martes, 13 de diciembre de 2016

(no sobra ni una coma:)


fotograma de "Eterno Federico"

trama la luna
con la bruja la muerte
de los amantes

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(no sobra ni una coma:)


ESA SUCIEDAD LIMPIA DE LOS POBRES
(a Lorena Pajares)

(Mi viaje a Perú, la experiencia del viaje dentro del viaje, la emoción desatada y la contenida, están dejando poso en un humilde poemario que voy a titular "LAS AFUERAS". Sí, he vuelto a escribir porque fluyen las palabras sin más, he vuelto a escribir en la cresta de cada noche, cuando el sueño comienza a ganarme y entro en una nebulosa que me lleva a todo lo que fui hace unas semanas.
Me apetece dejaros el primer poema de "Las afueras". Espero que os guste.)

Las afueras,
ese cáncer brutal de las ciudades
donde el bullicio olvida a los sin nombre
más allá del olvido.
“Tienes que ir”
–me dijo con los ojos
asomados tan adentro de mí–
“Tienes que ir a darles esperanza,
aunque sea mentira”.
Fui como un niño atento,
con la boca asombrada,
con las manos temblando,
con un miedo caucásico
de no estar a la altura
de todo aquel desastre.
Trepaba el taxi viejo por los cerros,
patinaba en las curvas inconcretas,
derrapaba en la arena
y salvaba los ranchitos de milagro.
Yo no era de aquel sitio
ni de aquella miseria,
yo no era de sus rasgos
ni de su hablar pausado,
yo no era de esa mugre de chinches
y zancudos y agua sucia...
Se sucedían las casas de plásticos y adobe,
los niños sin zapatos mirando con asombro,
algún hombre sentado con la mirada huraña,
cerro tras cerro, arena.
El taxi dijo basta.
Trepar era ya el único artilugio
con el que abrirse paso por los cerros.
Arriba, justo en la línea gris del horizonte,
puntitos de colores
rodaban por la cuesta hasta nosotros.
Eran niños hermosos
empañados de arena, sin zapatos,
con sonrisas de ángeles sin alas…
¡Esa suciedad limpia de los pobres!
Sin mediar los prejuicios de occidente,
me abrazaron fortísimo,
me llenaron de besos y miradas de asombro,
hicieron piña en mí, como si fuera alguien,
y ya no fue posible dar el paso siguiente.
¡Éramos uno juntos!
Sin más, me dieron todo,
todo lo que tenían:
su sonrisa y sus brazos.
Yo les prometí un mundo occidental
y un futuro.
Les mentí y lo sabía.
Les mentí y lo sabían.

© LUIS FELIPE COMENDADOR
(publicado en fb2016)
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44 LA LARGA NOCHE



Lavó sus manos para la oración,
y lo mataron.

Un viento de cuchillos
hiere la espesa fronda de los montes
sobre traquetear de metralletas.

Oleadas de ira y de miseria,
henchidas de vacío,
roturan con su pena caminos imposibles
en el anochecer de una montaña.

Fértiles valles mecen,
como surcos hendidos por la reja,
semillas generosas:
de la hoguera; del odio y la venganza…

Furia derrama Marte en el asfalto.
Voces suben al cielo, distraído.
Llanto de un niño roto en el silencio…

(¿Cuándo amanecerá por los Balcanes…?)


©pbernal

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XII GASPAR


Polvo levanta tu paso.
El arenal del desierto
deja de estar medio muerto
cuando cruzas el ocaso.
¿Buscas a Lawren acaso?
¿A Ab-del-Krim en bicicleta?
Deja ya la duna quieta,
que Belén es otra ruta
más piadosa, menos bruta
para tu motocicleta.

pb

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