martes, 5 de mayo de 2020

SONNERIE




el patio de mi casa...
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Córdoba mayo 
en los patios silencio 
ríen las flores

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SONNERIE 
(11 h. Plaza de la Magdalena. Córdoba)

¿En esa iglesia tan vacía
hay un violagambista okupa?
¿Fue el que nació en la raya blanca
de aquel paso de cebra
cuando estaban en flor los cinamomos?
Su perra albina vive en los tejados.
A las once, todos los sábados,
¿dónde va el pálido andarín?
¿Quién levantó la herida de la almohada?
A las once, todos los sábados,
suena en la plaza de la Magdalena
la Sonnerie de Marin Marais,
rebanando la luz de Córdoba
el ostinato sale por las ventanas,
contagia sus zureos a las tórtolas,
hace temblar las casuarinas,
abreva en la pila de mármol
y entra por el rosetón.


La Sonnerie por los balcones,
por las archivoltas y el parteluz,
por las ruinas islámicas,
en la constelación de los jazmines…
Para esta música manó la piedra
de las fuentes de magma
y los albañiles lo averiguaron
en los ojos de los veneros,
en la cuenca de la laguna…
y sigue la Sonnerie de Marais,
es el círculo que está dentro
de otro círculo, dentro de otro círculo…
La Sonnerie de Marin Marais
por los grafitis de las tapias sucias:
La maldita costumbre de la guerra,
la vida es un cadáver exquisito.


Chico blanco alcohólico busca
poesía en los labios de una niña
¡ay, cuánto me estorba mi cuerpo!
Se busca cuerpo
para compartir alma…

Salió hace un rato, se fue solo,
se fue solo…
sonó el teléfono y hablaron
los jazmines…
se fue solo, decían los jazmines.

Chico blanco alcohólico,
tú con tu amor perdido,
yo con mi duelo, el ostinato
de la Sonnerie abre las persianas,
huele a café mientras despierta
la poesía en labios de una niña
que se asoma al balcón.
Ella monta con su mirada
los andamios del universo.
Yo que llegué tan tarde
a esto de la vida… tan tarde…
dice la niña al chico blanco
alcohólico de la Sonnerie
de Sainte Geneviève du Mont-de-Paris
ya agotándose, tan tarde…
el chico blanco
que acompaña la perra albina
a buscar la frescura en los tejados.

De Manolo Romero
“Algo más que ser”
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A LA HORA DE LA VERDAD 

a la hora de la verdad todo es mentira
entre la acera roja o azul
se confunden los colores
la luz no siempre alumbra lo más bello
la intuición dirige en el silencio
y el tercer ojo no quiere siempre ver
tropiezas con girasoles y piedras
Caín o Abel
levantas la mano
y el lamento la esconde
a un lado del corazón
guardas las sábanas sacudidas de miedo
y bajo la cama
los zapatos descansan de perseguirse.

de Maria Elena Rodríguez
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DE AGUA DULCE

      Nunca hubiera adivinado que un amor
      fuera la corriente más subterránea
      sin escaparse
      que va del tibio heno a un pozo
      y de ahí empedrada a los huertos
      sin dividirse
      pero yo sí ante tu acecho
      y este poema
      que no acierta a explicarse mejor.

      Corriente de agua dulce
      en las tardes de agosto
      no vayas por el agua
      al pozo...
      Se escribe así en el viento
      una cultura detrás del amor
      nacida en los campanarios
      empujando suertes, ventanas
      de la aldea interior
      que es una mirada a la boca
      trenzados frente a frente.

      En el pozo andamos.
      Mi saya tirando a selva
      Tu camisa a juego oscura
      Mi pie todavía calzado
      Tu cuello abierto de mil troncos
      Esta mano qué sorpresa sin anillo.
      Las tuyas ayudando a sacar agua.

      Del pozo me quiero ir
      sin escaparme.
      El busto atardecer
      desconocía si esto era amor
      o dulce trampa
      que tira su moneda
      sin dividirme
      al fondo de las aguas.
      Ay, la saya nueva
      y camisa a rayas
      flotan abrazando
      el cielo, el limo puro
      que del heno a un pozo
      ya no saben regresar
      a casa.
      Y Dios arriba, abajo
      empapado también
      en dulce trampa
      hace de una mujer aldea
      este poema
      que no acierta a explicarse mejor.

de Pureza Canelo
(Pasión inédita)

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SI PUDIERA

Si pudiera regresar del sol con una cesta de membrillos. Nombrarte una vez más entre mis cartas rotas, entregarme a tu piel como a una luz oscura. Si me hablaras de Freud y me besaras dulce en el talón de Aquiles. Si pudieras, tan sólo este domingo, vigilar mi caña junto al río y recoger los peces. Si al encender el móvil por las noches me contaran que existes más allá de mí.
Si pudiera envolverme en tus deseos como los pájaros pequeños en el barro. Si pudiera plantar un pensamiento alegre en el rosal del sexo y escarbar con la boca en la raíz de la palabra orgasmo. Si pudiera ser pasto y precio de tus lágrimas y llorarlas contigo sobre las adelfas. Si me olvidara un verso en el renglón del aire. Si pudiera bañarme en tu saliva después de cada enfado. Si tus palabras crudas no amargaran tanto. Si el corazón del buey que hizo los surcos en tu vientre no hubiera existido. Si la misión del hombre fuera emborracharse. Si la palabra mundo no significara tanto. Si pudiera salvarte con un muerdo. Renovar tu carné después del baño. Si tus ojos me hicieran una seña absurda para hablar contigo. Para hacerte cosquillas. Para amarte dos horas.
Si pudiera recordar tus pechos con sabor a verano y robarles bocados a escondidas a la hora del miedo. Si pudiera deshojar tus dudas y tus ojos. Si cuando acabe el mundo y juzguen nuestras vidas y nos condenen uno a uno a escribir los fallos en la piel del otro pudiera regalarte una oración prohibida. Si pudiera quemarme entre tus labios húmedos y rojos. Si al abrir el poema como un higo maduro me encontrara a la muerte por sorpresa y tuviera tus ojos.
Si vivir solo fuera una excusa cualquiera para no conocerte. Si al jugar con tu risa, como juegan las viejos, se me olvidan los nombres de las cosas más tontas y pudiera nombrarlas nuevamente, a mi modo. Si defender al hombre de los hombres fuera el principal de los oficios y me sobraran fuerzas para hacerlo. Si una noche cualquiera, a bocajarro, me tirara a tus muslos como un tigre que se lame las patas. Si pudiera tenerte y no tenerte, fluctuar en tus sueños, desovar en tu boca, encender tu recuerdo en lo más alto. Si pudiera soñarte y anunciarlo en la prensa y orear tu pasado a la sombra del tiempo. Si al volver de la compra me cogieras la mano y acertaras la letra que se esconde en mi puño. Si al tapar las goteras de las nubes más viejas me encontrara algún sueño con olor a pregunta. Si encontrara la aguja que perdiste en tus ojos y lloviera una noche sin temor a mojarnos. Si pudiera ser fruto que se niega a ser visto y llenara tu boca de sabores extraños. Si pudiera este lunes. Si pudiera

de Raúl Vacas
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