lunes, 29 de junio de 2015

CARTAS



LAS JOYAS

Ella estaba desnuda, y, sabiendo mis gustos,
sólo había conservado las sonoras alhajas
cuyas preseas le otorgan el aire vencedor
que las esclavas moras tienen en días fastos.

Cuando en el aire lanza su sonido burlón
ese mundo radiante de pedrería y metal
me sumerge en el éxtasis; yo amo con frenesí
las cosas en que se une el sonido a la luz.

Ella estaba tendida y se dejaba amar,
sonriendo de dicha desde el alto diván
a mi pasión profunda y lenta como el mar
que ascendía hasta ella como hacia su cantil.

Fijos en mí sus ojos, como en tigre amansado,
con aire soñador ensayaba posturas
y el candor añadido a la lubricidad
nueva gracia agregaba a sus metamorfosis;

Y sus brazos y piernas, sus muslos y sus flancos
pulidos como el óleo, como el cisne ondulantes,
pasaban por mis ojos lúcidos y serenos;
y su vientre y sus senos, racimos de mi viña,

avanzaban tan cálidos como ángeles del mal
para turbar la paz en que mi alma estaba
y para separarla del peñón de cristal
donde se había instalado solitaria y tranquila.

Y creí ver unidos en un nuevo diseño
-tanto hacía su talle resaltar a la pelvis-
las caderas de Antíope al busto de un efebo,
¡soberbio era el afeite sobre su oscura tez!

-Y habiéndose la lámpara resignado a morir
como tan sólo el fuego iluminaba el cuarto,
cada vez que exhalaba un destello flamígero
inundaba de sangre su piel color del ámbar.


© Charles Baudelaire

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CARTAS
Tertulia sobre la trascendencia

París
Miércoles
22 de Febrero

Llega la edad, Fina, en la que te encuentro hoy;
y ese día nefasto que nos tocó vivir.
Ese, o el otro.
El día en el que tenemos que tomarnos
las cosas en serio, decidir, tomar partido,
ha llegado.
Y ahí estás, con la pluma cespitando en el papel
donde descifras tus sentimientos más hondos,
retorciendo la historia que no habríamos querido vivir,
y que golpea, como los años que te rodean, sin cesar,
pero a los que atiendes, igual que a la historia,
en la tertulia de la vida
a la que no darás nunca la espalda.
Aunque…,
hay semanas que gustaría eludir.



©pbaediciones

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