martes, 31 de marzo de 2020

¿ES QUE NO LO VES?




 Valle del Jerte
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¿ES QUE NO LO VES?

¿No ves que la justicia se esconde entre los muslos de los que nos gobiernan?
¿No ves que día a día aumentan los harapos, los desahucios?
¿No ves que las jaurías atacan a quienes sólo llevan quejas como armas?
¿No ves que se empuñan leyes que nos convierten en apenas nada?
¿Es que no lo ves?

¿No ves que nuestro futuro hace aguas,
que nos dejan con las sobras?
¿No te basta con saber esta verdad?
¿No sabes que se te deforman las rodillas de tanto clavarlas en la tierra,
que tus manos están atadas,
que deshuesaron tu vida?

¿Es que no lo ves?
¿Es que no ves que te caes a pedazos mientras bostezas,
que tu silencio es un castigo para los hijos,
que si te encoges de hombros el golpe, el plomo aumenta?
¿No ves que nos patean las entrañas,
qué la libertad está postrada,
que es para volverse loca tanta rapiña?

¿Es que no ves que hay ríos de niños sin pan,
y cráneos partidos y un mundo de espejismos?
¿Es que no ves que este es un vivir amargo,
que estorbamos?
¿Es que no ves, imbécil, que mientras nosotros soñamos
tú te mueres mansamente a los pies de la codicia?

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LLAMADA VIVA

Ponerse al margen
asistir a un pan
cantar un himno
menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos
acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tomado
ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre
ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche
volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse
estar en busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.

Ida Vitale, Premio Cervantes 2018.
De "Reducción del infinito" 2002
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ÍTACA

Cuando emprendas el viaje a Ítaca,
desea que el camino sea largo,
que esté repleto de aventuras y experiencias.
No temas a los lestrigones, ni a los cíclopes,
ni al encolerizado Poseidón.
Nunca encontrarás en tu camino nada semejante,
si tu pensamiento es elevado, si una emoción
selecta roza tu espíritu y tu cuerpo.
No encontrarás a los lestrigones, ni a los cíclopes.
ni al feroz Poseidón,
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los erige ante ti.

Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de estío
en las que entres -¡con qué placer y con qué alegría!-
en puertos nunca vistos.
Que te detengas en los mercados fenicios
y compres excelentes mercancías,
nácar, corales, ámbar, ébano
y todo tipo de perfumes voluptuosos,
la mayor cantidad posible de perfumes voluptuosos.
Que visites muchas ciudades de Egipto.
Que aprendas y aprendas de los sabios.

Lleva siempre a Ítaca en tu mente.
Tu destino es llegar a ella.
Sin embargo, no realices el viaje con prisa alguna.
Es mejor que dure muchos años
y que, anciano al fin, arribes a la isla,
rico por todo lo que conseguiste en el camino,
sin esperar que Ítaca te conceda riquezas.

Ítaca te concedió el hermoso viaje.
Sin ella, no te hubieras puesto en camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Con lo sabio que te has hecho, con tanta experiencia,
habrás comprendido, al fin, qué significan las Ítacas.

de Constantino Cavafis (Grecia, 1863-1933)
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25

El hombre lobo

Hoy he recordado el día en el que creí ver a lo lejos un fugaz zorro. Ignoro qué sinapsis da lugar a que esa evocación despierte en mí la búsqueda del origen del mito o existencia del hombre lobo. Antes de que instintivamente rechace ese pensamiento y otra sinapsis lo sustituya, noto un velado torrente que fluye incontenible junto a mi oído:
      “-Existe,” –afirma-. “El mito es real, y persiste. La causa es compleja, pero puede definirse como un problema de educación: de una educación errónea en los albores de la humanidad.”
      Fue en uno de mis primeros paseos del año por el monte. Me hablaron de alguien muy unido al Valle, en cuyas últimas voluntades había incluido que se le incinerara, y que sus cenizas se dispersaran en cierto lugar cercano al pino centenario, al que llaman “El Abuelo”. Tal vez influido por esa historia, cada vez que salgo al monte me siento acompañado por alguien, al que percibo como un Amigo Fiel por su asiduidad, pero que no veo. Sin embargo, no sé de qué forma, consigue transmitirme pensamientos que sé que no son míos, aunque generalmente se relacionen con temas que tengo en mente, estableciéndose de ese modo una especie de diálogo, de comunicación. Hay algo en el ambiente… es como… si me insinuara que me repito. ¿Lo dije ya?
      “-Sí. Pues el humano” –sigue- “tiene en común con los animales dos necesidades básicas: la comida y el sexo.
      “La ocupación fundamental del ser vivo, sea humano o animal, es la búsqueda de comida para subsistir, y lo hace de forma natural, con la premura de apropiación, consumo y expulsión de restos, asumiendo el riesgo de poder ser, asimismo, alimento para otros depredadores.
      “La diferencia entre el humano y el animal reside en el desarrollo de su cerebro que, en éste, consiste en un sentido de la supervivencia muy básico y efectivo; y en el humano, además, en el desarrollo de la capacidad de previsión; y siembra, recolecta y procesa los alimentos, minimizando la angustia de la inmediatez para saciar su hambre.
      “En el aspecto de la perpetuación de la especie sucede algo parecido: el impulso sexual en los animales coincide con determinadas épocas del año: así es desde que somos conscientes, desde que sabemos. El humano también se ve influido por ellas, con la diferencia de que, en él, el impulso viene condicionado por su cerebro, cuya evolución le permite mantener una asiduidad en sus contactos sexuales en cualquier momento independientemente de las estaciones, e incluso de la procreación, por el simple deleite de su voluntad. Siendo necesarios estos impulsos en los dos sexos, en el humano no solo depende de la necesidad de satisfacer el instinto, sino que, tanto en el macho como en la hembra, en su libertad común para decidir llevarlo a cabo.
      “Ese órgano maravilloso que llamamos cerebro, desde muy pronto empezó a buscar la razón de cada nuevo suceso y, cuando no la encontraba, se la inventaba relacionando una causa-efecto que, en la realidad, podría no tener correspondencia.
      “Relacionó la lluvia y la sequía con la voluntad de seres invisibles que llamó Dioses, y las primitivas tribus llenaron de patrones la vida de los individuos; las normas se convirtieron en costumbres y, posteriormente, en Leyes. Así nació la Religión. Una tormenta destructiva era un castigo divino. Un sol esplendido, regalo de los dioses. El mortífero rayo, sentencia por un acto equivocado…
      “Los ancianos, con la administración de las normas heredadas, descubrieron el Poder: las Leyes, además de controlar a los descontentos, proporcionaban Poder. Y el Poder, en caso de conflicto, eludía el cumplimiento de las propias Leyes si su violación les beneficiaba. Y nació la Política.
      “Para ejercer el Poder tenían que limitar el Libre Albedrío, el Conocimiento, la Educación de los ciudadanos. Tenían que detentar la hegemonía en el Pensamiento. Así fue como la Sabiduría se hizo patrimonio de unos pocos, y la represión se cebó en controlar los derechos básicos: el alimento y el sexo. Establecieron el tabú que bloqueaba la libertad demonizando al sexo.
      “El impulso sexual, común al ser vivo, necesario para una vida plena, formó parte de las medidas más restrictivas y represivas de la Religión y de la Ley, patrimonio del Poder, dando lugar a una motivación de la Política para someter al pueblo llano; y lo hizo mediante la Prohibición, el Miedo, la Represión, apoyándose en las más absurdas razones religiosas. Esa férrea disciplina sobre el sexo dio lugar a la aparición del Hombre-Lobo.
      “Es difícil poner fecha a la época en la que nacieron las leyendas sobre el hombre-lobo. Aunque los Hermanos Grimm, en tiempos relativamente cercanos compilaron una serie de cuentos en donde estas fieras cobraron entidad, el mito original parece ser contemporáneo al nacimiento de las Religiones y de las Leyes, con épocas de desenfreno sexual e incluso de incitación a la violación en casos de guerra o necesidad de repoblación.
      “El impulso sexual, como el hambre o la sed, necesitan ser reparados en la forma y posibilidades en que se manifiesten. La educación recibida hace que sigamos diversas pautas para satisfacer estas necesidades de forma ordenada, pero su postergación indefinida compromete la salud y la vida; y, en el sexo, la exteriorización de las emociones. Se enseña aseo, economía, urbanidad, ciencia, respeto, prudencia, palabras…; pero no se enseña sexo.
      “Es ancestral la consideración del sexo por el patriarcado como una forma de dominación, de poder sobre la mujer; y la mujer no es una propiedad, no es una cosa…
      “En casos extremos, cuando un humano se ve limitado para satisfacer sus impulsos sexuales, puede convertirse en un forajido dispuesto a conseguirlo a cualquier precio, fechoría o crimen, y entonces se deshumaniza, se convierte en depredador, en fiera: en Hombre-Lobo.
      “Ésta transformación se agrava si coincide con el engaño del cerebro digestivo, que tergiversa los sentimientos con desconcierto e impotencia: entonces aparece el más feroz Hombre-Lobo.”

      Lagartija Colaquebrada cruza veloz la vereda. Deseo imitarle en su huída, pero el súbito silencio del bosque resuena con el estruendo de mis pasos. Mastico el discurso con el desasosiego de que ese alguien que me acompaña sin dejarse ver expone un motivo para exculpar criminales.
      Tal vez cruzó por mi mente una pregunta: “¿fue su caso…?” Pero no debió gustarle, pues inmediatamente dejé de sentir su presencia.
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