martes, 15 de abril de 2014

DESDE LA PENUMBRA




ENTRO, SEÑOR, EN TUS IGLESIAS

Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,
si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?
Te lo pregunto por si no sabías
que ya a muy pocos tu Pasión redime.

Respóndeme, Señor, si te deprime
decirme lo que a nadie le dirías:
si entre las sombras de esas naves frías
tu corazón anonadado gime.

Confiésalo, Señor. Solo tus fieles
hoy soy esos anónimos tropeles
que en todo ven una lección de arte.

Miran acá, miran allá, asombrados,
ángeles, puertas, cúpulas, dorados...
Y no te encuentran por ninguna parte.


(De Roma, peligro para caminantes)

© Rafael Alberti

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DESDE LA PENUMBRA

20


Sutiles vaguedades al abrigo
de la playa vacía,
como veleros en la madrugada,
evocan maniobra de cruzada.

El mar besa la duna.

Una senda de fuego por el páramo tibio,
para explorar el eco de las vacilaciones,
edifica tu dedo corazón

y, enredado en la fronda,
sucumbe a la pasión sellada de silencio.


©pbaediciones


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