martes, 18 de febrero de 2025

 


Piñas en flor



Ama y haz lo que quieras


Noche de frío, la luna brillaba rara, viento, escarcha; la ciudad no se había despertado aun; una indefinible agitación preludiaba la ruidosa actividad del día.

      7 horas. Tren rumbo a Granada, madera, vapor, traca-traca, bamboleo, traqueteo.

      Los pasajeros, relajados, observábamos el paso de los edificios, luego campo, más allá granjas, una recta.

      No era extranjero. Cara alargada, barba incipiente, ni alto ni bajo; qué guaperas, que, sentada enfrente, eclosionada ante esa visión nada fantasmagórica, invoqué a Cupido. Afrodita se adelantó. Taquicardia. ¡Uf! ¡Qué calor!

      ¡Qué verborrea! Hombre y mujer platican del AMOR, no el de la esclavitud, sino el de Prevest:

      “He ido a todos los mercados

      y te he encontrado, mi amor.

      Pero huí al mercado de las esclavas

      y no estabas tú, mi amor.”

El asombro, los sentimientos… “Corazón, corazón no me quieras matar corazón” hacen estragos en nuestro pecho. Creí ser la Gioconda: sonrisa infinita, cierto aire de desliz imprevisible: una nínfula coqueteando con su Leonardo.

      Pregunté: ¿el azar existe? “Nada está escrito.” (Joseph Conrad). Las líneas de este pasaje duraron diez horas. Intercambiamos remembranzas: música, fotos, cine, pinturas. Cinco sentidos exprimidos en diez horas.

      El controlador exclamó: ¡Gra-na-da! Maletas en diez minutos.

      Ese cariño, duración diez horas, no fue efímero. Como era de noche, recordamos “Turandot”:

      “Nessum dorma…” Pálpito del alma, cruz y delicias, delicias del corazón. Empapados con las lágrimas de la lluvia nos despedimos.

      Nunca volví a verlo, desaparecía como un velero en el mar. Mis fueros persisten en una poesía. Hoy la he leído; parafraseando a Becquer, exclamé

      “Hoy lo he vuelto a ver;

      Hoy creo en Dios”:  


Un relato de Inés Fontana Trotti / 2024

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