martes, 28 de abril de 2015

CARTAS


lo efímero

EL DÍA QUE ME DESPERTÉ Y ERA MISS UNIVERSO


Fue un día muy normal, en primavera.
Un día de tostadas y café y ducha y coche y curro y coche y casa.
Pero sabía que algo había cambiado.
Lo notaba en el aire, en el ligero
tictac de mis pestañas, en
la hinchazón de mi labio superior,
en mi
esternocleidomastoideo.
Al entrar en el bar y preguntarme
el camarero “¿Qué desea?”,
le respondí: “Que no haya hambre en el mundo”.
Bizqueó, se apartó de la mesa, amablemente
me trajo una ensalada.
Me comí sólo la lechuga, sin sal. Saqué del bolso una manzana verde.
Me comí la mitad. La otra la envolví en tela de raso, azul, muy suave.
Cuando, al pagar, alguien me dijo “Gracias”,
yo respondí: “Gracias a ti, al jurado,
a las instituciones que hacen
posible este concurso,
a las autoridades y
a mi querido público que me sigue y me apoya en mi página en Facebook y otras redes sociales”.
Después salí, me coloqué la banda, que se había quedado enredada en el bolso,
y fui fijándome en las chicas que andaban por la calle.
En su elegancia, su personalidad, su porte, su pose y su seguridad
al caminar con paso decidido por la escalera blanda de la vida.
Me supe superior, me supe bella,
me supe seguidora de Confucio,
me supe alta y risueña y positiva,
me supe, finalmente,
venezolana.
Caminé por la acera como si fuera alfombra
roja de gala, regalé mi sonrisa
amplia y rosada y gliss a los transeúntes,
limpié de malas vibraciones el mundo con mi amor
universal,
y luego llegué a casa,
me depilé, comprobé la tersura de mi cutis, la
liviana gravidez de mis dos pechos,
y antes de irme a la cama imaginé
más premios, más certámenes, más cenas suntuosas,
más hoteles,
más limusinas,
más damas de honor.
Al día siguiente,
creo que era martes,
desayuné,
volví a mi vida gris,
compré el periódico,
me miré en el espejo
de un bar
y sonreí."


©Gonzalo Escarpa

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CARTAS

Miércoles, 15


Surca la luna llena su vacío
vestido de tiniebla. Resplandece
la verde madreselva plateada
de túnica fingida, y en la esquina

donde se junta la ilusión del alba
con el aroma del jazmín y el celo
de los rosales, canta desolado
a la luna de plata de la noche,

(y a la calle teñida de farola),
un mirlo que pasea su secreto
de una rama sutil hasta otra rama…

La seda de sus dedos se resiste
al olvido en la noche, prisionera
del beso que ha cerrado tu ventana…


©pbaediciones

martes, 21 de abril de 2015

CARTAS

mu-danza social


***



A UN ESQUELETO DE MUCHACHA


En esta frente, Dios, en esta frente
hubo un clamor de sangre rumorosa,
y aquí, en esta oquedad, se abrió la rosa
de una fugaz mejilla adolescente.

Aquí el pecho sutil dio su naciente
gracia de flor incierta y venturosa,
y aquí surgió la mano, deliciosa
primicia de este brazo inexistente.

Aquí el cuello de garza sostenía
la alada soledad de la cabeza,
y aquí en cabello undoso se vertía.

Y aquí, en redonda y cálida pereza,
el cauce de la pierna se extendía
para hallar por el pie la ligereza.


©Rafael Morales



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CARTAS

Madrid
Miércoles
15 de Febrero


Tú sabes de la plenitud.
Lo contaste en la tertulia
de aquella tarde gris perla
aderezada de ocurrencias.
El abanico de tu mirada
abarcaba el espectro de la sala…
Paseabas tus ojos y tu risa,
y llenabas el lugar
con hazañas de tu infancia,
porque, como bien decías,
aquellos recuerdos están más presentes,
y ahora
ya
te cuesta
recordar
lo de ayer.
Pero la cumbre lleva a la plenitud.
Y,
en esta tercera semana,
de eso te
voy a
hablar.

©pbaediciones

martes, 14 de abril de 2015

CARTAS


baile del sol con las nubes

AVISO A CAMINANTES


En la suma de días indistintos
que la vida da al hombre, acaso hay uno
en que el destino, trágico y hermoso,
pasa por nuestro lado y el azar manifiesta
una insólita luz, un desusado
fulgor inconfundible.
Pero no has de dudar. Ten el coraje,
cuando llegue el momento,
de abandonar las cosas con que siempre
te engañó la costumbre, y sube pronto
a ese carro de fuego. Poco dura
el milagro. Después, si te negaras
a partir, solo noche
merecerás. Y nunca, aunque quisieras,
podrás comprar la luz que despreciaste.


©Eloy Sánchez Rosillo



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CARTAS
Martes, 14


Todo llega, muchacha, todo pasa.
Todo pasa, muchacho, todo llega.
Y esa emoción de tantas madrugadas
soñando los temores del invierno,
al fin en el otoño se han cumplido
con el milagro de la primavera.
Primavera de música y colores
tal como la inventabais cada tarde,
evocación de tiempos de futuro,
mientras se consumían las estrellas
en la lenta caída del paseo.
Toda la vida es vuestra. Os pertenece
por encima del sol, de las montañas,
y el mar ya no podrá imponer sus leyes
a vuestra voluntad de ser felices.
Cogidos de la mano, compañera,
apoyada en su piel de madrigales,
pasaréis las tormentas y los ríos,
adiós diréis a las dificultades
y al calor agobiante de la vida,
porque juntos formáis una persona
y ya nada podrá contra vosotros.

©pbaediciones

martes, 7 de abril de 2015

CARTAS



UN SONETO PARA JODER A UNOS CUANTOS


Un soneto me manda hacer Roberta
parecido al que Lope hizo a Violante,
y en el primer cuarteto este ignorante
que suscribe se larga por la puerta

de atrás. Bueno. El segundo es una oferta
que puedo rechazar más adelante
si resulta ripioso, o bien pedante,
o si la lengua ya me sale muerta.

Si en algo son mejores los tercetos
es que son cortos, y la rima incluso
la puedes colocar a tu manera.

Nadie sabe hoy de ritmos, y estos retos
Jesús, van decayendo y en desuso:
Muerta la rabia se acabó la fiera.

17 de noviembre de 2009


© Jesús Urceloy, 2009



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CARTAS


Lunes, 13


No te veo, muchacho enamorado,
en la espesura de tus girasoles,
oculto por la trama del olivo,
tu sombra presentida en el ocaso
sobre surcos de tierra y algodones.
No te imagino desde mi butaca
a contraluz de un sol de medianoche
cargado de ponzoñas y venenos
midiendo la sonrisa de un insecto
saltamontes en tierra de secano.
Apenas te distingo en la distancia
entre los azahares del naranjo
y el verde de patata y zanahoria,
calibrando contrastes y texturas,
crecimiento, subida; sublevado
en el trajín de lunas olorosas.
No quiero contemplarte seducido
en este trance luminoso y dulce,
los lazos deslizando por la espalda,
puntillita de blonda por tus dedos,
el tacto de la seda…; la nostalgia
dolorosa de un sueño que renace;
esos preciosos ojos que se apagan
en un suspiro largo, sofocado
por el fuego que calma y apresura
la sed de tantas noches misteriosas,
y la luna rendida en tu ventana.


©pbaediciones