martes, 27 de marzo de 2018

TERCIOPELO AZUL


arte medieval
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Siendo niño
me decía mi madre:
"Cuando seas mayor, lo entenderás".

Y ahora que alguna cana asoma
por mi larga cabellera,
me doy cuenta que quizá
debo cumplir más aňos todavía
porque sigo sin entender
apenas nada.

de Carmelo González

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TERCIOPELO AZUL

Mi coño eleva el conocimiento que tú le has enseñado.
La velocidad y el violento latido de una horca.
Mi coño alimentado por una boca física
tiene el oficio azul de ser frágil y exacto.
Flexible y religioso, mi coño es la pirámide
de un resplandor de oxígeno que se pone mis bragas.
Tiene quinientos años de elegancia y de músculos
batidero de sangre volada de partículas.
Fluye con tabaco, la cicuta y el whisky,
tiene chispas de plata, monedas de cerveza.
Con tu estremecimiento causas en mí palabras
que dicen deserciones y dulces animales.
En tu lengua me dices cosas extraordinarias,
se me llena la oreja del ardor de los fósforos.
Pasa todo a mi coño, se forman las arrugas,
aprende, coronado como abrirse las venas.
Tan despierto y profundo como un túnel en llamas,
llega al centro, al tugurio de un burdel que se mueve.
Es un párpado oliendo tu medida en centímetros,
el aceite de un arma, con una bala de oro.
Extremaunción del vértigo que crece en los amantes,
mi coño es un estado mental de luz y sombra.
Suda como una sábana. Palpita como un trago.
Es móvil terciopelo azul. Báilalo lento.
Por la muerte.
Jode la tristeza.

de Isla Correyero
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XI

Castiga el sol abrasando
por la llanura manchega.
Ni siquiera el aire brega.
Va la brea licuando.
Un arrebato nefando
de miedo a la insolación,
es la desesperación
peregrina del sofista
que, coche no ve a la vista,
y se adivina carbón.

de “apuntes”, 2001
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EL REGRESO

María se levantó temprano, era una hermosa mañana de primavera, en el jardín se oía el trinar de los pájaros y ya apuntaban los primeros rayos del sol.
Todavía le quedaba mucho que preparar, tanto tiempo esperando y por fin había llegado el día. Tenía que tenerlo todo listo y como le gustaba a él. No se le había olvidado nada, había arreglado el jardín aquel en el que habían paseado juntos. Preparó su comida favorita, pollo en salsa, un poquito picante, como le gustaba a él. De postre flan del que tantas veces le había hecho, y que se lo comía siempre de una sentada.
Por último se maquilló y se arregló con su mejor vestido, pues a él siempre le gustaba verla guapa.
Había anhelado tanto aquel día y ya por fin había llegado.
Ese día regresaba su hijo después de tres largos años trabajando en Alemania.

de Maravillas
(Club de escritura SONRISAS)
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