Divina ceremonia
es la de despedir al pasajero:
sonrisa y parsimonia
del último vagón hasta el primero.
Me dices, Vizcaíno,
mirando de reojo a la Pantoja,
que adelante el destino,
que acorte los minutos y las horas.
Comprendo, compañero,
tu prisa por llegar, mirar y ver
la cara del viajero
que pasa, desde el borde del andén:
El corro de mirones
que cerca y apabulla a la famosa;
codazos y empujones
por verla, por tocarle…, cualquier cosa.
Las niñas y los niños
con cara suspicaz y de sorpresa
llevados de la mano
con la solicitud de la Gerencia.
Ese señor tan serio
con traje de solapas y txapela;
la chica del sombrero
vestida de satén y con chinelas…
Escultural y hermosa
la de la minifalda y el carrito,
(sus senos dos pelotas
que saltan al compás de sus pasitos.)
El "yuppi"; la extranjera;
el viejo; la maleta, y el paleto…
Curiosa pasarela,
ésta que se ha inventado don Alberto.
pbernal
ferroviarios
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domingo, 19 de abril de 2009
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