martes, 24 de marzo de 2015

CARTAS



EL RASTRO


Memoria de la vida,
memoria de los días y la vida,
cuchillo que abre el mundo
esparciendo unas vísceras que no consigo descifrar.

Memoria de las tardes y la luz,
alumbras la mirada
eres el vigía implacable,
la brújula severa, el testigo carcelario
que anuda el tiempo en su mazmorra.

Qué buscas, memoria, qué andas buscando.
Me sigues como un perro hambriento
y tiendes a mis pies tu mirada lastimera;
husmeas, perniciosa, en el camino
el rastro de los días que fueron,
que ya no son y que jamás serán.

Te arropan los andrajos de la dicha
y la desolación te ha vuelto precavida;
memoria de la vida, memoria de los días y la vida.

©Guadalupe Grande


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CARTAS

Sábado, 11


Que no me digas no. Rizando el rizo
no es que no digas no: no dices nada
desde tu sombra, desde tu mirada,
silueta de cristal, pelo cobrizo.

¡Ay! quien te tomará. ¡Ay!, quien te hizo
tan tuya, tan ufana, tan bandera
siempre de parangón de primavera…
¿cómo no sucumbir a tal hechizo?

No dices no ni nada; (ten la tea
y enciende tu camello desolado;
—con ese cenicero ten cuidado—).

No dices nada, pero sin premura
paseas tu mirada limpia y pura…,
y ocultas otra vida, Melibea.


©pbaediciones

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