sábado, 13 de diciembre de 2008

Ambición

Ejecutivos, con hambre de mundo
tragan las relucientes ensaladas,
con grises manecillas de segundo
en apurados sorbos de jornadas.

Limpian, con servilleta de dinero,
los sueños escondidos en la piel,
acallan, su libertad de jilguero,
con una promoción de alto nivel.

Ser primero, en este peculiar duelo
es básico, en la fría sociedad,
donde se hielan, los proyectos de vuelo
con máquinas de productividad.

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