martes, 26 de abril de 2016

A VECES EL AMOR TIENE CARICIAS




Foto: Álcaro: en la cuerda larga

la travesía
rastro sobre la nieve
nunca se acaba

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A VECES EL AMOR TIENE CARICIAS FRÍAS


A veces el amor tiene caricias
frías, como navajas de barbero.
Cierras los ojos. Das tu cuello entero
a un peligroso filo de delicias.

Otras veces se clava como aguja
irisada de sedas en el raso
del bastidor: raso del lento ocaso
donde un cisne precoz se somorguja.

En general, adopta una manera
belicosa, de horcas y cuchillos,
de lanza en ristre o de falcón en mano.

Pero es lo más frecuente que te hiera
con ojos tan serenos y sencillos
como un arroyo fresco en el verano.


© Antonio Carvajal
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18 MANU



Avanzas por tu cosmos, meteoro impulsivo,
a punto de zanjar la larga ruta hecha
en complicada marcha por el medido tiempo
de fulgores cromáticos y risas intuidas.
Los cálidos afectos llegaron a tus manos
igual que las canciones que te comunicaban
sin ropa ni equipaje ni cuentos ni miserias.
Te abres camino; vienes; empujas; te comprimes
y expandes, y atropellas todo lo que se oponga
al inefable avance explícito, secreto,
de tu largo periplo…
Conduces con pericia tu nave luminosa
en medio de una nada que fue todo en tu ruta,
has visto ya las luces en el final de un túnel
y allá pones el rumbo: tu meta, tu destino,
prisionero del sueño de las curiosidades.
Maniobras impaciente por virginales aguas,
impetuoso, raudo, abriéndote camino
en busca de un abrazo maternal.


Manuel, mira, muchacho, no llores todavía
y atiende los consejos que vienen sin pedirlos:
El mundo es una fragua. Todo lo funde el fuego
y luego lo somete al frío de una horma
para fijar la forma a lo que el frío quiera.
El mundo es una fragua, y al respirar candente
le aplica su gran maza para forjar la vida.
Aguanta los tirones, el trenzado, la fuerza
del golpe de la maza sobre la carne roja;
no tiembles ante el hombre que con el mal disfruta;
palpita con la suerte del débil y el ausente.
Deja correr la vida. No permitas que el éxito
te lleve de la mano por donde tú no quieras.
Aprende que no es fácil una dicha sincera;
solo es feliz quien quiere buscando la quimera,
y persevera en ello: no habrá nunca una meta.
Solo es feliz quien busca hacer caminos nuevos
y solo le limita la dicha del distinto...

©pbernal
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