lunes, 6 de abril de 2009

EL SEÑOR PEDRO

Hoy no es un día gris
-Don Pedro Peralta guía-;
las nubes tan deseadas
en los cristales salpican.
El azul se ha revestido
de telarañas calinas,
y una ventisca serrana
las zarandea y vacía.
El día se despertó
limpio de tramas lucidas,
—algún copo de algodón
eran leves adivinas
del agua-, negras lo son
ahora: y él lo decía:
—hoy lloverá, lo aseguro
por éstas—, y se dolía,
delante de su pupitre
de conducción, de la herida
restañada, rancia y seca
que en una pierna tenía,
una herida que sufrió
en San Fermín, -y le pica-,
en una noche de luna
llena, de tienta y sequía,
(según las lenguas, los topes
de una mañana perdida,
saltando de una ventana,
huyendo de cierta ninfa…),
pero no es el día gris
porque Peralta guía.


pbernal
ferroviarios
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