martes, 14 de marzo de 2017

EL MUNDO QUE YO NO VIVA


travesía
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uno tras otro
los pasos van haciendo
leve el camino


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EL MUNDO QUE YO NO VIVA


El mundo que yo no viva
lo pensé como cosa extraña,
como arca de maravilla.
Ay de mi vida

Allí ¿sonará la lluvia
junto al fuego las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?
Y tú ¿la gentil sonrisa?

¿Brillará en el papel que siembro
la negra flor de la tinta?
Ay de mi vida

¿Será posible que vengan
los amigos y que "era" digan
"un hombre, y te quiso mucho"
y "mucho" llorando digas?

Es el mundo que no conozco,
Atlántida sumergida.
Ay de mi vida.

Allí las palmeras echan
esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen.
Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños,
de púrpura el mar se agría,
Ay de mi vida.

Más limpio que agua de oro
es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas
ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto
al que el nombre del fruto diga.
Ay de mi vida.

Ese mundo no es el mío:
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora
- ay - de mi vida.


©Agustín García Calvo
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LA CASA
(la casa de la Merced)

Si tu patio vacío de pronto se llenara
con la galantería del jazmín. Si la rosa
inundara de aroma cada rincón. Si el día
en tus brazos se abriera como una mariposa.

Si tu sala desnuda se vistiera de pronto
del halo refrescante de aquella rumorosa
presencia que llenaba cada sutil momento
con su mirada limpia, sencilla, cautelosa…

Si la sombra tranquila de tus horas más tibias
atemperara en sueños la prisa. Si la prosa
de vaguedades hecha rompiera su misterio…,
si una palabra tuya nombrara alguna cosa…

Si la brisa nocturna acariciara el aire
que envuelve la nostalgia en la penumbra ociosa.
Si en el ocaso triste de la tranquila tarde
la luna cortejara tu efigie silenciosa…

Si la música dulce que penetra el espacio
se acercara a mi rostro serena, luminosa
como baja el rocío en la noche de plata
salpicando de flores tu mirada celosa.

Si tu risa llenara las cimbras enlucidas
recorriendo los patios furtiva, presurosa,
oculta a la mirada de la hiedra y el mirlo,
y a la llama vehemente de mi sed amorosa…

Si a la sombra de un árbol en la siesta rendido
te inventara mi sueño. Si te hiciera mi diosa
y posado en tu seno olvidara el destino.
Si enredado en el tiempo te sintiera dichosa…

Si la casa de pronto se quedara vacía…
Si de polvo cubierta, callada, rencorosa,
olvidara su tiempo en el tiempo perdida…
…en mi sueño sería siempre la más hermosa.

De “espejos rotos” 2005

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