNIVERSO


Fue un día muy normal, en primavera.
Un día de tostadas y café y ducha y coche y curro y coche y casa.
Pero sabía que algo había cambiado.
Lo notaba en el aire, en el ligero
tictac de mis pestañas, en
la hinchazón de mi labio superior,
en mi
esternocleidomastoideo.
Al entrar en el bar y preguntarme
el camarero “¿Qué desea?”,
le respondí: “Que no haya hambre en el mundo”.
Bizqueó, se apartó de la mesa, amablemente
me trajo una ensalada.
Me comí sólo la lechuga, sin sal. Saqué del bolso una manzana verde.
Me comí la mitad. La otra la envolví en tela de raso, azul, muy suave.
Cuando, al pagar, alguien me dijo “Gracias”,
yo respondí: “Gracias a ti, al jurado,
a las instituciones que hacen
posible este concurso,
a las autoridades y
a mi querido público que me sigue y me apoya en mi página en Facebook y otras redes sociales”.
Después salí, me coloqué la banda, que se había quedado enredada en el bolso,
y fui fijándome en las chicas que andaban por la calle.
En su elegancia, su personalidad, su porte, su pose y su seguridad
al caminar con paso decidido por la escalera blanda de la vida.
Me supe superior, me supe bella,
me supe seguidora de Confucio,
me supe alta y risueña y positiva,
me supe, finalmente,
venezolana.
Caminé por la acera como si fuera alfombra
roja de gala, regalé mi sonrisa
amplia y rosada y gliss a los transeúntes,
limpié de malas vibraciones el mundo con mi amor
universal,
y luego llegué a casa,
me depilé, comprobé la tersura de mi cutis, la
liviana gravidez de mis dos pechos,
y antes de irme a la cama imaginé
más premios, más certámenes, más cenas suntuosas,
más hoteles,
más limusinas,
más damas de honor.
Al día siguiente,
creo que era martes,
desayuné,
volví a mi vida gris,
compré el periódico,
me miré en el espejo
de un bar
y sonreí."

de Gonzalo Escarpa

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TAL VEZ SÍ…


Aquella tarde el cielo
desbordó previsiones. La tormenta
administró con celo
el agua por su cuenta:
una venganza triste, virulenta…

No fue así…

Reían los amigos
delante de tu cara colorada.
Ellos eran testigos.
La querías sellada,
y descubriste tu verdad callada…

No fue así…

La tuya la rompió.
La que quedaba. La jarrita buena.
Fue cuando comentó
la narración ajena.
Era callarte tu peor condena…

No fue así…

Que si los niños juegan
a inocentes diabluras infantiles.
Y jugando se pegan
como los zascandiles;
y se esconden; y apagan los abriles…

No fue así…

Si vamos, porque vamos;
y si no, cara de pena, mala leche.
Con el enfado andamos,
y el humor, escabeche.
No sé que es lo que quieres que te eche…

No fue así…

Tus cosas, importantes.
Cualquiera pone en duda tus razones,
y enfrenta tus chocantes
y raras opiniones…
Más me vale acatar tus decisiones…

No fue así…

Llegué, pero no estaba.
Sentí desasosiego; la impaciencia
le hizo sentir esclava.
Cosas de la experiencia:
en el temor descansa la conciencia…

No fue así…

Te llaman, pues escucho
un murmullo de voces en el fondo.
¿Un ladrido de chucho…?
No me seas cachondo.
Como equivocación sale redondo…

No fue así…

Se te pasó la mano.
Tantas fueron las cosas que perdiste…
Te veo tan cercano
al imbécil del chiste…
Sorprenden las migajas que me diste…

No fue así…

Me pediste…; y un día…
Recuerda tantas cosas que te daba…
A todo yo asentía.
Pero te ilusionaba
negarme lo que tanto ambicionaba…

No fue así…

No es hora cuando llegas.
Me miras. Nada digo. La respuesta
piensas. Y luego alegas…
mejor después. La cesta
habrá que abrirla. Aunque sea molesta…

No fue así…

Para mañana es tarde.
Vamos a dialogar. Ninguna excusa.
Te espero, ven. Que arde
la llama de la blusa:
quememos toda la razón confusa.

No fue así…

…de acuerdo, dialoguemos.
Sé lo que quiere tu alma enamorada.
Quieres que suavicemos
la llama colorada…
Que, como siempre, todo quede en nada.

Tal vez sí…


De “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

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OULIPO, CONTINUACIÓN

…Lo último que recuerdo es que la amanecida me pilló caminando en bolas por la Gran Avenida y la sensación de haber vivido una noche loca, Su Señoría

¿Y qué fue de la misteriosa dama que dijo llamarse OULIPO?
De cabellos rubios y joven como usted, Su Señoría. Conjeturo que la dama en cuestión apuntaba alto y yo no levanto un palmo. Sencillamente ocurrió el proceso de transustanciación, al que estoy ya acostumbrado. Me explico: al principio las mujeres me ven resultón; eso me da alas, lo cual es bueno, pero no tanto, porque a mi el éxito me sienta muy mal, me pone muy nervioso y me acarra el poco sentido de oportunidad que la naturaleza me ha dotado, conduciéndome ipso facto a realizar un fárrago de locas propuestas de dormitorio, que las chicas, salvo rarísimas excepciones, rechazan ex profeso. Bueno, para ser más exactos me gritan: “¡Vete a la mierda, asqueroso sátrapa! Eso debió ocurrir, Su Señoría.
He oído con mucha atención su declaración, caballero. Decreto procrastinar su libertad, y pase otra noche en el calabozo, tontolaba.
En la noche siguiente el reo, tuvo sueños eróticos con Su Señoría…

De Blas Mendiola (taller sonrisas)

martes, 7 de noviembre de 2017

CITA CON OULIPO


Foto de Blas
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ninguna linde
contendrá los impulsos
de fantasía

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LAS AFINIDADES ELECTIVAS

Un día te enamoras
y le dices a Dios que te has enamorado
y Dios te contesta venga venga venga qué me estás diciendo
tú no has hecho nada
no mataste a Lorca
no jugaste a las damas con un sinhogar en Nueva York
no dijiste las horas en Venecia
pero Dios mío yo estoy enamorado
la carne me hierve en la consulta de los equilibristas
los equinoccios saltan en mi piel Señor
la marea hoy ha cubierto Baleares
y Dios te mira con su cara de paloma
con su cara de madrugador
con el reloj de tu padre mientras contaba con el cinto
tus repetidos suspensos en matemáticas
venga venga dejémoslo te invito
a unas cervezas en el bar
te invito a llorar bajo mi chaqueta
mira las luces llegan de poniente
soy el amor
te dice

no
nadie

Urceloy / Noviembre 2017


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GALOPA


Sobre la verde pradera,
galopa, caballo blanco.
Galopa… Nadie te espera.

Suenan las cacerolas.
En el fogón, la lumbre languidece.
Cantar de caracolas
mientras, tímido, cuece
el tiempo, y en tus manos amanece.

Galopa. Nadie te espera.
Galopa, caballo blanco,
sobre la verde pradera.


De “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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CITA CON OULIPO

“Veamos; ¿Qué tiene que decir? Sea breve”
“Pues verá; serían las cuatro de la madrugada y el sueño no llegaba. La noche insomne me arrastraba al delirio. Sonó el smartphone. ¿Cómo puede ser?, pensé, si lo había desconectado antes de irme a la cama. “Te espero bajo el puente de madera del parque, junto al Palacio de Cristal. Abrígate, la noche está fría. Por favor, no tardes”, decía el whatsapp. Cerré la aplicación y me volví a la cama desconcertado. Imposible conciliar el sueño. Aguanté un rato que se me hizo muy largo. Dudé, hasta que al fin resolví acudir a la cita. En la calle mis pasos eran todo el ruido que se oía y mi andar el único movimiento. Salté la verja que custodia el parque. La silueta de una persona, sin duda femenina, se proyectaba sobre el arco del puente. La curiosidad empujaba más que la oposición del miedo. “¡Hola!”, dije, “Me llamo Blas”. “Lo sé, tontolaba. Yo me llamo Oulipo, y, como ves, estoy en pelotas con este frío, para enseñarte mis vergüenzas y aprendas a exhibir sin rubor las tuyas”. Lo último que recuerdo es que la amanecida me pilló caminando en bolas por la Gran Avenida y la sensación de haber vivido una noche loca, Su Señoría”

De Blas Mendiola en “Escritura creativa”

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martes, 31 de octubre de 2017

MALOS RECUERDOS


Travesía

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cuando se rompe
la tacita del te
cómo el olvido

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MALOS RECUERDOS


Llevo colgados de mi corazón
los ojos de una perra y, más abajo,
una carta de madre campesina.

Cuando yo tenía doce años,
algunos días, al anochecer,
llevábamos al sótano a una perra
sucia y pequeña.

Con un cable le dábamos y luego
con las astillas y los hierros. (Era
así. Era así.
Ella gemía,
se arrastraba pidiendo, se orinaba,
y nosotros la colgábamos para pegar mejor).

Aquella perra iba con nosotros
a las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.

Cuando yo tenía quince años,
un día, no sé cómo, llegó a mí
un sobre con la carta de un soldado.
Le escribía su madre. No recuerdo:
«¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.
No te puedo mandar ningún dinero…»
Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
y papel de fumar para su hijo.
«Tu madre que te quiere.»

No recuerdo
el nombre de la madre del soldado.

Aquella carta no llegó a su destino:
yo robé al soldado su papel de fumar
y rompí las palabras que decían
el nombre de su madre.

Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver y despegar
el cable de aquel vientre ni enviar
la carta del soldado.


De Antonio Gamoneda
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TODO YA ESTÁ DICHO


¿Para qué repetirlo,
si todo ya está dicho?

Ya está dicho que llora:
llora la noche triste
memoria de tu ausencia.

Que el tiempo es un suspiro
eterno, en el espejo
de una caricia rota.

Que la fragilidad
naufraga en los deseos,
mecida entre los senos.

Que la distancia tiñe
de rubor y tristeza
la soledad, si sueño…

Que nada es, cuando,
al despertar,
mi cama está vacía.

Que lloro, y es de noche.
Aunque reine la luz.
Y todo ya esté dicho.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 24 de octubre de 2017

Pino


pino
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exuberante
la espesura del bosque
oculta al árbol

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POQUITA COSA

Hace unos días invité a Yulia Vasilievna, la institutriz de mis hijos, a que pasara a mi despacho. Teníamos que ajustar cuentas.
.- Siéntese, Yulia Vasilievna -le dije- . Arreglemos nuestras cuentas. A usted seguramente le hará falta dinero, pero es usted tan ceremoniosa que no lo pedirá por sí misma... Veamos... Nos habíamos puesto de acuerdo en treinta rublos por mes...
.- En cuarenta...
.- No. En treinta... Lo tengo apuntado. Siempre le he pagado a las institutrices treinta rublos... Veamos... Ha estado usted con nosotros dos meses...
.- Dos meses y cinco días...
.- Dos meses redondos. Lo tengo apuntado. Le corresponden por lo tanto sesenta rublos... Pero hay que descontarle nueve domingos... pues los domingos usted no le ha dado clase a Kolia, sólo ha paseado... más de tres días de fiesta...
A Yulia Vasilievna se le encendió el rostro y se puso a tironear el volante de su vestido, pero... ¡ni palabra!
.- Tres días de fiesta... Por consiguiente descontamos doce rublos... Durante cuatro días Kolia estuvo enfermo y no tuvo clases... usted se las dio sólo a Varia... Hubo tres días que usted anduvo con dolor de muela y mi esposa le permitió descansar después de la comida... Doce y siete suman diecinueve. Al descontarlos queda un saldo de... hum... de cuarenta y un rublos... ¿no es cierto?
El ojo izquierdo de Yulia Vasilievna enrojeció y lo vi empañado de humedad.
Su mentón se estremeció. Rompió a toser nerviosamente, se sonó la nariz, pero... ¡ni palabra!
.- En víspera de Año Nuevo usted rompió una taza de té con platito.
Descontamos dos rublos... Claro que la taza vale más... es una reliquia de la familia... pero ¡que Dios la perdone! ¡Hemos perdido tanto ya! Además, debido a su falta de atención Kolia se subió a un árbol y se desgarró la chaquetita... Le descontamos diez... También por su descuido, la camarera le robó a Varia los botines... Usted es quien debe vigilarlo todo. Usted recibe sueldo... Así que le descontamos cinco más... El diez de enero usted tomó prestados diez rublos.
.-No los tomé ¾ musitó Yulia Vasilievna.
.-¡Pero si lo tengo apuntado!
.-Bueno, sea así, está bien.
.-A cuarenta y uno le restamos veintisiete, nos queda un saldo de catorce...
Sus dos ojos se le llenaron de lágrimas...
Sobre la naricita larga, bonita, aparecieron gotas de sudor. ¡Pobre muchacha!
.-Sólo una vez tomé - dijo con voz trémula- . Le pedí prestados a su esposa tres rublos... Nunca más lo hice...
.-¿Qué me dice? ¡Y yo que no los tenía apuntados! A catorce le restamos tres y nos queda un saldo de once... ¡He aquí su dinero, querida! Tres... tres... uno y uno... ¡sírvase!
Y yo le tendí once rublos... Ella los cogió con dedos temblorosos y se los metió en el bolsillo.
.-Merci - murmuró.
Yo pegué un salto y me eché a caminar por el cuarto. No podía contener mi indignación.
.-¿Por qué merci? - le pregunté.
.-Por el dinero.
.-¡Pero si ya le he desplumado! ¡Demonios! ¡La he asaltado! ¡Le he robado! ¿Por qué merci?
.-En otros sitios ni siquiera me daban...
.-¿No le daban? ¡Pues no es extraño! Yo he bromeado con usted... le he dado una cruel lección... ¡Le daré sus ochenta rublos enteritos! ¡Ahí están preparados en un sobre para usted! ¿Pero es que se puede ser tan apocada? ¿Por qué no protesta usted? ¿Por qué calla? ¿Es que se puede vivir en este mundo sin mostrar los dientes? ¿Es que se puede ser tan poquita cosa? Ella sonrió débilmente y en su rostro leí: "¡Se puede!"

Le pedí disculpas por la cruel lección y le entregué, para su gran asombro, los ochenta rublos. Tímidamente balbuceó su merci y salió... La seguí con la mirada y pensé: ¡Qué fácil es en este mundo ser fuerte!

Anton Chèjov, 1883
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SI ACASO TU MIRADA


Lágrimas de horizonte.
Agonías. Despecho…
Castillos en la niebla.
Contorno descompuesto
promete la distancia.
Pero llega el invierno…
La tristeza replica
olvidos y lamentos,
y la nostalgia trae
un campanario abierto.

Un pájaro, desnudo
de caricias y anhelos,
añora primaveras;
suspira por un beso.

Si acaso tu mirada…


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 17 de octubre de 2017

alfombra de otoño



alfombra de otoño

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duerme la vida
en alfombra de otoño
solo miradas

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FINALMENTE APRENDÍ...

Finalmente aprendí
a leer la viva
constelación de las mujeres
y de los hombres, las líneas
destinadas a unirles las figuras.
Y ahora me doy cuenta de los signos
que amarran el desorden de los cielos,
y en esta bóveda dibujada por el pensamiento
distingo la silenciosa rotación de la luz.
Esta es mi nocturna
partida de ajedrez.
Pero juego solo y apunto con minucia
la oscilación de los signos.
Así se cierra el día
mientras paseo
en el silencioso huerto de las miradas.

de Valerio Magrelli (Italia, 1957)

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REMORDIMIENTO


Una mirada dulce.
La sensación amarga.
Engaño, la pasión…,
todo…, su coartada.
Hilacha de su miedo
de aquella madrugada…
Porque la noche fue
su compañera. Amaba
sus labios, y gustó
la hiel y la genciana…

Exhausto y embriagado,
en su seno descansa.
Sin pasado, sin sombra.
Despierto. La mañana
llegó, y ella no está.
Recuerda la fragancia
de su piel, las caricias…
Con lágrimas la llama,
y el eco le devuelve
encantos; remembranza
de sus labios heridos,
de sensaciones vagas…
No sabe si fue un sueño,
o solo fue una estafa.

de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 10 de octubre de 2017

¿Hay luz al otro lado...?


hay luz al otro lado...

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en la sabana
pelea de gigantes
sufre la hierba

la frustración
partícula de daños
colaterales

supervivencia
cuando el barco hace agua
las ratas huyen

el despertar
de las masas engendra
revoluciones

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¡HAZ CIRCULAR EL VASO, COPERO...


¡Haz circular el vaso, copero...
¡Haz circular el vaso, copero,
y da la vida al sediento!
No prestes atención a mis odres,
pues mi copa rezuma de pena.
¡Haz circular el vaso, copero!
Llena el vaso. Escancianos,
pues el vino colma nuestros deseos;
tal vez nos haga olvidar
la pena que en las entrañas queda.
¡Haz circular el vaso, copero!
¡Llénalo!... Es consuelo
para un corazón que no recupera fuerzas
lejos de aquel a quien ama;
en el vino blanco está mi remedio.
¡Haz circular el vaso, copero!
Vivimos las noches de amor.
¿Cómo he de olvidarlas?
El ardor de su recuerdo
me enternece haciendo vibrar mis entrañas.
¡Haz circular el vaso, copero!
Cuando se llena el vaso
desaparecen las penas y la desesperación.
¡Llénalo! Tal vez cure
mis heridas y mis penas.
¡Haz circular el vaso, copero!


de Zubaydah Bashir (Túnez, 1938-2011)
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DESAMOR
(versión)



Sonó como un portazo. Su corazón vacío
vagó las callejuelas. Había sospechado…
Si el campo se abandona, se volverá baldío.

De nada sirve ahora ese lamento airado.
Las cosas cuando acaban, acaban. Los excesos
con interés se pagan. Dinero malgastado.

No sirve lamentase por los perdidos besos;
ni por las primaveras. Con la melancolía
pensaba en la venganza: abrir varios procesos

nacidos de su pluma. Con tacto trazaría
rimas, canciones…, bandos de leyes y de prosas
con las que su hermosura quedara en utopía.

Pero salían dulces y perfumadas rosas
de su suspiro triste: soneto y aleluya,
los dardos se volvían al escribir sus glosas.
Aunque se fue con otro, siempre sería suya.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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martes, 3 de octubre de 2017

MI EPITAFIO


Vista desde el Chamorzo Chico
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la demagogia
necesita a las masas
para sus fines

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COLINAS DE MISISIPI: MI EPITAFIO

Lejanas colinas azules, en las que me he deleitado,
a las que sigue la primavera con pies de plata y el manto
de los cornejos floridos, entonando el «¡Amante!» del pájaro azul,
mientras me dirijo al divisado final del camino.

Que esta suave boca, moldeada para la lluvia,
no sea, por todo dolor, sino áureo dolor,
y que estos verdes bosques sueñen aquí con despertarse
en mi corazón cuando regrese.

¡Y regresaré! ¿Dónde está la muerte,
si en estas azules y soñolientas colinas, allí en lo alto,
tengo yo, como el árbol, mi raíz? Aunque esté muerto,
este suelo que me ciñe me ha de dar el aliento.

El árbol herido no alberga un verde nuevo para llorar
los años dorados que gastamos en comprar dolor.
Que esta sea mi condena, si olvido
que aún queda primavera para agitar y quebrar mi sueño.


De WILLIAM FAULKNER

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AUNQUE NO PASE NADA


Regresará cansado.
Tú estarás esperando su llegada.
Te besará en los labios.
Aunque no pase nada.

Tal vez un aire tibio
venga desde el cristal de la ventana.
Y rozará tu piel.
Aunque no pase nada.

Dejará su camisa
en el rincón de ahí, desmadejada,
mientras, quizá, tus pasos
caminen a su espalda.

Te buscarán sus ojos,
y cambiaréis hablillas, y palabras
de las cosas del día;
de la calle; de nada…

Si tus ojos le miran,
sin tu licencia tomará tu mano.
Y besará tu frente.
Y la flor de tus labios…

Si tu mirar se cierra
buscando en lo profundo de tu adentro,
se pegará al latido
dulce de ese misterio.

Despertará la alondra
la firme y suave línea de tu cuerpo,
mientras musita cosas
con mimo y embeleso.

Reirán tus oídos.
Se desconcertará tu piel dorada.
Recelarás temores
al sentirte besada.

El mapa de tu cuerpo,
difuminado, aún sin descifrar,
sus intrépidos labios
una vez más lo van a dibujar.

Romperá tu silencio,
y en cualquier travesura de una ronda,
buscará puntillitas
de sedas y de blonda.

Y latirá el perfume
maravilloso de tu gran secreto,
al compás de un gemido
cauteloso; discreto.

Repicarán campanas
con ecos que recuerdan los caireles,
cuando cabalgan juntos
vuestros corceles, y…

brillarán los luceros
que tiñen el azul del firmamento.
Y lloverá en las aguas
del mar en mar adentro,

nubecilla liviana,
descubriendo la luz de luna llena
blanca, cálida, loca;
delicada, serena…

Suena la llave y entra.
En la penumbra esperas su llegada,
y te abraza muy fuerte.
Aunque no pase nada.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 26 de septiembre de 2017

EL GENIO DE LA MULTITUD


Luz al fondo, entre las piedras...

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camino pensando en mí
sin darme cuenta
de que lo que no pienso
más interesa

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EL GENIO DE LA MULTITUD


Hay suficiente traición y odio, violencia,
necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican el amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -AL FINAL- aquellos que
predican
PAZ.
Aquellos que hablan de Dios
necesitan a Dios.
Aquellos que predican la paz
no tienen paz.
Aquellos que predican amor
no tienen amor.
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre
leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada solos.
Cuidado con
el hombre corriente
con la mujer corriente.
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán tu fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
su mejor
ARTE.


De Charles Bukowsky

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ABANDONARSE


Abandonarse cuando la negrura
del aire se te rompe en el instante
de la solicitud agonizante,
hasta el amanecer de la censura,

y descubrir la llave que clausura
el brazo que te acuna vacilante,
e ilumina rincones, humectante,
desbaratándote la cerradura

para difuminar pelea y calma,
y en el descuido requemarte el alma
con fuego que consiga confundir,

elevando el amor sobre su trono,
porque solo el amor es abandono,
y hasta el agotamiento resistir.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 19 de septiembre de 2017

LA VIOLENCIA DEL COLOR



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felicidades
te desean las flores
en tu camino

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LA VIOLENCIA DEL COLOR


Y tú estabas en medio de todo eso, tocando
Cristina Rivera Garza

y es que algo ocurre allí; quiero que me lo confiese la violencia del color
Cinthya García Leyva

Mirar de nuevo los dobleces
los pliegues o la carne
que devora otra carne

el abrazo se dice también en otra lengua

la partida de ajedrez inacabada en un plano superpuesto
unos ojos que se evitan
se deslucen
se atragantan
viene y va una mano sobre otra
El verde era el color de los verdugos, no aquí sino en su leviatán sonoro; en el cruce de las formas, el equilibrio de los sólidos es inevitable. Se dice, también, que en otra forma caben los restos del lenguaje, se dice que una frase es una puerta pero mienten, quizá sea una rendija o un candado, pero una puerta nunca; la apertura le está dada al balbuceo.

En medio de nosotros, una mesa
que sostiene nuestro juego
nuestras manos que se miran
disimuladamente con las uñas

las uñas son los ojos de los dedos, su glaucoma

una imagen es imagen de sí misma, su contradicción también, también su marco; una imagen que contiene lo que sabe, que lo niega y que se dice

eres mi doble o mi doblez
un pliegue
mapa de mis manos

la ruta que confunde la línea con el trazo

el gris es el color del ajedrez, el encuentro provocado por el jaque
el gris es el color de la mirada en los ojos de los perros
¿De qué color miran los dedos cuando ahogan? ¿De qué color el ojo anal, si acaso mira o se dice en el prolapso? ¿De qué color las manos del amante cuando limpias se atreven a tocar lo que se da?

el verde es el color
el gris la forma
la línea es una nota
a carcajadas
a horcajadas la cabalga entre los dientes
la lengua que habla del color
montada a pelo sobre pelo; un dedo es el jinete
Bilabial, la boca. El beso. El chasquido.
Bilabial también la vulva
la lóbrega plegada hacia su centro
¿Será verde o gris el color de la enramada?
Una imagen sobre otra, se tocan, se contienen; una imagen que se sabe al centro de otra: la violencia del color; una imagen que corta la mirada, que le impide su juntura; la violencia, del color de las imágenes depende la apertura del bastón, canal que se vierte en el desagüe. Una imagen sobre otra, sobrepuesta. La memoria es una imagen que se corta.

La
violencia
del encabal
ga
miento
la sílaba la bi
labial es la montura
beso de las imá
genes tan claras

impostura de la sombra
es la violencia de un color que se parece
a su sonido
verde bilabial o gris
como quien dice



de Roberto Cruz Arzabal (México, 1982)
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DIGO TU NOMBRE…


Digo tu nombre y callo.
Plomo es el cielo en la ciudad.

Digo tu nombre, y espero
luces, suspiros, ecos de la sombra.

Digo tu nombre, y miro
estrellas que rondaran mi ventana.

Digo tu nombre, y sueño nubes
riendo a la alborada; tiernas; grávidas.

Digo tu nombre entero, y adivino
tus formas en el agua; y te siento;
y escucho tu reír junto a mi almohada.

Digo tu nombre quedo,
y aguardo tu mirada
con la boca prendida de tu dedo.

Digo tu nombre sin saber tu nombre.
(Tú juegas con mi nada,
porque nada sería sin tus brincos,
porque nada sería sin tu nada.)

Digo tu nombre, y saltas
agarrado a la cuerda con tus manos;
y escucho tus palabras
de colores, de música, de fiesta…

Digo tu nombre cuando empujas,
príncipe de la luz, en mis entrañas;
y aún no sé de tu risa; ni tu cara;
ni el hechizo del vello que te cubre,
si trenzas o si a raya…

Digo tu nombre de luna,
y las estrellas tiemblan en el cielo;
y se riza la mar;
y en un brocal de cuna
susurran los almendros envidiosos.

Y hasta la noche apagará su miedo
cuando rompas, al alba.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 12 de septiembre de 2017

y no nos levantamos contra los usureros


Vista desde el Chamorzo Chico

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era la sanidad pública y envidiable
vinieron del gobierno y la malbarataron
corrimos a endeudarnos al plan de la privada
y no nos levantamos contra los usureros
---
la distopía
transforma ciudadanos
en clientela
---

TÚ Y TU DESNUDO SUEÑO


Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta a ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
-cauce fiel de abandono, línea pura-,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño
yo insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.


(Gerardo Diego)
---

RINCÓN LATINO

La noche. Rincón Latino.
El tiempo roto. Papel
mojado en la madrugada.
Noche de fuego. Café.
Solo en el cielo la luna.
El amor, por escabel.
Breve noche. Las adelfas
rizan el mar. En el pie
baten olas reposadas
al ritmo de algún querer.
La pasión nace rendida.
Olas vienen. Avidez
de las olas. En la mar.
Sobre la arena. Tu piel.
Sube y baja la marea.
Galopa en la mar un pez
de plata. Viene la noche.
Largamente. Parisién
es el Rincón. Y la luna,
en el amor, cascabel.
Noche del Rincón Latino.
Para nunca envejecer.
Los recuerdos, olvidados
más allá de la niñez.
Y en el velo de la noche,
noche del Rincón, la fe.
Solos, en ese momento,
el mar, y la playa. Es
de burbujas la mañana.
Hasta un nuevo amanecer.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 5 de septiembre de 2017

Fluye vida en el cuadro


Subida por el cauce seco del Arroyo del Toro
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en la distancia
fluye vida en el cuadro
trazos de cerca

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PONTE DE RODILLAS, TÍO


Ponte de rodillas y dime que ya me has olvidado.
Ponte de rodillas tío y pídeme perdón.

Como cenizas como metal como ciruelas negras
me he transformado sobrellevando el peso de tu sombra.
Te he visto al alba con una cadena de palidez en torno de tu inmovilidad
y he permanecido en una silla de leche y de madera
mientras te miraba la enfermedad del corazón y el temblor respiratorio que tienes tío.

Violentamente preparada y desmedida
me he levantado de mi muerte y mi deseo
para desplomarme ante tu indiferencia.

La cantidad de destrucción que me has causado tío
es como un saco de piedras atado a mi brazo derecho.

He acumulado venganzas y pasiones que no son de este mundo. Solitarias y desobedecidas.

Mitigar mi dolor es tan imposible como una conspiración en contra tuya.
Mis enemigos son tus más patológicos amigos.

Si trabajo es por ti tío
y tú jamás has resucitado mi trabajo.

Sin resurrección y sin aliento sigo
a pesar de la calcinación en que me has devorado y hecho humo.

Pon distancia entre tu gris vestidura
y mi ascético espacio
y déjame respirar cruzando el mundo
definitivamente tío pidiéndome perdón
soltándome
como una perra
alada.


Isla Correyero
---


BOTÓN DE ÁMBAR


El sol en lo alto. La cala desierta
bajo las estrellas, su luz apagada.
El mar, horizonte. Las rocas defienden
tu cuerpo que sale de espuma cercada.

Las olas dibujan mapas en la arena;
perfilan siluetas; trazan hologramas
con la mar de fondo, trizada en las rocas.
Tu cuerpo, desnudo, reposa en la playa.

Tumbado en la arena te miro en escorzo.
Promesa de fuego. De goce. De magia.
Tu pie. Tu cadera. El aire de un beso.
La jungla perdida. La fruta dorada...

…una gota brilla. Late por la duna.
En el horizonte sobre la toalla.
En ese collado de tibia pendiente,
erguida, golosa en tu botón de ámbar.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 29 de agosto de 2017

el valle


anochecer en Iruelas
---
quietud y calma
en la tarde de Iruelas
eternidades
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RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido,
ya conocéis mi torpe aliño indumentario,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo,
quien habla solo espera hablar a Dios un día;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de de la mar.


Antonio Machado
---

TORMENTOSO AMOR


De que te quiero, amor, yo soy testigo;
pues la conquista de tu baluarte
compensa mis anhelos para amarte
contra muros, balcones y postigos.

Mas aunque siempre quise estar contigo
—dulce Venus desnuda— temo a Marte,
belicoso guerrero, dios del arte
cruel, y despiadado, y enemigo.

Mira si no es castigo mi zozobra:
rendido a la tibieza de tu encanto
subterfugios invento para amarte,

mas cuando soy cautivo de tu sombra
en réplica cruel vuelves tu canto
de reproches equívoco y… de Marte.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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nace la sombra
en espejo de agua
nadan estrellas
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martes, 22 de agosto de 2017

Bellas palabras


casa vacía

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bellas palabras
quemarán viscerales
tus sentimientos

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HOJAS DE CASTAÑO


Una casa en donde crecen guisantes.
Una mujer de ojos rasgados.
Una noche efímera
como los ojos de los peces.

Se oye la voz de Hera
entre el murmullo de las hojas del castaño.

Amaneció
sin que el ruiseñor dejara de cantar.

La sombra se recostó en el mármol
y se volvió una rosa.


de Junzaburo Nishiwaki (Japón, 1894-1988)
---

ESENCIA


Esa forma tan tuya de mirarme
desde la celosía de tus ojos,
entrecerrados, respirando enojos
como para ofenderme o enrabiarme,

frena mi anhelo, causa mi desarme.
A medio abrir la puerta, son abrojos
las flores que te ofrezco. Son rastrojos
mis campos de amapolas. Un adarme

te importo. Siembras desengaño
con tus excesos. Pero cuando asoma
la ironía, no hay duda; ya no hay daño.

Cuando dices que todo ha sido broma,
ya no me siento extraño:
soy el tonto que atrapas en tu aroma.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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deja la senda
encontrarás mil mundos
insospechados

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martes, 15 de agosto de 2017

Y tres: así estaba y así está...


Y tres: así estaba, y así está...
---
¡oh, Gloria Fuertes!,
dispárame tus dardos;
los necesito.

---
AL BORDE

Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.

He estado al borde de la tuberculosis
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.

Gloria Fuertes
---

1.- NO ME QUITES LA MANO

No me quites la mano de la mano.
No me quites mi mano de tu mano.
No me quites tu mano de mi mano…
---

2.- JUEGO DE SEDUCCIÓN

1

¿Que no quieres…? ¡No me digas!
Dime que sí, te lo ruego.
Como una rosa de fuego.
Como un manojo de ortigas.
Haremos muy buenas migas.
Tú eres mujer. Yo soy hombre
de palabra. No te asombre
si yo te propongo un trato.
Ven. Hablemos. Solo un rato.
Pero…, dime ya tu nombre.

2

Mira que eres mamarracho.
Déjame en paz, por favor.
Si no aguantas un hervor
aunque presumas de macho.
Escucha: cualquier muchacho
de la calle, sí, cualquiera,
seguro que más valiera
de mi brazo que un orate
como tú, so escaparate.
Anda y busca quien te quiera.

3

¿Tú me pides que te diga
lo que quieres escuchar?,
¿el murmullo de la mar?
¿Pretendes que te persiga
del cabello hasta la liga,
modelando tu figura
delicada, con finura?
Verso a verso recortada,
no me mires enfadada,
solo canto tu hermosura…

4

Palabrería…, palabra
en busca de tu capricho:
eres la clase de bicho
que me suplica que abra
la puerta que firme labra
mi honradez, y mi nobleza;
Tú reclamas la flaqueza
por donde puedas entrar
al misterioso lugar…
donde guardo mi pureza.

5

No me vengas con el cuento
de los secretos sutiles
a la sombra de candiles
que nacen del pensamiento.
Mira que pongo el acento
en el halago: cortejo
con cantares tu… reflejo.
Enaltezco tu alegría
buscando tu sintonía.
No me digas que soy viejo.

6

Mírate, desesperado
por la conquista del día.
Si pretendes sintonía
busca una vaca en un prado,
o acércate a ese mercado
donde puedes consolarte
con la vista, y el descarte.
Yo no soy de esa manera.
Yo no soy una cualquiera.
Yo no soy tu baluarte.

7

Mira, mujer, como miro
con mis ojos de inocencia
tu fragancia y tu decencia,
que por ellas yo suspiro,
no como urraca o vampiro,
que soy un enamorado
por tu ser, abandonado
en el polvo de la calle.
Arráncame de este valle.
No me dejes condenado.

8

Tu mentira y añagaza
no me van a convencer:
sé que pretendes arder
con la presa de tu caza,
pero dura está esta plaza
de conquista y rendición.
Yo no pongo condición
alguna. No me interesa
ser tuya lánguida presa.
Esa es la pura cuestión.

9

Tu persona y mi persona
necesitan entenderse.
Hablar. Dialogar. Beberse
bajo la misma corona.
Ese recelo abandona.
Ven a buscar en la luz
lo que ves a contraluz
embozado entre la sombra.
Oye la voz que te nombra.
En la cara, y en la cruz.

10

En la cruz de la moneda
es donde yo te veía
retozando tu agonía.
Voy a poner lo que pueda
para cortar esa veda
que me impedía pensar.
Pero no quiero dudar.
Dame la mano. Charlamos.
Tranquilos zanganeamos.
(Y hasta me puede gustar…)

11

(Caramba con el muchacho…
¿Y si la suerte me cambia?
Me moriría de rabia
si lo pierdo. Y es un cacho
de pan. No es tan mamarracho.
Y no es que me importe un bledo
su terquedad, su denuedo;
su figura desgarbada;
ese parecer ser nada…
Mira. Mejor me lo quedo.)


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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3.- DUDAS


dudan lectores
ante los diecisiete
golpes del haiku

cultos poetas
preguntan el sentido
que darle al senryu

la soleá,
¿cómo suena en el aire
de otro lugar?
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martes, 8 de agosto de 2017

algo para escribir


sorpresa en el bosque (2)

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lame la orilla
el vaivén de las olas
fuego la arena

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GLORIA EN LA GLORIA

Está Gloria Fuertes
en su santa gloria,
debajo de un pino,
escribiendo prosa.
Vino san Perico
y le dijo: ¡hola!,
¿qué estás escribiendo
en cuaderno rosa?
Le escribo a los niños
y a las amapolas,
y a las golondrinas,
y al mar, y a las olas,
y a un burrito cojo,
y a una cabra mocha…
Y a un loro pirata,
a un gallo sin cola,
a un león mellado
y a una caracola.
Al viento y las flores,
a todo el que llora;
le escribo al mendigo
y al que canta coplas…
Le escribo a la vida
que tanto me importa.

©Santos Fernando Arévalo Ávila
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PLAYA VACÍA


Golpea el viento. Gritan los pendones
quejidos herrumbrosos. El sosiego
deja paso a la angustia. Rompe el agua
en trizas espumosas de cabreo:
en arena de polvo se deshace
desdibujando surcos. Tu pareo
ondea frenesí. Se nos vacía
sobre la playa el mar. Sobre tu cuerpo
modela el viento curvas. Tus pestañas
entornan protectoras los ensueños
mientras su furia arrecia. Se rebela
y arranca tu vestido el bravo viento,
y la playa, vacía de bañistas,
admira cada línea de tu cuerpo,
tranquilo de tensión y de miradas:
Solo mis ojos cubren tus secretos.

de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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en la montaña
recado de escribir
nunca te falte

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martes, 1 de agosto de 2017

Sorpresa (1)


Sorpresa en el bosque (más en una semana)

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en el silencio
el susurro de un roce
luna tus ojos

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Un ser humano


Un ser humano
debería ser capaz de cambiar un pañal,
de planear una invasión,
de sacrificar un cerdo,
de pilotar un barco,
de diseñar un edificio,
de escribir un soneto,
de hacer el balance de una cuenta,
de construir una pared,
de colocar un hueso dislocado,
de consolar a un moribundo,
de recibir órdenes,
de dar ordenes,
de cooperar, de actuar solo,
de resolver ecuaciones,
de analizar un problema nuevo,
de abonar la tierra con estiércol,
de programar un ordenador,
de cocinar algo rico,
de luchar bien, de morir valientemente.

La especialización es para los insectos.


©Robert Heinlein
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MUJER EN LA PLAYA


La playa la desnuda. Dibujada
se tiende bajo el sol del mediodía,
y en la arena se acoge su alegría
de humedades y sombra modelada.

Besan su piel la brisa enamorada
y el murmullo del mar; algarabía
frenética de miel y pleitesía
a esa estatua de sal tan bien formada.

El sexo, las rodillas y la espalda,
con trazos inseguros y concretos,
en arena perfilan su presencia;

y al azar de la brisa y la esmeralda
de la mar, quedan todos sus secretos,
cuando la playa pierde su inocencia.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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martes, 25 de julio de 2017


Cala en el Cerro de los Romeros
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pequeña cala
de difícil acceso
solo los dos

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ORACIÓN

Déjame ver el mar aunque me muera,
aunque no me hayas dado nada más,
déjame ver el mar, porque quizás,
aunque nadie me quiere, él me quisiera.

¡Déjame, Dios, entrar! Me han rechazado
en todas partes, sólo quedas Tú.
Ni uno solo, ni una multitud
me quiso, déjame aquí a Tu lado.

Déjame ser el mar. No ser humana.
No hablar, no oír, que ardiendo está mi frente
consumida en hogueras de maldad.

Seré una ola más de las que pasan.
Me romperé en mil gotas de repente.
De algún modo, seré felicidad.


©María José Vidal Prado
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LA COSA


Una pareja paseaba junta.

Exploraban desiertas callejuelas
y sombras de farola. Titilaban
claveles, lirios, rosas… Las adelfas
cimbreaban la brisa en el descuido
de jardines de miel. Palomas negras
modelaban tormentas, tempestades
en la esquina borrosa de un poema.
Sus manos levantaban la hojarasca
del tiempo breve, de la lucha eterna:
esa mañana concertó el encuentro,
cuidadosa, romántica. Pasean
del brazo; de la mano. Se susurran
palabras de temblor. Y, prisionera
la muchacha del brillo de su boca,
se dejaba querer: la casapuerta,
la calle, la deshora, la penumbra
vacía de la esquina, la quimera
tomada por la sombra de la sombra
más negra de la noche… Sin reserva,
despliega su estrategia: contraataca
con palabras de fuego, sin pereza
resbalando en sus ojos. Se arracima
con ímpetu guerrero; sus promesas
enmudecen los gritos. Su soltura
sorprende la pasión de su colega,
que ve cómo su…, cosa…, su sentido
de macho dominante, se despeña
con estrépito mudo. Se desarma
el castillo, la torre; la defensa
alimentada desde la mañana…
Y a la chiquilla despechada deja.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 18 de julio de 2017

grita la madre


casas abandonadas en La Rinconada

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grita la madre
la comida en la mesa
sigue jugando

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A PROPÓSITO DE LA CUMBRE DEL G-20.

En una cumbre sin árboles, donde habita un gusano, campean a sus anchas los veinte magníficos.
Sacrifican convenios y nóminas a un dios que se nutre del sudor de los hombres.
Se permite jurar en vano a tu prójimo para activar el comercio.
Es punible crear certidumbre mientras las chabolas aumentan.
Es necesario comprar a los líderes que no temen cruzar el mar muerto.
Hay que alzar una torre muy alta aunque su base sea el óxido.
Es lícito hacer malabares en el trapecio mientras el domador a escondidas chasquea su látigo.
Es inútil llenar el botijo de agua cuando se coloca el último bloque de piedra.
Hay que palpar lo intocable para que el paria no maldiga su suerte.
Es moral enviar a la tropa para equilibrar la balanza de un bárbaro.
Hay que agasajar con buen vino y mejores viandas al usurero que financia la guerra.
No hay que olvidar al poeta que canta hay que enmudecer sus cuerdas vocales.
Enrojecen mis glóbulos blancos y abandonan la calma.
Mi repulsa es el croar de una rana traducido en insomnio.
El zumbar de un mosquito que desquicia los nervios.
El rugir de una bestia que no se arrodilla por un trozo de carne.
La marsellesa que interrumpe la producción de una fábrica.
El chasquear de una lluvia de piedras y fuego que detiene un blindado.
El estallido de una lata de coca cola caduca en un centro de ocio.
El crepitar de las llamas en un pozo de crudo que impide el tráfico aéreo.
El lamento de un príncipe que perdió su castillo por cobrar comisiones.
Los veinte magníficos no mandan a tiempo su perro adiestrado.
Las banderas son negras y mi voz es un báculo que al levantarse retira las aguas.
Jodido poeta
Tu palabra es una pluma en el suelo que el aire desprecia.


©Josef Antoni "En voz alta"

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5. ALALEH
para Alaleh
(En los montes de Irán crecen
florecillas rojas
de un leve parecido a las amapolas:
alaleh, shaghayegh…)


Era la primavera. Mi ventana
florece con el eco de una voz:
la princesa iraniana.
Es su primer viaje.
Quería visitar mi observatorio.

Menuda. Cáliz verde de flor trémula. Fina.
Néctar el labio, tibio; abierto a la textura
del placer. Armonía. Mirada susurrante
en donde perecer…
Ingenua. Y excitante; virginal…,
hablaba a mis espaldas.

Entre las tonterías que se dicen,
por el nombre sentí curiosidad:

— Es de una flor que crece en la pradera
de mi natal Irán.
Le llaman shaghayegh, y se parece
a la amapola;
pero el rojo es más rojo:
como el alaleh.


©de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005

martes, 11 de julio de 2017

intensa insuficiencia


foto: Pato de piedra
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el muladar
despojo de jabato
la ley del monte
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CANTO ESPIRITUAL NEGRO

Te han arrancado
de tu sencilla tierra,
donde el cálido sol hacía
tus sones melodiosos
y tus voces
quejidos del eterno trabajo;
tu música hablaba
con fluidos y líricos lamentos,
te han atrapado en el bosque
de tu meditación,
donde los sabuesos olfatearon
tu nota susurrada
y sólo los pájaros y las flores comprendieron
la dulzura
con que sollozabas y te ahogabas;
y te pusieron en esta sala de mármol con figuras
que endureció el orgullo,
con la conciencia atormentada,
como si contemplaran a la fuerza
un carnaval, para las cuales
un espíritu extranjero y vandálico
ha intentado modelarte
en las maravillas de los virtuosos,
queriendo ahogar
tu belleza
entre los truenos de una orquesta.

©Claude McKay,
(versión)

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DE LA MANO A TU SENO

Sufro mi desconsuelo
errante de silencios y de noche.
Por un campo sembrado de amapolas,
de vacío, de sueños cenagosos
con el sabor agraz de la nostalgia
alojado en mi pecho,
agotado te busco,
y el viento me transporta con sus alas
de la mano a tu seno.

Ensoñando secretos y misterios
navego el canalillo
de la noble tersura de tu cielo,
y en el escote la ilusión naufraga.
Lágrimas de codicia,
de anhelo y esperanza
mis manos desparraman,
desmenuzan mis dedos.
Mi piel sobre tu piel
desdibuja caricias inventadas,
mientras me guía un aura tembloroso
de la mano a tu seno.


Tu cuerpo se apodera de mis ojos
como el imán del hierro:
clavado en tu sonrisa,
derrotado, rendido, sin aliento,
mancillo como un río de arrebato
apasionado, y beso,
desde el cauce-canal,
las trémulas e inquietas caracolas
veladas por la gasa de tu pelo,
y un suspiro me arrastra solapado
de la mano a tu seno.

Agridulce recorro
nubes de desaliento
en el jardín prohibido,
arcano de desdicha y sufrimiento,
de delicia secreta, dolorosa,
entre fuegos y risas y misterios…
El campo de amapolas amanece
de mi profundo sueño,
y de tu mano asido
estrechado en turgencias me despierto.


De "Variaciones sobre el ocaso", 2005
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el amor es
intensa insuficiencia
vaya putada

de Rafael Pérez Castells

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miércoles, 5 de julio de 2017


Luis desde el cielo
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la recompensa
a la dura subida
vista de pájaro

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SOBRE EL MURO PINTARRAJEADO


Sobre el muro pintarrajeado
que da sombra a las escasas bancas,
el arco del cielo aparece
completo.

Quién recuerda aún el fuego que arde impetuoso
en las venas del mundo;
—en un reposo frío las formas, opacas,
se diseminan.

Veré de nuevo mañana las bancas
y la muralla y la atareada calle.
En el futuro que se abre, las mañanas
están ancladas como barcas en el muelle.

©Eugenio Montale,
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DESNUDO

Una mujer desnuda es lo más santo.
¿Quién no contemplará la maravilla?
Conozco un arzobispo de Sevilla
que gozaba el desnudo con el canto.

¿Y el arcipreste que cantaba tanto
de los pecados contra todo el sexto?
¿Acaso no gozaba en el incesto
que practicaban su papel y el llanto?

Por eso en cueros la mujer domina
la voluntad más santa y peregrina
del cura, del obispo, del soldado,

y hace milagros sin mover la nada
de un gesto, de un suspiro; la mirada
de la mujer desnuda: eso es sagrado.


De Variaciones sobre el ocaso, 2005

martes, 27 de junio de 2017

un pino derrotado


Foto: Paquita
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cruza la senda
un pino derrotado
por la ventisca

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Perseguidos

Nos persiguen antiguos calendarios,
los dedos índice;
todos los ojos,
todas las miradas.
Nos persiguen errores enterrados
y una maldición que nunca cesa.
Nos persigue un deseo
incontrolable de marcharnos
y estar solos.
Nos persiguen recuerdos moribundos,
los amores,
y la mierda de todas las noticias.
Mirando el mar
medito sobre esto
y en cómo podremos escapar
de tanta cárcel.

©Carmelo González
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Mujer

Una ventana abierta. Sin cristales.
El vuelo de una falda mariposa.
Una risa que canta, pudorosa,
endechas, elegías, madrigales.
Un camino de mirtos y de hiedra.
Oro en las hojas del otoño joven.
La piel cuando palpita. La cosecha
del trigo candeal dulce y salobre.
Amable primavera golondrina
trazando filigranas en el viento,
lejana, seductora, peregrina
de promesas ilusas. El aliento
del caminar pausado. La mirada
perdida en el azul de los espejos.
Señuelo. Trabazón. Una palabra.
Un ademán. Indecisión. Un gesto
sin objeto, sin pena, sin querencia,
ajeno a la intención, sin sinsabores,
eso eres tú, mujer, cuando caminas
delante de mis ojos soñadores.

De Variaciones sobre el ocaso, 2005

martes, 20 de junio de 2017

fuego y hormigas


google
--
suben plegarias
se sorprenden los dioses
fuego y hormigas
--
Carne de musa

Ella va dejando trocitos de su cuerpo
en cada cama.
Es un puzzle de las noches que pierde,
para creer que gana.
Ella llora cuando nadie puede verla
y ríe en público, mirando al patio de butacas.
Ella es carne de musa para poetas desnortados,
y musa de carne de sus poemas secretos
cuando sólo el desconcierto la respeta.
Ella suele coquetear con la tragedia
y no se rinde cuando la soledad ataca.
Colecciona desengaños
y los clava en su almohada
para que le canten
mientras duerme sola
esa historia de amor triste
que esperaba.
Por miedo a que el olvido la lastime,
ella va olvidando de costado.
Y el olvido ya la hiere,
pero ella
aún
no se ha enterado.
Esa cenicienta que a veces se emborracha
para ponerle tu cara a un príncipe cualquiera
que se convierta en calabaza
a las seis de la mañana.
Esa muchacha que llama a quien no debe,
que cuelga a quien la quiere las llamadas,
que lava sus penas en los bares
y tiende su corazón en las ventanas.
Esa mujer fatal para si misma
que fuma para nadie en los espejos
mientras las horas pasan sin tocarla
y aquello que soñó queda más lejos.
No intentes protegerla de si misma,
de algún modo ella ama esas heridas
que no podrás curar, sólo lamerlas.
No quieras cambiarle el argumento
ella teje su historia con derrotas
que escribe para seguir huyendo.
Por miedo a que la vida la atropelle,
ella va tocando la vida de costado,
Y la vida ya la quiere,
pero ella
aún
no se ha enterado.

©Carlos Salem
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Crisálida


La luna tiñe de cera
los ensueños de una charca.
Hilos de plata, quimeras
fluyen tibias; como el agua
de la lluvia en los cristales
cuando rebosan del alma
anegando de suspiros
en duermevela callada
una noche de silencios,
de tristezas, de venganza.

Eran risas en la hierba
cerca, muy cerca del agua.
Espejeaba la luna,
-plata, jazmín, esmeralda-,
a los ojos de la noche.
Posponía la alborada
un ramito de canela
refrescante, pura brasa,
puñadito de colores
en abrazos acunada,
ángel del cielo venido
a eternizar la distancia…
El mundo se desvaía
en los confines del agua.

Eran risas en la hierba.
Eran risas. Pero al alba…
Mariposa de colores
azules, pálidos… Blanca
la luna se deshacía
en espejuelos del agua
rizada por una brisa
de cánticos de cigarra.
No era tristeza de luna.
No. La charca no lloraba.
¡Ay!, noche de risa ciega
en la hierba, junto al agua,
ángel, ¿donde estás?; sirenas
te convocaron al alba,
hilos de plata subían
desmenuzando montañas,
y el celeste de la noche
en abanico aclaraba.

Puñadito de colores,
ramillete de esmeraldas:
¿dónde la seda de un beso
y el calor de una mirada?
La silueta de tu sombra,
dulce mariposa blanca,
-rocío cubre la hierba-
¿en dónde la reposabas?

Con tus alas de paloma,
ángel, te deshilachabas
en las madejas del sueño
rumoroso de las aguas,
aventando los temores
sin halagos, sin palabras
que recordar de una noche
a la orilla de una charca,
nacida de los azules
poblados de la esperanza.

No te fuiste con la luna;
siempre estarás en su alma
desmenuzando rencores
y estimulando nostalgias,
endulzando pesadumbres
y precipitando lágrimas,
cuando la luna de cera
tiña de sueños el agua.


De Variaciones sobre el ocaso, 2005