sábado, 14 de julio de 2007

CONSEJOS PARA UN BEBÉ DE EDAD INDEFINIDA

(Aprovecha tu tiempo y nunca olvides
que veinte años
solo vas a tenerlos una vez en la vida.
Trata de ser honesto, porque la vida siempre
pasa factura. Pero
disfruta del instante, porque al final te queda
solo la sensación de aquello –buena, mala-
que te haya construido.)


Voy a darte un consejo tras de otro.
Voy a darte consejos no pedidos.
Deseo transmitirte mis vivencias
y así decidirás con más opciones.

Pero no te los creas,
encarecidamente no los sigas,
porque tú desconoces mi experiencia
y no vas a poder utilizarla
en tu vida, para salvar escollos.

Desecha mi consejo
en el momento mismo de escucharlo:
tápate los oídos, y así ganarás tiempo.
Sé que lo que te diga te puede ser nocivo
porque mis percepciones del camino
no son las tuyas: lo que yo pretendo
(hacer que reflexiones, espolear tu mente,)
podría conducirte a metas no pensadas.

Atrapa mi consejo letra a letra;
Luego, desóyelo olímpicamente
porque si lo siguieras
sería yo y no tú quien actuara.

Sin dilación, arrójalo, no sea
(hay una papelera en tu escritorio),
que algo te salga mal, y te dediques
a lamentar haberme conocido.

No eches en saco roto mi consejo
pero rómpelo luego, que se vaya
deshaciendo en el polvo del camino.

No sufras tus pecados. En la vida
todos somos bebés de tarde en tarde,
equivocarse está dentro del juego.

Mira el consejo. No te precipites.
Desconoces los yerros que acumulo
en mi haber. Pero son míos.
La experiencia se adquiere con la vida.

Aprende de tus propios tropezones.

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