martes, 6 de noviembre de 2018

HOY DOBLAN LAS CAMPANAS


Hacia La Canal del Silencio, en La Najarra.
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Nacer
Flotar
Vivir, nada
Nada
Rosas cubiertas de lodo
Eco silencioso
en el eterno sabor del llanto
Hoy vuelve a mirar
a través del cristal
Oscurece
De nuevo el relámpago.
Golpea el cristal
Fuego, y más fuego
-no tenemos nada-
Murmura bajando la voz
Más relámpagos
El cristal se rompe
Su frente con él
Sus ojos con él
Sus labios con él
Su aliento con él
Cesan los relámpagos
Qué soledad absurda
en medio del humo,
en medio del polvo
en medio de nada.
Más rosas, más rosas
Rosas cubiertas de lodo
rosas cubiertas de miedo
rosas cubiertas de nada

de Zeneida Pizarro Verganzo
(Zene)
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XXXVII

En el parque de San Pablo
nos miramos a la cara.
Yo te lancé mi cumplido.
Tú no me dijiste nada.

Al cruzar la calle nueva
te dijeron un piropo;
te pusiste colorada…
y pasaste poco a poco.

La reja de tu ventana
tiene cadena y un perro
para alejar a los mozos
que solicitan tus besos.

Lo contaron en la esquina.
Lo daban todos por cierto:
por la calle paseaste
del brazo de aquel acento.

Con ese talle y figura
imagino veros juntos,
paseando –tú la i-
por la calle –y él el punto.

No lo quería creer.
No lo he visto con mis ojos.
Miraré para otra parte
hasta que cese el embrollo.

Porque sabes que te quiero,
aunque nunca te lo dije:
los ojitos que me clavas
no son de alguien que finge.

Como no te vi con él
y tu sentío me pierde,
mañana, noche sin luna,
a tu reja voy a verte.

de apuntes, 2001
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HOY DOBLAN LAS CAMPANAS


Hoy doblan las campanas.
Hay lluvia. Y hace frío.
En un lecho de luna,
leve, yace dormido,
como un cachorro manso
ansioso de descanso.

Fue niño. Trabajaba
el campo. Sus pasiones:
vivir la vida loca
sin miedos, sin temores;
pero sin compromiso:
es lo que siempre quiso.

No despreció mañanas
de siembras y laureles;
ni tardes de jarana;
ni noches de mujeres
hasta las madrugadas
de bellas alboradas.

Con una mano abierta
tomó de lo que había
en cada esquina torva.
Tal como se sentía,
mostrábase goloso,
y un punto generoso.

Amado fue, y amó,
y tuvo descendencia
que le aportó sosiego
a su vida; y conciencia.
Aunque alguna razón
le diera desazón.

Su sueño era tener
sin fondo, y derrochar,
y en su existencia larga
lo consiguió lograr
sin gran dedicación
y muy poca intención.

No le importaba nada,
y trabajar tampoco.
Ponía su atención
al listo como al loco,
para después reírse:
de todo hacía chiste.

Su mundo fue un lamento
por un tiempo ya ido:
-¡ahora –repetía-
debía haber nacido!
No se quería perder
los goces del ayer.

Poco a poco la vela
agotó su pabilo,
y en esta cruda noche
de otoño, se ha dormido
con la luna en un pozo,
y un coro de sollozos.


Octubre de 2018
Para Ángel, in memoriam
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