martes, 24 de abril de 2007

POEMA DON QUIJOTE

Lo que escribí y posteriormente leí sobre Cervantes y el Quijote en el Hospitalillo de San José, el día 23 de abril, en Getafe.

YO, MIGUEL DE CERVANTES

Yo, Miguel de Cervantes y Saavedra,
considerado novelista, poeta y dramaturgo,
llamado Príncipe de los Ingenios,
estrené primavera en un otoño madrileño del siglo XVI,
Santa María la Mayor me dio cobijo.

Me guardé el equilibrio y la armonía,
e ignoré, del Renacimiento, la mesura;
la picaresca del Barroco hallé,
estilo y arte italos se grabaron en mi alma.

Admiré a Fernando de Herrera y a Garcilaso
contra Lope de Vega soñé.

Mis vivencias de Lepanto, gran batalla, -envidia naval de los tiempos todos-
el cautiverio de Argel y una mísera existencia
en Andalucía, Lisboa y África, y tantos golpes recibidos
hicieron fraguar en mi mente humanista a un sosegado
hidalgo de nombre Alonso Quijano el Bueno,
convertido más tarde en el insigne
Caballero Don Quijote de la Mancha,
deshacedor de agravios, sinrazones.


Doy comienzo al soneto que trasiega
con estrambote
el Carpe Diem de mi Quijote.



HIDALGO DON QUIJOTE

Hidalgo Don Quijote de la Mancha
el loco que provoca, a veces, risa
humano, espiritual, noble; precisa
cerebro de Cervantes por la Mancha.

Se incendió con novelas tu mente ancha
bebiste de los libros muy deprisa,
en trance tu mirada ya divisa
aventuras que el horizonte ensancha:

gigantes disfrazados de molinos
ovejas, encantadas, cual centella
ensueños y fantasmas en un coso

cargado de batallas, y caminos
sembrados de injusticia. Mas por ella,
tu amada, Dulcinea del Toboso,

irás caballeroso
derrotando culpables con tu espada.
Tu muerte, con tu vida, será ahogada.


Mercedes Amodeo

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