martes, 19 de mayo de 2020

LA CARICIA ADORMECE



el abandono / naturaleza viva / y la escalera

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LA CARICIA ADORMECE

La caricia adormece,
y a una región conduce
más cercana a la tierra,
a su silencio y sueño,
bien tendidos, dichosos.

Y tu cuerpo está ahí, remoto y mío,
inmóvil, invisible, descuidado,
y mientras me abandono a su nostalgia,
la oscuridad absorbe en su sosiego
de gran remanso nuestro amor flotante.

de Jorge Guillén
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DICHOSA ELLA A QUIEN NO AUGURARON

Dichosa ella a quien no auguraron
pelos en la palma de la mano
ni locura precoz
ni envejecimiento prematuro.

La destinaron
teatralmente
como si no fuera eso algo natural
a parir hijos

Y en ese menester aprendió el placer:

su destino.

de Ana María Rodas (Guatemala, 1937)
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CANTO DE PRIMAVERA

En la casa de las pinturas
comienza a cantar,
ensaya el canto,
derrama flores,
alegra el canto.

Resuena el canto,
los cascabeles se hacen oír,
a ellos responden
nuestras sonajas floridas.
Derrama flores,
alegra el canto.

Sobre las flores canta
el hermoso faisán,
su canto despliega
en el interior de las aguas.
A él responden
varios pájaros rojos,
el hermoso pájaro rojo
bellamente canta.

Libro de pinturas es tu corazón,
has venido a cantar,
haces resonar tus tambores,
tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
alegras a las gentes.

Tú sólo repartes
flores que embriagan,
flores preciosas.

Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
alegras a las gentes.

de Nezahualcóyotl deTexcoco (México, 1402-1472)
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BALADA PARA NIÑOS ÍNDIGO Y OTRAS ESCENAS
Escena 10: Concierto para tos y puerta nº 1

Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde
DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES.

1.

¿Eso que tose cof cof cof es el poema?

¿Toda su melopea se ha reducido a la flema de un simple constipado?

Mascarillas pañuelo gasas Las bocas granas y carmín Bermejas bocas Las rufas y arrebol Embozadas por la haute couture dejando a cada quién con su bacteria

NO BESES NO ROCES ABLUCE El tacto delinque en esta cruzada contraerótica  NO HABLES frente a frente o por asalto EL VIRUS CONTAGIA revelador de la natura de nuestra condición humana He vuelto ahí acá había el poema caracol donde resuena… -escribió Paz (1986)- y no este pérfido cof cof de carrasperas Habían la errata agre y el casual bustrofedón errando
sobre las nómades arenas del lenguaje  Ahora cof cof Y sólo cof cof

Quo vadis? Repican y repican la tos La puerta Ahí un parco rotario Evangélicos Heraldos de Corire o Cotahuasi en busca de un óbolo solidario Ahorro perro cigarro carro reducen al jeme el magro albedrío     Mientras la tos La puerta Toda la función crítica reducida a una simple onomatopeya
- Hey Medo ¿me trajiste al poema o…? Mi Judas recuerda:
- Olvidé escribir a Arteca “en un blanco nuboso
la nieve ciela”

Y a Fabricio quién es Arteca
Y al poema quién es Fabricio
Hemos vuelto Judas
No al poema
Todo es ruido

2.

Y con tanta bulla ya no basta con besar la placenta del lenguaje que va de trance autista O interrumpir su tesitura vascular a punta de puro pleonasmo Hay que rabiar, dos veces en ida y vuelta Alas arriba y en los sótanos del Hades

El escriba -viejo agre enclaustrado en la idea del poema como casa-usura obstinado ante al azar Mi Judas azora Y el fercho inquiere
-¿Qué manda mi  buen?
¿Es otra tetra?
Ya no basta la idea asada en el fuego de la estética

Volver décadas para un prêt-à-porter con las prendas vanguardistas (l’écriture automatique- fluxus médiumnité- talk poetry- antipoesía) o con aquellas en las que deslumbra la ciencia Ya no Hay que rabiar sin hamartía arrastrando a hierros la sintaxis -y aún por serendipia – p. e. El pájaro de fuego de Stravinsky
Gritar eureka¡ y vislumbrar nuevos cabos ínsulas estrechos Toda una nueva geografía -a la mierda con la casa predios y aranceles- para poder reconstruir nuestro estadío

Es cierto, hay cadáveres

- ¡Arde arde! ¡a estribor o naufragamos! -grita Judas

El drama desequilibra el curso del vehículo Prescindamos El poema se construye con umbrales y resuelto se entra y sale de ahí -ya mismo estoy afuera y aquél otro energúmeno naufraga en diversos niveles
de conciencia-

3.

Si vuelvo es para rabiar con hybris en el émbolo del poema y cantar assai vivace contra el ruido (El poema es furtivo Baladí cuando arde Luego cenizas) e incluso aún contra el sentido LA REALIDAD POR AHÍ - ENTRA EN ESCENA donde cof desafina el hammerklavier donde cf querella el telepronter donde c o o f f f A(H1N1)

Hay cadáveres

Volvía aquí para asirme y mira tú qué cosa en margen plena escribo hiriente Y mortal Contra la muerte Salgo excedido

de Maurizio Medo (Perú, 1965)
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TRES PALMOS

Arrastraré hasta la cumbre el dulce fardo por enésima vez, con las manos ensangrentadas, con la espalda dolorida bajo el sol ardiente.

Arrastraremos por los senderos ásperos hacia la cima los deseos de los hombres pensativos de la parada del autobús, las emociones de las mujeres que portan las pancartas por las calles de la ciudad y las carreteras de tercera.

Nuestro objetivo no es llegar a la cima sino caminar hacia ella entonando las canciones de nuestras fiestas y reuniones.

No queremos ser Sísifo que se descorazona ante la cumbre, la cumbre es inaccesible, está perdida entre la niebla; deseamos subir tres palmos más de la señal que marcaron a sangre y fuego sobre la roca nuestros antepasados lejanos y recientes.

Cada camino, cada sendero, cada atajo están poblados de personas que persiguen la misma meta y se saludan al coincidir en las vías principales y se intercambian abrazos y mensajes de paz y libertad.

Siempre subiendo, lejos de la desesperación, hasta conseguir los tres palmos más de la marca de luz a donde llegaron nuestros antepasados.

de Maxi Rey
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LO RECONOZCO

Debo reconocer que quizás no estés en el sitio justo que mereces: ese que nunca desocupo.
Debo reconocer que quizás no te necesite de esa manera tan violenta de los animales que jadean miseria, aunque yo sea uno de ellos.
Que quizá esto sea otra cosa más tranquila propia de aquellos a los que les cansa más una sonrisa que la propia vida, aunque yo sea uno de ellos.
Debo reconocer que no le pongo ni puertas ni ruidos ni alas a este amor que a veces nos espera tras la puerta y otras se lanza con violencia sobre nuestros cuerpos desnudos.
Debo reconocer que no tengo miedo: sólo heridas.

de Elvira Sastre 
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LA CERTEZA DE LA CATÁSTROFE ECOLÓGICA NOS PARALIZA


La certeza de la catástrofe ecológica nos paraliza.
Reaccionamos de maneras diferentes, tú crees en Baader & Meinhof. A unos se les mete en la cabeza que ya nada significa nada. Otros piensan que ahora lo que importa es vivir de verdad mientras quede algo de vida por vivir. Un olor como a ratas se introduce furtivamente en nuestras conversaciones. Nos procuramos biombos, no queremos saber nada de tus ideas: de las guerras como algo necesario y deseable de la solidaridad, como lo más fatídico desde el punto  de vista ecológico Adam Smith y Keynes se van convirtiendo en dragones de nuestra infancia. La idea de que Malthus a pesar de todo tenía razón nos tortura, al menos a algunos de nosotros. Yo sólo he visto fotos de las selvas de Brasil y sus heridas. Sin embargo pienso en ellas como en los pulmones de mis hijos. Es sencillamente muy difícil renunciar al humanismo, que tantos privilegios nuestros y de nuestros amigos legitimaba. Si todos alcanzan mi alto nivel de vida, dices, se acaba toda esperanza. Tú estás descontento con nuestros intentos de recortar, como decimos. Nos odias a nosotros que te tomamos en serio, haciéndonos por ejemplo vegetarianos. Vamos a cursos de ayuno, de meditación, al solario, masaje eléctrico, bodybuilding. Pongo una foto del «hombre más gordo del mundo» encima de la nevera. Lo peor es que el capitalismo y el socialismo tienen el mismo motor: ¡Más! ¡Más grande! ¡Más deprisa! Se estaba mejor pues en 1848, incluso en 1871. La Fe la Esperanza y el Amor se sentían más  firmes. Ya no nos preguntamos qué será de nosotros y de nuestros hijos. Simplemente nos preguntamos: ¿cuándo? Somos la generación tres mil de seres humanos, dices. Sin embargo yo sólo tengo fuerzas para pensar en la tres mil uno. Los niños han pedido un vídeo como regalo de Navidad. En mi caso ahí está el límite, al menos este año.

de Claes Andersson (Finlandia, 1937-2019)
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