domingo, 20 de septiembre de 2009

Con el primer albor
tensión, azúcar, sangre…

A una hora imprecisa el desayuno:
algo como café y unas galletas.

Algunos días, pruebas;
el paso del galeno, y el contacto
con otra realidad no inteligible.

Insípida comida; leve siesta
en una fría tarde interminable,

sangre, tensión, pastillas,

y el pasillo que mira hacia el levante
con metros de visita bulliciosa.

La merienda, ligera por si acaso

e insípida la cena.

Y el vecino ruidoso
colgado con el suero.

Qué sería del tiempo
si no me acompañara tu presencia.

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