jueves, 3 de septiembre de 2009

Hazte a la par que el beso


Hazte a la par que el beso o en el agua
o recostada sobre el verde
recién regado… siéntete desnuda
en el arroyo y flota
como las pupilas cansadas por la tarde,
cuando las meriendas y las sombras de napa…
rózame tartamuda y luego hazte madeja
sobre mi tórax
como queriendo ser lámpara o luciérnaga…

En los nidos de mármol las mujeres desnudas
amamantan silentes a los faunos
y yo siento su sombra de colimbos
sobre la espalda espesa…
muere la tarde y aún no he aprendido
a sentir lástima de mí… y me tumbo
sobre la tarde entera, que está muerta
como una mujer cansada…

Los dedos guardan siempre desmesura
para engancharse húmedos a los rincones blandos…
recorren las aristas y las rayitas lúbricas,
se adhieren
a las matas de piel que se despiertan…
y todo es apacible,
como los mangos verdes
en un frutero
o las últimas gotas de semen
que presumen un ritmo
de muerte
en la fuente del glande…

Oí llover, pero no supe dónde,
y aquel rumor sabía
a crótalo y especias…
también olí la lluvia,
como los ungulados
en la sabana seca,
y me trabé como un geranio nuevo
en ese olor de tallos y estructuras.

Hazte a la par que el olor de la lluvia,
musa, mujer entera
y con los ojos vueltos…
hazte en mí
como si fueras a los pastos nuevos
con tu camisa abierta
desabotonada,
blanca…
hazte de nuevo en mí
las palabras precisas
y los caballos,
hazte redonda e inflama
el galope tendido
del ritmo que preciso…
que mis pobres palabras
vuelvan a ser legumbres y el hartazgo,
que vuelvan a ser muslos o el esquisto…
hazte para lo incierto nuevamente,
para todo lo grávido y lo lento…
drágame con tu siempre
para que vuelva al riesgo de ensayarte
en esa eucaristía de papeles en blanco.

Quiero escribir, mi musa,
pero aún nada me indica el gesto de tus huellas.


Luis Felipe Comendador
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Desde la boca del loco el lobo se desgañita.


Jesús URCELOY
urcelología
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LUZ DEL MEDIODÍA


Ni tu nombre ni el mío son gran cosa,
sólo unas cuantas letras, un dibujo
si los vemos escritos, un sonido
si alguien pronuncia juntas esas letras.

Por eso no comprendo muy bien lo que me pasa,
por qué tiemblo o me asombro,
por qué sonrío o me impaciento,
por qué hago tonterías o me pongo tan triste
si me salen al paso las letras de tu nombre.

Ni siquiera es preciso que te nombren a ti,
siempre nombran la luz del mediodía,
la fruta, el paraíso
antes de la expulsión.


Amalia Bautista
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La patera es el medio más amable de la protesta.


Luis del Val
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Jardines de Murillo


En Sevilla. Jardines de Murillo.
Refugio del rapaz y el pajarillo

que alegremente juegan a diario
a la sombra de un árbol centenario,

descanso del anciano jubilado,
de la chacha, la novia y el soldado;

pausa de caminantes fatigados,
y cita para mil enamorados

que pasean la senda entre la gente,
desde cualquier glorieta hasta la fuente.

Ya no hay agua en la fuente.
Y a los asientos, puestos frente a frente,

(de piedras y baldosas y azulejos),
el tiempo ya les dice que son viejos.

Desprendidos, escasos y gastados,
en el suelo se ven por todos lados

pedazos de mosaico sevillano,
de losa, de ladrillo machadiano,

adornos de la fuente, destrozada.
Y una rama, del árbol desgajada.


pbernal
2003
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