Yo no te imaginé tan renacuajo.
No estabas y, de pronto, apareciste.
Abres los ojos. Sin mirar me miras
desde tus oceánicos abismos.
Busco sin descubrir donde me llevan
los tenebrosos mares de tus ansias.
No rompas el puchero.
Ten mi mano.
Hace pucheros, y se desmigaja.
Se quiebra en balbuceos
su carita de pan.
----------
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario