Ríos de rosario
con hojas desnudas y savia seca
cantan los misterios.
La llama del pecado sacude la tinta.
No hay retazos de lograr el perdón
y los dientes no tiritan
en el abismo.
Con lascivia de escritura
desabrocho las dualidades
descubro la flor.
Rociada por el aroma de los pétalos
abro lo desconocido.
Doy gloria al escrito.
Gracias por la paciencia.
lunes, 15 de noviembre de 2010
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