Yo soy como un niño grande
lleno de fe y de respeto
por la caza, por el cante,
por el vino y…, por un beso.
Me gusta subir al monte
por sentir el aire fresco;
y al rincón donde se esconden
la guitarra y el flamenco.
Son mis manos y mi cante
poesía y sentimiento
que derramo con el arte
que llevo metío dentro.
Son mis ojos chispeantes
las aguas de un mar sereno
que reflejan al instante
alegría o desconsuelo.
En el campo, de temores
el labrador está lleno;
y debajo de la tierra,
en la mina, los mineros.
Los sudores a raudales
que me traspasan el cuerpo,
son las penas y los males
que castigan a mi pueblo.
Desgarradora y radiante
es mi voz, que canta al pueblo,
cuando digo sus pesares
con todo mi sentimiento.
Soy cantor de soleares,
de alegrías, de flamenco,
de seguidilla y verdiales…,
y del fandango soy preso.
pbernal
ferroviarios
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lunes, 13 de abril de 2009
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