martes, 3 de marzo de 2015


Unos segundos después

EN TU CUERPO DESCUBRO


En tu cuerpo descubro, al ofrecérseme,
el rosa y el ciclamen y el violeta
de los geranios variopintos,
el dorado perfil de la cebolla,
el rojo destallar de la azalea,
la bondad de la papa,
el perfume del te,
la luz del cáñamo
y el negro resplandor del pensamiento


©jesús munárriz
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Miércoles, 8


Ante la inmensidad del mar, gozabas.
El mar te provocaba: sus venidas
te besaban los pies. Tú te apartabas
en el juego de siempre, y te reías.

En la arena palabras y mensajes
de allende el mar el mar depositaba:
sueños, ternura; restos de abordajes…
risas y músicas amontonaba.

— ¡Hola!, -dijiste al mar. Lo saludabas
igual que se saluda a un compañero.
— ¡Hola!, —le repetías—, ¡marinero!-
¡Con qué placer el mar te celebraba!

Reías y llorabas de alegría
al saber que de ti el mar se acordaba,
y al ¡hola, mar, amigo!, contestaba
el mar con olas llenas de alegría.



©pbaediciones

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