sábado, 5 de enero de 2008

Por el cinco de enero…

Enero. Seis. Reyes Magos
venidos de morería,
trajeron mensajería
por los montes, ríos, lagos,
aldeas, pueblitos vagos…
a la ciudad diligente.
Mira: ya cruzan el puente
y parece que han traído
para ti, recién nacido
su regalo pertinente.


Los reyes magos de oriente
han llegado el seis de enero.
Los trajo humilde barquero
y camellera paciente
que te mira sonriente.
Entra Melchor al establo.
San José busca un retablo
en el pesebre perdido,
y el Niño, que se ha dormido,
sueña el castillo de Pablo.


Que la Suerte te sonría
no lo esperes por su parte,
que tendrás que conformarte
con lo que la lotería
en el vivir te confía.
No te digo ni te cuento
sobre tu merecimiento
de soportar el envite
de que Suerte te visite…
Hoy puede ser el momento.


Reyes Magos. Seis. Enero.
Llegan de la morería
cargando paquetería
para alivio de febrero.
Entran ya por el sendero;
y ya rodean la fuente;
y se tropiezan de frente
con Álvarito y Manuel…
y con un beso de miel
te regalan su presente.


La luz que brilla en la casa.
La voz que canta y conmueve;
la que ordena; la que mueve,
mece, acaricia y abrasa
con su cariño sin tasa;
la dura como el bambú
y grácil como el tisú,
elegante, señorial
como el jazmín y el cristal…
¡Esa señora eres tú!


pbernal/
5 de enero de 2008

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