Aquí va el poema que he cocinado con todo mi amor.
Bajo una sinfonía de gorjeos
el pisto se confunde con vehemencia
compone, salta, juega con paciencia
en un mar de cebollas y trofeos.
El hojaldre de los cuchipandeos,
en su harina privada de conciencia,
-el tenedor le roba corpulencia-
lo espera con alegres balbuceos.
Ahí viene la merluza con prestancia
y el cuco con las gulas nos confía
que el canario nos brinda la elegancia
del plato en el jardín de la alegría.
Con esto sólo tiene ya importancia
disfrutar de una buena compañía.
martes, 20 de mayo de 2008
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