viernes, 4 de septiembre de 2009

EL ÁRBOL


Ten en cuenta que el árbol crece en dos direcciones,
pero sólo una brinda un lugar a la sombra.

José María Cumbreño
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Quédate en las islas,
tú, la niebla desnuda
que trajo el espejismo hasta mis ojos,
que quiero volver
a ser el lienzo en blanco,
el que aguarda a su amante entre los acebos,
el que no fue torturado aún
y no conoce sino el dolor de verse abatido
una tarde de otoño.

Hace demasiados años
que espero a que mi cuerpo me sorprenda
con su peso,
con emoción, entre los arabescos de plata
o entre las voces de los supervivientes.

Quédate en las islas
y deja el brocado de ortigas para otro,
que no quiero el resplandor,
pues siempre trae la furia si refulge,
que busco ser besado en el cuello
por la boca más dulce
sin que nadie lo sepa
y no quiero ser despedido
si decido marchar.

Quisiera, antes de que desaparezcas,
que tan solo me dejes las respuestas
que preciso y que busco:
¿Qué gozo le dará el oro a los muertos?
¿Divagar es de estúpidos?
¿Debe implicarse el poeta
o solo ser la voz de cada máscara?
¿Es un tullido el triste?


Luis Felipe Comendador
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Desde la fosa común los muertos celebran misas negras.


Jesús URCELOY
urcelología
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Quisiera…


Quisiera ser el viento
que llena de colores los caminos,
alivia el sufrimiento,
dispersa los destinos
y embriaga con aroma de los pinos.

Quisiera ser el agua
que baja de las nubes a los ríos,
atempera la fragua,
verdea caseríos
y riega los trigales con sus bríos.

Quisiera ser la tierra
que cubre y atesora la semilla
en el llano y la sierra.
Y alimenta la orilla;
y a los pueblos restaña la rencilla.

Quisiera ser el hombre
enamorado; amante del placer.
Paciente; rico; pobre.
Amigo del deber.
Aquel que en mí quisieran todos ver.


pbernal
2003
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