sábado, 1 de noviembre de 2008

CAFÉ

En el gemido que rompe el silencio,
Las niñas de mis ojos juegan
con los vestidos de las flores
y la combustión del verano.
Mi mente, salta por las ramas,
buscando el escondite de tu risa
y la medicina de tu presencia.
En el desayuno de la jornada,
el café, arde en la boca
con el olor de tu recuerdo.
Un río de lágrimas
pide tu vuelta.

1 comentario:

pedro bernal dijo...

Cómo se nota el otoño, Conchi.