martes, 16 de octubre de 2007

soneto con estrambote

La Piedra de Rosetta


Escribe, g, mañana, tarde y noche.
Luego lo rompe, y en el papelero
lo encesta sin alarde de torero:
sin pena ni lamento; sin reproche.

Lo dice, g, tumbado en Cabo Roche
con el azul de mar verde romero,
un velo bajo el ala del sombrero
y una rubia cerveza como broche.

Solicita el olvido a su carpeta
(es tan precario el tiempo de tu día…).
No sabe, gon, si debe retractarse

en esa petición, y conformarse
(piensa si la parada del tranvía
pasó como caduca la peseta).

Su piedra de Rosetta
es la nota durmiente de su arpa;
olvida su silencio, gonzescarpa.

No hay comentarios: