martes, 29 de septiembre de 2015

CARTAS


fruto del castaño de indias (castañas amargas)

DESPLAZADOS, CARAVANA

Si en la tristeza todo se vuelve alma
entonces los bosques están llenos de harapos aún calientes
y sufren las carreteras de una lava silenciosa
que hiede para seguir viviendo,
que tropieza con el hambre, con las piedras, con sorpresas homicidas.
Una ausencia que se extiende como agua despreciada.

(Dicen que allí sólo quedan los perros.
Yo espero que los perros apenas reflexionen
y como último placer emprendan el suicidio.)

Si donde hay dolor hay un suelo sagrado,
al continente le está pesando su matriz
como un recuerdo de hierba malvendida.

Si en la tristeza todo se vuelve alma
y donde hay dolor hay un suelo sagrado,
no queda carne,
todo son heladas iglesias, altares sin hombres.

Noticieros, destrucción.

©Julieta Serrano
De: Altar de los días parados
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CARTAS

Domingo, 26

velas de procesión queman el suelo
con dentelladas de dolor de rabia
alimenta sus lágrimas de sangre
la confusión de pensamientos rotos
pedazos de persona se rebelan
contra la nada del artero sino
en donde se diluyen universos
nadie devolverá las esperanzas
al hálito de un verso macerado
por el fragor doliente del silencio
silencio de una madre sin respuesta
silencio de repiques de llamada
sin destino ni fin donde la duda
asalta los espacios del silencio
silencio de los hombres demudados
en el horror de un golpe sin certeza
de dura digestión incomprensible
en el calidoscopio de la vida
silencio de sollozos infantiles
quebrados por el frío de una mano
ejecutora sin cabeza ciega
silencio deshojado en las aristas
retorcidas de hierros quejumbrosos
depositarios de las frustraciones
de tantos inocentes y culpables.

Un ejército vasto, de colores,
vestido de trajín en los andenes,
sube como la hiedra hasta la calle.
Inunda los espacios con sus gritos
empapado de lágrimas de fuego,
y en el viento cabalga su congoja
desde el pabilo de las luminarias…

Y una niña de Tánger (trece años),
en los brazos inertes de una madre,
golpea con sus manos a los cielos…

Pero, sin duda, Dios está dormido.

©pbaediciones

martes, 22 de septiembre de 2015

CARTAS

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Subida al Abedular, de 1800mts


DESEO DE MADRUGADA

Ahora la madrugada trae un ramo
de rosas blancas. Pero no las quiero.
Yo no he venido aquí para estas rosas
sino para el aroma de tu cuerpo.

Despierto estoy. Tu cuerpo inolvidable
se precipitará hacia mi recuerdo.
Tú misma estás junto a la aurora triste
y te levantas firme sobre el tiempo.

Vienes a mí con 1a orfandad del día
abrazadoramente hasta mi lecho,
igual que el despertar de un largo olvido
o como la llegada del invierno.

Y yo, ciego y mortal, hacia tu carne,
hacia las soledades de tu pecho
pongo mi corazón y escucho. Tierra
tierra de nadie el corazón se ha vuelto.

Lo que fue una noticia de relámpagos,
una mano entregada desde un sueño.
Ahora no estás y un alba de jardines
abre sus flores para mi deseo.

Te amé tal vez por las doradas hojas
que iba en tu corazón reconociendo.
Pero hoy ya no. Que toquen los clarines.
Es la resurrección de nuestros cuerpos.

Nos alzaremos con la madrugada.
Desnuda estás y blanca. Es el momento,
el tiempo del abrazo. Y te vas. Queda
la noche gris sobre mi pensamiento.

No encontraré otro cuerpo de más vida
ni, dentro de lo vivo, más sereno.
Es la serenidad del alba. Vamos.
Al monte más distante subiremos.

Pero nos llaman a olvidar, hoy hace
sombra en todas las calles y en mi pecho.
Como una torre de cristal vacía
se me derrumbarán todos los sueños.

© Carlos Sahagún
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CARTAS

Sábado, 25



Por la llanura avanza
vil e invasora
una fuerza terrible
y atronadora,
punta de lanza
del Mercado que juega
con la esperanza.

Una reja terrible
rotura el cielo
para sembrar la tierra
de furia y duelo.
Llueven diamantes
que regarán los campos
de mendicantes.

Desde arriba los dioses
apuntan fino
para que los misiles
rompan con tino.
Los Generales
nada saben de daños
colaterales.

Llamas suben avaras
en holocausto
y dejan el mercado
limpio y exhausto:
la sangre roja
perfila en los cascotes
pena y congoja.

Amontonar escombros
es el dislate
del Poderoso Imperio.
Su disparate
trunca cosechas
de libertad: los odios
abren sus brechas.

Una noche terrible
llena los días
de niños harapientos
y algarabías;
suena el aviso.
y en la calle se queda
su paraíso.

Convenciones, Tratados…,
agua pasada.
El negocio lo vale.
Guerra ganada,
y el mundo es nuestro.
Arena venderemos
a este desierto.

Nuestra bola del mundo
tiene una llaga
por donde sangra el miedo y
la muerte amaga.
Las madres gritan
desde las sepulturas
que las habitan.

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Huyen de una masacre,
buscan la vía
que les lleve y confirme
la profecía.
Como una tropa,
ocuparán su espacio
dentro de Europa.

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Ciudadanos del mundo
lloran los muertos.
Con angustia y con ira
cavan sus huertos
y siembran flores
para borrar del mundo
tantos rencores.


©pbaediciones

martes, 15 de septiembre de 2015

CARTAS


rosal


CANCIÓN DE INFANCIA

Para que sepas lo que fui de niño
voy a decirte toda la verdad.
Para que sepas cómo fui, aún guardo
mi retrato de entonces junto al mar.

Playa de arena, corazón de arena
hubiera yo querido en tu ciudad.
Que te faltase como me faltaba
-le llamaron post-guerra al hambre- el pan.

Tú con tu casa de muñecas vivas
llenando los rincones de piedad.
Yo, capitán con mi espada de palo,
matando de mentira a los demás.

Si hubieras sido niña rodeada
por todas partes, ay, de soledad,
yo te habría buscado hasta encontrarnos,
hasta ponernos los dos a llorar.

Juntos los dos. Que tu madre nos diga
aquel cuento que no tiene final.
Despertar de la infancia no quisimos
y no sé quién nos hizo despertar.

Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos,
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha -niña-, empieza a caminar.

© Carlos Sahagún
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CARTAS

Viernes, 24


un tema cuestionó firme preciso
debía responder aunque temía
entrar en un jardín de vaguedades
o herir las conveniencias la consulta
una carga llevaba de prejuicio
a veces arrojamos las palabras
sin advertir su justo contenido
y la contemplación de la propuesta
una porción soporta de metralla
miradas de soslayo al diferente
discriminan con ojos de reproche
su súbita presencia en las ciudades
y la certeza de su vista franca
induce a ver peligro en el viaje
que nos separa de sus sentimientos
sin caer en la cuenta disertaba
de las afinidades que nos unen
abunda y nos confunde la ignorancia
propia del ser humano el peregrino
que se presenta triste por la esquina
inaccesible de su propio mundo
serio motivo tiene para hacerlo
mira la casa donde habito dijo
con aplomo habitamos la Tierra
inmensa generosa despiadada
regada y seca virginal y esclava
incómoda y alegre rencorosa
paciente madre para cada hombre
que puebla sus caminos no presumas
de ser su propietario dominante
lastima ver la torpe percepción
de propiedad que algunos atesoran
sobre costumbres nunca defendidas
si no para lanzarlas contra extraños
los Fanatismos son estupideces
donde las emociones nos atrapan
con redes fervorosas y sectarias…
nadie reniega de su propia Casa
por ella y para ella desnudamos
el alma en el principio y el ocaso
una Mujer y un Hombre son Persona
vengan de donde vengan
gratifica llevar juntos la pena
de no tener y compartir el gozo
de una sonrisa puesta en el semblante…
no sé si he contestado a la pregunta
concluyó sosteniendo su mirada
sobre tu precisión de nuestra Patria


©pbaediciones

martes, 8 de septiembre de 2015

CARTAS


Ana sin fronteras(tomado de la red)


DE LA NATURALEZA
(Abril en San Rafael)

Es primavera y salgo al pinar a por milagros
los senderos revelan otro rostro del mundo
me paro unos segundos y me abandono en todo
en la piedra, en el musgo, en el valle y en la nube
entonces se conmueve mi corazón de bosque
rebosan los arroyos los árboles vigilan
me cuenta sus secretos el alma del paisaje.

Comparto espacio y tiempo con otros animales
observo sus afanes su presencia inocente
siento la vida en marcha—voluntad imparable—
se abren mis sentidos al orden natural.

Regreso a mi casa con el cielo en la mirada
espíritu y cuerpo una sustancia: luz de amor
allí quedan mis dudas sobre la eternidad.

© José Pérez Carranque
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CARTAS
Jueves, 23


Señora de plata y oro
recluida entre montañas
de libros, y telarañas
de sinsabor y decoro;
las alas son tu tesoro:
con ellas ganas el puente;
y aquel prado; y esa fuente
de anhelos; y la azucena
que te brinda un alma buena
desde historias diferentes:


“…una muchacha divina
reclinada en el estrado;
el ademán, despechado;
las lentes con esclavina”…
En tu gesto se adivina
el fuego de su mirada
devorando despiadada
novelas del corazón:
consumes su desazón
hasta quedar abrasada.


“…jovencísima doncella
del ensueño y del decoro;
una vida por tesoro
de vivencias rica y bella;
un barco en una botella;
piratas en la llanura;
islas; desiertos; bravura
derrochada desde el lecho…”,
y en el horizonte un techo
de nostalgia y amargura.


El silencio te delata.
Tu fragancia deja rastro
en tu perfil de alabastro,
y en tus cabellos de plata
tu horizonte se dilata
sentada en tu mecedora,
con el libro que atesora
esa arruga de tu frente
viva, cantarina, ausente,
brava, libre y… soñadora.


Ese venerable asiento
hoy arrumbado en la esquina,
guarda tu huella divina,
tus palabras, y el acento
precioso de tu contento,
ahora dormido y ausente;
pero siempre persistente
en la sombra del salón:
porque en nuestro corazón
sigues estando presente.

©pbaediciones