martes, 10 de mayo de 2016

Todos los días salgo de la cama


Foto Álvaro; entre el cielo y la tierra

sobre la cumbre
la mirada se pierde
tras de las aves

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LIBERTAD EN LA CAMA

Todos los días salgo de la cama
y digo adiós a mi compañera.
Vena: cuando me pongo
los pantalones,
me quito
la
libertad.
Cuando llega la noche, otra vez
vuelvo a la cama y duermo.
A veces sueño que me llevan con las manos atadas,
pero entonces me despierto y siento la oscuridad,
y, con el mismo valor, el cuerpo de mi mujer y el mío.

© Antonio Gamoneda
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25 LA ESPIGA



Hay un rincón hermoso en Córdoba Sultana
que lleva de la mano del cero al infinito;
es un caserón viejo, sensible, delicado
con el sabor a usado, y a rancio…, y a erudito.

Las puertas son de hierro forjado en una fragua
de las que no se llevan en este tiempo nuestro;
la casa es tan añeja en vía tan famosa
que cuando la penetras irrumpes en un sueño.

Asombra la techumbre. Sorprenden escaleras
que suben y que bajan vestidas de arabesco;
y el patio de vecinos con su vela de lona
para templar calores y mantener el fresco.

Un día a la semana la casa se transforma.
Se llena de guitarras, de cantos y de luna,
y suben a la troje olímpicas palabras
despabilando sombras con cánticos de cuna.

Es cálido el ambiente de sus paredes francas.
Son sólidas las mesas de tablazón de viga;
y los romanos arcos; y el noble tabernero,
Antonio, que gobierna la singular Espiga.


©pbernal

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