martes, 26 de diciembre de 2017

Villancico de 2017


Foto de Paki
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¿El proceso de escribir es difícil?
Es como llamar difícil al modo
extremadamente prolijo y natural
con que es hecha una flor.

De Verónica Aranda

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“Bueno, como cada 365 días, más o menos, ahí va para ustedes mi Villancico anual. Si el año pasado fue un madrigal, este año le toca un sonetillo. ¡Felicidad para todos!

Villancico de 2017
(Sonetillo –con estrambote jocoso- del portalillo de Belén.)

San José, que ya ni peca,
anda mosca tras el truco,
pues le canta que algún cuco
le quita y cata su ceca.

María, pura manteca,
de tanto pico caduco
o le manda a Pernambuco
o se hace en seco la sueca.

Y el Niño, de un acurruco,
ni quita ni pone mueca
ni se descalza un patuco.

Hay, con su lira de teca,
sobre el portal de bejuco
un ángel de filmoteca.

¡Y Herodes ríe, qué rey,
con la mula y con el buey!


De Jesús Urceloy / diciembre, 2017”
(Copiado de fb)
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29.- VARIACIONES SOBRE EL OCASO


Sombras avanzan en el infinito
perfil de nieve sucia y de cizaña.
(Roca prendida por la telaraña.)
Sin aspaviento; sin clamor. Sin grito,
el sol es atrapado en el garlito:
se deshilan sus rayos con tal arte
que la negrura al resplandor lo parte,
y aniquila la luz en el gambito.

El crepúsculo acosa en el finito
lugar donde se oculta la cabaña.
Se dilata la turbia telaraña
sin aspaviento, sin clamor, sin grito,
y al sol abraza dentro del garlito.
Deshilacha las granas con tal treta,
que la tiniebla al resplandor lo reta,
mientras la luz se aleja de su hito.

El ocaso recorta en el finito
perfil de cielo y nieve la cabaña
y la roca, bastiones de la hazaña
en los días de glorias y de mito;
el sol es atrapado en el garlito;
descompone los brillos con tal prisa
que se le desmadeja en la cornisa
el aura, la razón y el monolito…

Cerca el ocaso al sol en lo finito
igual que ayer y hoy, e igual mañana,
cómo con cada día la temprana
luz refulgente brilla despacito;
avivo el paso mientras lo medito,
y en el balcón del tiempo recostado,
noto que mis batallas de soldado
a la sombra de soles han prescrito.


De “variaciones sobre el ocaso” 2005
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#1

A lo lejos, los nativos, que parecían dormir la siesta, miraban sin embargo cómo aquel astrofísico dibujaba, lentamente y tras sus gruesas lentes, en la pizarra, el intestino de un tornado que había arrasado su pequeño, su querido poblado, como si ese gesto pudiera dar una explicación lógica a la desaparición de sus casas, de su arte…

Mientras el científico se afanaba en brindarles un lógico consuelo, ellos ya habían trenzado nuevas hamacas, en las que dormir su habitual siesta, con el intestino macerando la rica comida preparada gracias a la caza que los había alejado del poblado cuando el tornado hacía de las suyas.

Los niños nativos dibujaban en el suelo, sin necesidad de pizarra, las mujeres cantaban levantando de adobe sus nuevas casas. Nada parecía poder alterar esas preciosas sonrisas, quizás en su lengua el único tiempo del verbo posible fuera el presente.

De Ouka Leele, (Palabras prestadas)

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