martes, 29 de agosto de 2017

el valle


anochecer en Iruelas
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quietud y calma
en la tarde de Iruelas
eternidades
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RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido,
ya conocéis mi torpe aliño indumentario,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo,
quien habla solo espera hablar a Dios un día;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de de la mar.


Antonio Machado
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TORMENTOSO AMOR


De que te quiero, amor, yo soy testigo;
pues la conquista de tu baluarte
compensa mis anhelos para amarte
contra muros, balcones y postigos.

Mas aunque siempre quise estar contigo
—dulce Venus desnuda— temo a Marte,
belicoso guerrero, dios del arte
cruel, y despiadado, y enemigo.

Mira si no es castigo mi zozobra:
rendido a la tibieza de tu encanto
subterfugios invento para amarte,

mas cuando soy cautivo de tu sombra
en réplica cruel vuelves tu canto
de reproches equívoco y… de Marte.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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nace la sombra
en espejo de agua
nadan estrellas
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martes, 22 de agosto de 2017

Bellas palabras


casa vacía

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bellas palabras
quemarán viscerales
tus sentimientos

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HOJAS DE CASTAÑO


Una casa en donde crecen guisantes.
Una mujer de ojos rasgados.
Una noche efímera
como los ojos de los peces.

Se oye la voz de Hera
entre el murmullo de las hojas del castaño.

Amaneció
sin que el ruiseñor dejara de cantar.

La sombra se recostó en el mármol
y se volvió una rosa.


de Junzaburo Nishiwaki (Japón, 1894-1988)
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ESENCIA


Esa forma tan tuya de mirarme
desde la celosía de tus ojos,
entrecerrados, respirando enojos
como para ofenderme o enrabiarme,

frena mi anhelo, causa mi desarme.
A medio abrir la puerta, son abrojos
las flores que te ofrezco. Son rastrojos
mis campos de amapolas. Un adarme

te importo. Siembras desengaño
con tus excesos. Pero cuando asoma
la ironía, no hay duda; ya no hay daño.

Cuando dices que todo ha sido broma,
ya no me siento extraño:
soy el tonto que atrapas en tu aroma.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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deja la senda
encontrarás mil mundos
insospechados

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martes, 15 de agosto de 2017

Y tres: así estaba y así está...


Y tres: así estaba, y así está...
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¡oh, Gloria Fuertes!,
dispárame tus dardos;
los necesito.

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AL BORDE

Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.

He estado al borde de la tuberculosis
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.

Gloria Fuertes
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1.- NO ME QUITES LA MANO

No me quites la mano de la mano.
No me quites mi mano de tu mano.
No me quites tu mano de mi mano…
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2.- JUEGO DE SEDUCCIÓN

1

¿Que no quieres…? ¡No me digas!
Dime que sí, te lo ruego.
Como una rosa de fuego.
Como un manojo de ortigas.
Haremos muy buenas migas.
Tú eres mujer. Yo soy hombre
de palabra. No te asombre
si yo te propongo un trato.
Ven. Hablemos. Solo un rato.
Pero…, dime ya tu nombre.

2

Mira que eres mamarracho.
Déjame en paz, por favor.
Si no aguantas un hervor
aunque presumas de macho.
Escucha: cualquier muchacho
de la calle, sí, cualquiera,
seguro que más valiera
de mi brazo que un orate
como tú, so escaparate.
Anda y busca quien te quiera.

3

¿Tú me pides que te diga
lo que quieres escuchar?,
¿el murmullo de la mar?
¿Pretendes que te persiga
del cabello hasta la liga,
modelando tu figura
delicada, con finura?
Verso a verso recortada,
no me mires enfadada,
solo canto tu hermosura…

4

Palabrería…, palabra
en busca de tu capricho:
eres la clase de bicho
que me suplica que abra
la puerta que firme labra
mi honradez, y mi nobleza;
Tú reclamas la flaqueza
por donde puedas entrar
al misterioso lugar…
donde guardo mi pureza.

5

No me vengas con el cuento
de los secretos sutiles
a la sombra de candiles
que nacen del pensamiento.
Mira que pongo el acento
en el halago: cortejo
con cantares tu… reflejo.
Enaltezco tu alegría
buscando tu sintonía.
No me digas que soy viejo.

6

Mírate, desesperado
por la conquista del día.
Si pretendes sintonía
busca una vaca en un prado,
o acércate a ese mercado
donde puedes consolarte
con la vista, y el descarte.
Yo no soy de esa manera.
Yo no soy una cualquiera.
Yo no soy tu baluarte.

7

Mira, mujer, como miro
con mis ojos de inocencia
tu fragancia y tu decencia,
que por ellas yo suspiro,
no como urraca o vampiro,
que soy un enamorado
por tu ser, abandonado
en el polvo de la calle.
Arráncame de este valle.
No me dejes condenado.

8

Tu mentira y añagaza
no me van a convencer:
sé que pretendes arder
con la presa de tu caza,
pero dura está esta plaza
de conquista y rendición.
Yo no pongo condición
alguna. No me interesa
ser tuya lánguida presa.
Esa es la pura cuestión.

9

Tu persona y mi persona
necesitan entenderse.
Hablar. Dialogar. Beberse
bajo la misma corona.
Ese recelo abandona.
Ven a buscar en la luz
lo que ves a contraluz
embozado entre la sombra.
Oye la voz que te nombra.
En la cara, y en la cruz.

10

En la cruz de la moneda
es donde yo te veía
retozando tu agonía.
Voy a poner lo que pueda
para cortar esa veda
que me impedía pensar.
Pero no quiero dudar.
Dame la mano. Charlamos.
Tranquilos zanganeamos.
(Y hasta me puede gustar…)

11

(Caramba con el muchacho…
¿Y si la suerte me cambia?
Me moriría de rabia
si lo pierdo. Y es un cacho
de pan. No es tan mamarracho.
Y no es que me importe un bledo
su terquedad, su denuedo;
su figura desgarbada;
ese parecer ser nada…
Mira. Mejor me lo quedo.)


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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3.- DUDAS


dudan lectores
ante los diecisiete
golpes del haiku

cultos poetas
preguntan el sentido
que darle al senryu

la soleá,
¿cómo suena en el aire
de otro lugar?
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martes, 8 de agosto de 2017

algo para escribir


sorpresa en el bosque (2)

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lame la orilla
el vaivén de las olas
fuego la arena

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GLORIA EN LA GLORIA

Está Gloria Fuertes
en su santa gloria,
debajo de un pino,
escribiendo prosa.
Vino san Perico
y le dijo: ¡hola!,
¿qué estás escribiendo
en cuaderno rosa?
Le escribo a los niños
y a las amapolas,
y a las golondrinas,
y al mar, y a las olas,
y a un burrito cojo,
y a una cabra mocha…
Y a un loro pirata,
a un gallo sin cola,
a un león mellado
y a una caracola.
Al viento y las flores,
a todo el que llora;
le escribo al mendigo
y al que canta coplas…
Le escribo a la vida
que tanto me importa.

©Santos Fernando Arévalo Ávila
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PLAYA VACÍA


Golpea el viento. Gritan los pendones
quejidos herrumbrosos. El sosiego
deja paso a la angustia. Rompe el agua
en trizas espumosas de cabreo:
en arena de polvo se deshace
desdibujando surcos. Tu pareo
ondea frenesí. Se nos vacía
sobre la playa el mar. Sobre tu cuerpo
modela el viento curvas. Tus pestañas
entornan protectoras los ensueños
mientras su furia arrecia. Se rebela
y arranca tu vestido el bravo viento,
y la playa, vacía de bañistas,
admira cada línea de tu cuerpo,
tranquilo de tensión y de miradas:
Solo mis ojos cubren tus secretos.

de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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en la montaña
recado de escribir
nunca te falte

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martes, 1 de agosto de 2017

Sorpresa (1)


Sorpresa en el bosque (más en una semana)

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en el silencio
el susurro de un roce
luna tus ojos

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Un ser humano


Un ser humano
debería ser capaz de cambiar un pañal,
de planear una invasión,
de sacrificar un cerdo,
de pilotar un barco,
de diseñar un edificio,
de escribir un soneto,
de hacer el balance de una cuenta,
de construir una pared,
de colocar un hueso dislocado,
de consolar a un moribundo,
de recibir órdenes,
de dar ordenes,
de cooperar, de actuar solo,
de resolver ecuaciones,
de analizar un problema nuevo,
de abonar la tierra con estiércol,
de programar un ordenador,
de cocinar algo rico,
de luchar bien, de morir valientemente.

La especialización es para los insectos.


©Robert Heinlein
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MUJER EN LA PLAYA


La playa la desnuda. Dibujada
se tiende bajo el sol del mediodía,
y en la arena se acoge su alegría
de humedades y sombra modelada.

Besan su piel la brisa enamorada
y el murmullo del mar; algarabía
frenética de miel y pleitesía
a esa estatua de sal tan bien formada.

El sexo, las rodillas y la espalda,
con trazos inseguros y concretos,
en arena perfilan su presencia;

y al azar de la brisa y la esmeralda
de la mar, quedan todos sus secretos,
cuando la playa pierde su inocencia.


de “Variaciones sobre el ocaso”, 2005
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