os mando, mis queridos, este piropo: dar clase con vosotros es un himno a la vida y a la risa. no sabéis lo importante que es para mí el taller. desde la oscuridad de la difícil búsqueda compartida a la felicidad de compartir pasiones, cada minuto de estos lunes amplios se convierte en delicia. gracias, entonces. sin vosotros, ¿qué?
y ahora vamos allá con ese tema de la verdad, la verosimilitud, los imaginarios...
LO POCO QUE ME IMPORTA UN ALEJANDRINO
Pensé saberlo todo, y arruinaba
los días persiguiendo caminos enlodados.
Enlodados, he dicho, y quise decir sólo
solitarios caminos de noche y peregrinos.
Pensé cambiar de ropa, y era el cambio
lo único permanente. Recorría
los lodos de otros pasos, ni siquiera
los pasos eran míos.
Pensé que en los poemas
(Kavafis, Joyce, Cernuda, Biedma, Pessoa, Andrade)
habitaban las cosas que más quería, o quise
las cosas que habitaban los versos más extraños.
Quise ser tren de dicha, aurora, o simplemente
letra que no se pierde tras la tormenta. Quise
que la meta no fuese Ítaca, ni Brindisi,
aunque Brindisi sea
una palabra esdrújula y rompa el alejándrino,
pues se pronuncia Bríndisi y no hay trampa que valga.
Caí entonces en la trampa más ciega y más oscura.
Pensé saberlo todo, y una sola
tarde sin el amor que me inventaba
sirve para quitarme las máscaras, los hilos
de Ariadna, de Vulcano
las fraguas, tanta mitología
ardiendo entre las llamas
de una hoguera más falsa
que la vida. Nos miente, sí, nos miente
(como mienten Kavafis, Joyce, Cernuda, Biedma, Pessoa, Andrade),
y entonces los poemas parecen más serenos,
mucho más ciertos, pero
no. No debiera
desconfiar de todo, pero es que
esto es solo un poema y, la verdad,
no debiera pedirle la verdad a un poema.
miércoles, 11 de abril de 2007
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2 comentarios:
Gracias. Creo que quien tiene la suerte de compartirte somos nosotros.
Que bien leerte, disfrutarte, escucharte cada lunes, que bien que existas para que la vida sea menos mentira.
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