martes, 24 de abril de 2018
TORTUOSO CAMINO
Dibujo de Katova para Lola Illamel ("donde no me esperas")
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BENDITOS LOS IGNOTOS
Benditos los ignotos,
los que no tienen página
en internet, ni perfil
que los retrate en Facebook,
ni artículo que hable
de ellos en Wikipedia.
Los que no tienen blog.
Ni siquiera correo
electrónico, todo
les llega, si les llega,
con un ritmo más lento.
Tienen pocos amigos.
No exponen sus instantes.
No desgastan las cosas
ni el lenguaje. Net
para ellos es malla
que detiene la plata de los peces.
Benditos los que viven
como cuando nacieron
y pasan la mañana oyendo el olmo
que creció junto al río
sin que nadie
lo plantara.
Benditos los ignotos,
los que tienen
todavía
intimidad.
de J. A. González Iglesias
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CANCIÓN PARA ÁNGEL GONZÁLEZ
Camina claro en la noche
el caballero.
Va con los pasos muy breves,
pasos que sueñan despiertos.
La luz de los bares últimos
persigue el buen caballero,
hora ya de clarear.
Albor que vienes de lejos,
agrio azor de claridad,
no mates la noche turbia.
“En vaso corto y con hielo”
-y el oro que se derrama,
licor de la soledad.
Callado cuando otros hablan,
porque respeta el silencio,
canta amargo el caballero,
voz de quebrado cristal.
Canta en tinieblas amigas
el caballero
-carpe diem, qué veloz,
mundo de plata que huye.
La cueva de su guitarra
sirve de estuche a un lamento.
Amanece en la ciudad
y ya se va el caballero,
paso quedo, al mundo oscuro,
a domeñar
el dragón albo del sueño.
Ya se va de la noche el caballero,
pues se queda la noche sin verdad.
Hora ya de clarear.
de Felipe Benítez Reyes (2002)
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XV
Domina los impulsos,
irradia los efectos a su suerte;
controla los anhelos
que muestran desagrado.
Vuela el aire prendido en sentimientos
en pos de mariposas,
mas no llores la huida:
síguela donde el ímpetu indique su perfume.
De apuntes, 2001
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TORTUOSO CAMINO
Transito por sendas y veredas. Arroyos, animales y plantas me observan.
Intento procrastinar, aplazar mi farragoso y confuso estado mental.
Un ruido ex profeso me persigue, un rebaño de 155 ovejas balan al unísono, y en coro me repiten 155 veces ¡¡A por ellos oeoeoe…!!
Acelero la marcha, de reojo veo cómo, en un estricto gesto marcial, se agrupan disciplinadamente en corro. Intercalan cabezas y culos unos contra otros hasta confundir una cosa con otra, llegando a pensar si no serían lo mismo…
Agilizo el paso, siempre anhelé ser autónomo, autosuficiente y libre; independiente no me atrevo a pronunciar en los tiempos que corren de posverdad.
Ahora me persigue un grupo uniformado de jóvenes excursionistas (niños vestidos de gilipoyas mandados por gilipoyas vestidos de niños) con atuendos patrios, que nunca adoctrinados, quede claro.
Acarrados corean el “Vamos a contar mentiras tralará”, que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas…
Entonces ya sí que me pongo a correr. La pureza del oxígeno dopa mi cerebro y mi pensamiento.
Cuánto daño sufrido, cuánto miedo y resignación nos dejó nuestro sátrapa.
Cuarenta años de franquismo, más cuarenta años de posfranquismo son ochenta años, muchos, demasiados años.
Agotado, me siento en una piedra al borde de mi querida fuente, y cierro los ojos.
Transustancialmente veo a cientos, miles, millones de idiotas en paro, con un trapo en sus ventanas, y al mismo tiempo 29.000 delincuentes fiscales brindando en sus yates. Milagros de la vida.
Entonces, despierto y atento, conscientemente ahora, decido echarme al monte.
de Pedro García García
(Club SONRISAS)
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