martes, 31 de enero de 2017

entre susurros


pintura de Isabel Guerra
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entre susurros
los árboles acunan
eternidades

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“Piazza Sant’Alessandro, 6”

Querida Carmen hoy
no me importa que digan los periódicos
que prosigue la huelga de estudiantes
o que ataca el Viet-Cong
pues ahora
hace muy poco tiempo —tan sólo
unos minutos—
ha empezado a llover. Es importante:
el agua sucia empieza a resbalar
por las paredes: forma
un río en la calle; cae igual que la saliva
de los coches parqueados en aceras
y los toldos se comban por el peso
del agua; y es posible
que dure sólo un rato este chubasco.
Y yo estoy en un bar lleno de gente
y yo estoy en un bar lleno de gente
con humo y mal olor de bocadillos
y bebo mi segundo
gin-tonic de la tarde y me he tragado
dos librium —ya lo ves: llevo la cuenta—
y como te decía
ya no me importan nada las noticias
ni la gente que corre ni la vida
es decir que me importa sólo el agua
que está cayendo siempre con más fuerza
salpicando el cristal junto a mi cara
y pienso en cosas dulces y difíciles
—ser más guapo tener
a una chica bonita y excitada
caminando a mi lado por un feroz pasillo
lleno de puertas altas y de cuadros
de antepasados todos parecidos
que sonríen; y en voces
hondas voces severas; no como estas
que hablan de fútbol y de tonterías
con tono pegajoso y aburrido—
y esto me reconforta: soy capaz
de amar a un elefante y de tener
concomitancias con un gran marica
de prestar mi corbata
de jugar a fantasmas con mi prima;
y me levanto llamo al camarero
—sigue lloviendo ¡oh agua sucia cae
cae por favor!
sobre la horrible piel de Barcelona
no te detengas hasta que me duerma—
y pago los gin-tonic y el tabaco
recojo mis papeles —me doy cuenta
que hago nuevos proyectos imposibles-
y cuando estoy a punto
de salir de una vez de este tristísimo
café de la puñeta ya me olvido
del hombre que yo fui hace poco rato
de su ternura inútil y su frío
de las pastillas que necesito
para decirle adiós al limpiabotas
y salir a la lluvia; en donde ahora
pienso en ti y tus pestañas y tu abrigo
y voy a casa a escribirte enseguida
para que leas esto y me recuerdes
bebas un trago y otra vez me olvides.

©José Agustin Goytisolo
De: “Algo sucede” 1968-1996
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Mi verso


Mi verso es ave alada
en donde yo dibujo
la letra encadenada.

Troquelada en madera,
palabra fijo, viva,
como en la sementera.

Mi verso no es el nicho
donde se desvanece
la distinción o el dicho:

es arca de tesoro;
es un escaparate
de amistad, de decoro

ingenuo y transparente
si unos ojos tranquilos
lo elevan a la mente;

mas pronto se levanta
al son de los timbales
cuando una voz lo canta,

y, si lo selecciona
la voz que lo declama,
a todos emociona…

Lápiz, carbón o tiza,
al final de los días,
mi verso y yo, ceniza.


De “espejos rotos” 2005

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