Por toboganes de pizarra
se desliza la lluvia.
Salpica copas de árboles
en avanzada decadencia
obsequia con maná de dioses,
al estrenado otoño.
Las hojas bailan con el aire
su último vals,
antes de caer muertas
en el suelo mojado
de un día de octubre.
El calendario corre
sin darnos tiempo.
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