martes, 14 de abril de 2009

LA rutina

Las cosas se suceden en la vida
e ignoras por qué causa
a la gente, ese día,
dejas en la estacada.

No fueron avatares del destino,
tampoco el frío ni el agua,
que fue el reloj de números y pitos
quien hizo que saliera de la cama.

Una nueva jornada se despierta
y antes de que la sombra se alejara
un duende se propuso corregir
el hilo del programa.

Hay una sola vía, pocos trenes
que paran y no paran
cuando vienen y van y se dirigen
hacia distinta plaza.

El trabajo empezó. Llovía mucho.
La tierra está empapada.
Agua rebosa el mozo de amarillo
y la paquetería descargada.

Siguen su ritmo, cumplen el horario
los trenes de la pérfida mañana
y la gorra rezuma goterones
que brillan en la grasa.

Se acerca el mediodía. El agua cede.
Un rayito de azul se desparrama
y el duende que se cruza:
con un billete hace una jugada.

El umbral de la tarde. Ferrobuses
cruzan en la parada.
Viajeros bajan, suben y lo pierden
en medio de la nada.

Hay días que no estás para las duras
y ves que se desgajan
los planes que tan bien habías tejido
con tela y hojarasca.


pbernal
ferroviarios
---

No hay comentarios: