martes, 17 de marzo de 2015


la espera

UN SONETO HUMILDE

Y aquí va el segundo de los cinco poemas. Es un soneto humilde.
El autor, siguiendo las premisas de Sherlock Holmes,
descubre –mientras la clase está vacía- algo elemental.

Con un te quiero en rojo, y dibujado
un corazón sangrante al que le ensarta
una flecha y un nombre, hay una carta
bajo el pupitre, en el cajón, a un lado…

El papel es de un bloc cuadriculado,
hay un número de hoja, y es la cuarta
vez que un nombre se tacha, acaso Marta,
quizás María (o Mario). No han firmado.

Hay en el suelo restos de colores,
lápices, puntas, y en un borde, usada,
una goma muy blanca de Milán.

Afuera, en el recreo, entre clamores,
risas, caídas, gritos, juegos, cada
mayo el amor se sube al tobogán.


©Jesús Urceloy / 2015


-------

CARTAS

- Lo dijo por la radio la mañana
Viernes, 10


En el amanecer de tu ventana
pinta rosas de sol la primavera.
El hálito vital del horizonte
recorta con trazado sinuoso
azul de cielo. Las estrellas funden,
en pálidos retoques del albor,
vagas cornisas, turbias chimeneas,
antenas y fachadas.
Un anuncio tirano lo revela:
la radio lo repite
y, en tu mejilla, tonos encendidos
de frío y de semáforo lo avalan.
Autobuses urbanos pone luces
a sombras derrotadas, y el tren de cercanías
en la estación en gente se desangra.
Gente que te contempla con despego.
Como si no supiera nada.
Pero la vida grita lo evidente
y desborda la calma; y todo se conjura
— miradas, risas, inocentes gestos —
enfatizando lo que no adivinan.
Tú los miras, y callas.
Te llevan en el río apresurado
por sendas, galerías, antesalas,
escaleras que bajan y que suben
en fuga de riada, avenidas y calles
que se cruzan, y chocan, y dispersan
en el amanecer de la jornada.
Te llevan y protegen.
Como si no supieran nada.

Pero grita la vida; y la radio lo dice,
y la gente lo habla
con palabras nerviosas y tranquilas
lanzadas desde todos los rincones
de la ciudad, que ya está despertada.

Tu despertar…
Con gesto decidido y luz en tu mirada,
embelesada buscas perfiles al espejo.
Te dominan temores, y preguntas
porqué grita la vida
si quieres ocultarlo a las miradas.
Para entonces el sol, enardecido
con reflejos dorados,
compite con las luces de la calle
que vibran al compás de los latidos
— sutiles y profundos—
en un nido de nubes y de gasa.



©pbaediciones

No hay comentarios: